POLÍTICA
¿Por qué la consulta anticorrupción ganó aunque no pasó?
Estos fueron los 10 grandes obstáculos a los que se enfrentó esta iniciativa que superó los 11 millones de votos. No era para nada fácil.
Los resultados de la consulta anticorrupción son inesperados, casi épicos. Ningún analista había contemplado que el mecanismo pudiera rozar el umbral. El reto de los promotores de la consulta anticorrupción, en la víspera, ya se presentía como una quijotada. Convocar a 12,1 millones de votantes, la tercera parte del censo electoral, un 20 por ciento más de los apoyos con los que Iván Duque llegó a la presidencia. Y hacerlo en un país con un abstencionismo enraizado, sin las maquinarias de los partidos moviendo la jornada y sin el apoyo de todos los líderes que direccionan el voto de opinión. Les faltó muy poco, menos de un millón de sufragios.
La consulta no será vinculante, el Congreso no volverá norma las preguntas que estaban contempladas en el tarjetón. Sin embargo, es una victoria política para todos los que la promovieron. Desde Claudia López, quien estuvo a la cabeza de la recolección de firmas para llamar a las urnas, y el resto de la Alianza Verde. También Jorge Robledo y Antanas Mockus, y hasta Gustavo Petro, que la apoyó sin hacerle una campaña intensa.
Estos son los grandes obstáculos a los que se enfrentó la consulta, y que hacen que su resultado tenga tintes de hazaña política.
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1. Abstencionismo
El primer rival era el abstencionismo. Hace dos meses, en la segunda vuelta presidencial, la abstención fue del 46 por ciento. Todo un hito, el porcentaje más bajo en 40 años. Un récord como ese se logró en un ambiente muy politizado y polarizado, con grandes electores en la cancha, como Gustavo Petro y Álvaro Uribe, entre varios más. Aún así, casi la mitad de los colombianos no fueron a votar. La consulta tenía que vencer la abstención con un tema como la corrupción que, si bien mueve a los colombianos, no despertaba las pasiones que se vivieron en las presidenciales. A eso se suma que el umbral que se necesita para aprobar las consultas populares es muy alto: 12 millones de votos en esta oportunidad. Esto es mucho más de lo que sacó Iván Duque para ganar la presidencia.
2. Sin maquinarias
Una buena porción de los votantes se mueven por las maquinarias. La consulta fue respaldada por partidos que tienen también su estructura: la Alianza Verde, por ejemplo, que cuenta con 18 congresitas, y muchos otros parlamentarios que lo apoyaron por su cuenta. Sin embargo, no hubo un gran movimiento de los partidos para promoverla.
"No hay el despliegue logístico. Solo a punta de discurso y de ideas un político no logra que un cuiudadano le vote. En muchas partes del país los políticos aceptan que es necesario casi que subirlos al bus para que voten", explica Camilo Vargas, de la Misión de Observación Electoral (MOE).
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Contrario a las elecciones, en la consulta no hay reposición de votos y los patrocinios fueron escasos. No hubo dinero para promocionar la consulta ni para mover a los sufragantes durante la jornada definitiva. Ni hablar de la ausencia de las maniobras ilícitas, la compra de votos, el clientelismo, con el que se suelen ganar votos. Muchos votantes acuden a las urnas, sobre todo en las elecciones regionales, porque algún candidato le puede garantizar un puesto a él o a un familiar, o le puede representar algún otro beneficio directo.
3. Eleccionitis
En menos de 12 meses, los colombianos han sido convocados a las urnas hasta en cuatro oportunidades. Desde la consulta liberal de octubre, las elecciones de Congreso y las consultas interpartidistas de marzo, la primera vuelta de las presidenciales en mayo, y la segunda vuelta en junio. Cinco elecciones en un menos de un año en un país en el que la abstención alcanza el 50 por ciento. El electorado se desgasta.
4. Uribe, el ausente
El expresidente primero apoyó la consulta, después prefirió los proyectos anticorrupción propuestos por el presidente Iván Duque. Uribe que tuvo la capacidad de movilizar 6 millones de votos por el No al plebiscito, y que tiene el título del senador más votado de la historia, terminó declarándose contra la consulta. "No voto la consulta engañosa y he cuidado con transparencia y austeridad los recursos del Estado a lo largo de mi carrera pública", dijo.
