Trata de Personas
Rescatan a quinceañera víctima de trata de personas: ya iba en un bus rumbo a frontera colombo- ecuatoriana
La Policía interceptó el vehículo en el que iba la menor a Ipiales, Nariño. Había iniciado su recorrido en Cúcuta.
Como si se tratara de una película de acción, los padres de una jovencita de 15 años hicieron todo lo posible para que las autoridades lograran frenar a la banda de criminales que se llevaron a su hija con engaños. Fueron varias horas de recorrido las que hizo la menor por las carreteras colombianas. La joven, que reside en Cúcuta, Norte de Santander, fue rescatada por la Policía muy cerca de la frontera con Ecuador.
Según las investigaciones, la familia de la menor atraviesa por una difícil situación económica, lo que fue aprovechado por la red de trata de personas para ofrecerle a la adolescente trabajo de mesera. En realidad, se trataba de un anzuelo para someterla, según los investigadores de la Policía Metropolitana de Cali, a maltratos y abusos.
“La joven de 15 años habría atravesado todo el país en busca de una supuesta oferta de trabajo. Sin saberlo, pudo haber sido llevada hasta Ecuador o Perú con fines de explotación sexual o laboral”, señaló la Policía en un comunicado.
Las mismas autoridades calificaron el rescate como una obra de ciencia ficción, que requirió una acción coordinada de la Policía Nacional. Luego de conocer el reporte del caso y de su posible ubicación en el terminal de transportes de la capital vallecaucana, unidades adscritas al Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes de la estación La Flora acudieron de manera inmediata y lograron establecer que el vehículo en el que viajaba la menor de edad ya se encontraba en marcha hacia la ciudad de Ipiales (Nariño).
El tiempo estaba contado, los uniformados disponían de solo minutos antes de perder el rastro de la joven y no escatimaron esfuerzos para salvarla del peligro al que se dirigía. En la ciudad fue activada una alerta que permitió la ubicación del bus a su paso por la Comuna 11.
Ya en el sitio, la patrulla abordó el vehículo y encontró a la adolescente, quien viajaba sola. Fue dejada bajo protección del grupo de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana Santiago de Cali y los uniformados activaron la ruta para el restablecimiento de sus derechos. Se espera que en las próximas horas pueda estar de nuevo al lado de su familia.
La menor había sido contactada a través de redes sociales por personas desconocidas que le prometían trabajo y estabilidad económica, lo que alertó a sus familiares, que dieron aviso. La investigación de las autoridades hizo posible establecer que se trataría de una red de trata de personas que pretendía sacarla del país con fines de explotación sexual o laboral en Ecuador o Perú.
La institución hace un llamado a las familias a mantener el diálogo, a tener especial cuidado con los sitios que visitan en la web, al uso responsable de las redes sociales, así como a dar aviso oportuno de hechos que puedan poner en peligro el bienestar de los niños, niñas y adolescentes.
Cabe recordar que la trata de personas es uno de los flagelos más crueles de los que están siendo víctimas colombianas que buscan una mejor oportunidad en el exterior. SEMANA conoció en exclusiva el dosier de la representación diplomática del gobierno de Iván Duque en el Distrito Federal (D. F.), y las recientes movidas que se adelantan ante las autoridades mexicanas para evitar que las investigaciones queden en la impunidad, como ha ocurrido hasta ahora. En todos los casos denunciados, hay elementos comunes: propuestas laborales con salarios altos, facilidad a la hora de obtener los documentos para viajar, engaño sobre la actividad que debe realizar, retención de los documentos de viaje, coacción, amenazas, violencia física y psicológica, esclavitud sexual, restricción absoluta de la libertad y unas “condiciones laborales” indignantes. Por si fuera poco, cada mujer víctima que aterriza en México adquiere de entrada una deuda de unos 120.000 pesos mexicanos, es decir, 22 millones de pesos colombianos.
La mayoría de las víctimas llegan a territorio azteca procedentes principalmente de Antioquia, Bogotá, Quindío, Risaralda y Tolima, y las desapariciones de las colombianas ocurrieron sobre todo en Ciudad de México y los estados de México y Nuevo León. Otras mujeres aparecieron muertas en extrañas circunstancias. La Justicia mexicana poco o nada se ha interesado por esclarecer estos casos, y detrás hay intimidaciones, amenazas y sobornos. El país hasta ahora empieza a conocer la magnitud de esta tragedia.