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Con esa frase Uribe le pegaba al corazón de las dos críticas más grandes que ha despertado la consulta. Luego, cuando la jornada electoral apenas comenzaba, sus trinos revelaron que, más allá del disenso sobre el fondo de la consulta, lo que lo aparta de la misma son los promotores que hay detrás: "El dr Petro me acusa de delitos de lesa humanidad, clama para que me lleven a la cárcel y para eso hace gastar 300 mil millones (sic)" , escribió. Minutos después agregó: "La sra López me acusa de fundador del paramilitarismo, de utilizar paramilitares para asesinar a mis opositores, y para convalidar su infamia obliga a gastar 300 mil millones de los recursos públicos".
5. ¿Y Petro?
Gustavo Petro fue el fenómeno electoral del año. Sacó ocho millones de votos en la segunda vuelta y cautivó a muchos con un discurso anticorrupción. Aunque invitó a votar por la consulta, no se fotografió junto a Claudia López y los demás promotores. Apoyó la consulta pero no se la jugó por promoverla con discursos, o incluso a punta de trinos, como sí movió su campaña.
6. Claudia y el tinte político
Claudia López fue el principal rostro de la consulta y su propósito era el de unir a todos los colombianos contra la corrupción. La excongresista de la Alianza Verde es de amores y odios, y así como muchos colombianos salieron a respaldarla, otros preferían verla derrotada. Y como en las urnas siempre se sacan réditos políticos, sus contradictores optaron por abstenerse de participar en la causa.
7. Desinformación y noticias falsas
A pesar del esfuerzo de los promotores, muchos colombianos no se enteraron de la consulta. Los ciudadanos tampoco conocen los mecanismos de participación consagrados en la Constitución. Además, esta era una elección compleja, cada pregunta tiene su umbral y su quorum.
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También hubo mentiras alrededor de la consulta. Se dijo que sus promotores recibirían millones por la reposición de los votos, que a la par que se les bajaría el salario a los congresistas, se les reduciría a los trabajadores. También se calificó a la consulta bajo el ya usual caballito de batalla del castrochavismo y se dijo que con la consulta, se buscaba ungir a Claudia López como candidata a la alcaldía de Bogotá.
8. ¿Innecesaria? ¿Populista?
La consulta tuvo un amplio sector de criticos que la consideraban una herramienta política previa a las elecciones regionales que se avecinan. Algunos expertos sostenían que los siete puntos no eran efectivos para la lucha contra la corrupción y que por ejemplo, reducir el salario de los congresistas era una iniciativa populista, pero intrascendente. Otros señalaban que la mayoría de los instrumentos estaban ya en la ley. Entre ellos estaban por ejemplo, utilizar pliegos tipo en licitaciones, la aspiración de hacer obligatoria la declaración de bienes al ingreso y dejación de funciones públicas y las sanciones a las personas que incurrieran en actos de corrupción.
9. El alto costo
Muchos colombianos tampoco estaban de acuerdo con los altos costos en los que tenía que incurrir el Estado en esta consulta. La registraduría los avaluó en cerca de 350.000 millones de pesos. Quienes defendían el mecanismo, sostenían que la democracia cuesta y que se pierde mucho más dinero en la corrupción que azota al país. Otros creían que era innecesario invertir esas sumas para temas que podrían tramitarse por otros medios. La consulta revivió el debate de la elección de candidatos del Partido Liberal de la que salió finalmente elegido Humberto de la Calle y que costó en su momento 40.000 millones.
10. El voto antioqueño
Es el fortín del uribismo, y sin la bendición del expresidente, lograr un buen resultado allí es una proeza. Ese departamento fue clave para definir la victoria de Iván Duque sobre Gustavo Petro en las presidenciales. En la consulta estuvo lejos de pasar el umbral.
Escuche el análisis de la consulta entre María Jimena Duzán y Cristina Castro: