ELECCIONES 2018

Bogotá, la capital del voto distinto

En la ciudad ganaron los verdes, la lista decente sobrevivió gracias al electorado capitalino y varias caras nuevas alcanzaron curules en el Congreso. En contraste con el total nacional, Petro sacó más votos que Duque y Mockus más que Uribe.

13 de marzo de 2018
| Foto: Fotomontaje SEMANA

Bogotá votó a contracorriente. Mientras los partidos tradicionales y las grandes maquinarias se impusieron en la mayor parte del país, en la capital, las tendencias alternativas y las caras nuevas conquistaron los sufragios. Los electores de la ciudad se decantaron por el voto de opinión, como ha sido recurrente en las últimas décadas, y de paso le salvaron la papeleta a un par de movimientos que, sin la fuerza del electorado bogotano, se habrían visto en apuros para pasar el umbral.

La gran ganadora fue la Alianza Verde, que se batió tú a tú con el Centro Democrático. En el país obtuvo 1,3 millones de votos (más del doble de los obtenidos en 2014), y de esos, 541.000 los marcaron en Bogotá. Una de las claves para la victoria fue haber sumado como cabeza de su lista a Antanas Mockus, quien terminó jalando los demás renglones verdes y demostró que su capital político en la ciudad sigue vigente. De los 537.000 votos que obtuvo, sacó 326.000 en la ciudad de la que fue alcalde dos veces.

Solo un senador fue electo con más sufragios: Álvaro Uribe, que de paso se convirtió en el congresista con más votos en la historia del país. Pese a que se le impuso en el global, Mockus le ganó en Bogotá. De hecho, casi lo duplicó. Ese impulso le sirvió a la Alianza para consolidarse como el partido, por fuera de la derecha, con más fuerza en el Senado, donde alcanzó 10 curules, el doble de las del Polo.

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En la Cámara, los Verdes pusieron 431.000 votos. El partido de Uribe sumó 40.000 votos más, pero a la larga el balance también es favorable, pues aumentaron en 1 los 3 representantes de la Alianza que tienen asiento actualmente en la Cámara. Aunque la mayor votación de la lista fue la de un viejo conocido, Inti Asprilla, actual representante y cercano al Progresismo, sorprendieron las votaciones de dos debutantes en las campañas congresionales.

Juanita Goebertus, quien ha hecho carrera junto al excomisionado de paz, Sergio Jaramillo, alcanzó 82.000 votos. Una votación alta para la Cámara -incluso superior a la de muchos de los que resultaron electos en el Senado- más si se tiene en cuenta que llegó de un mundo más técnico que político. De hecho, los últimos años los dedicó a contribuir en el diseño de la justicia transicional sobre la que se erigió el acuerdo de La Habana y a la que se someterán los actores involucrados en el conflicto.

La otra votación destacada (62.000 apoyos) fue la de Luvi Katherine Miranda, quien surgió en la política como una de las coordinadoras de la Ola Verde que impulsó a Mockus a la segunda ronda presidencial en 2010. Aunque tenía experiencia en campañas, era la primera vez que aspiraba a ser la elegida.

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El otro movimiento que tomó impulso en la capital fue la Coalición de la Decencia, que aglutinó al Progresismo, la ASI, la UP y el MAIS, y que aunque acaba de nacer, se dio el lujo de derrotar a los tradicionales de siempre (liberales y conservadores) y a los tradicionales de la última década (Polo y Cambio Radical). Esas victorias, sin duda, fueron apalancadas por la figura del exalcalde Gustavo Petro y también sacaron réditos del movimiento que busca la revocatoria del alcalde Enrique Peñalosa.

De hecho, sin los 234.000 votos obtenidos en Bogotá, los 287.000 que conquistaron en el resto del país no les habrían alcanzado para pasar el umbral del Senado. Las cuatro curules que lograron serán ocupadas por caras totalmente nuevas en el Congreso, entre estos el escritor Gustavo Bolívar y la líder de la UP Aída Avella, quien se quemó para el Concejo de Bogotá en 2015 y ahora logró 57.000 votos, casi la mitad de estos en la capital.

En la Cámara por Bogotá pusieron también dos caras nuevas: la de María José Pizarro, hija del inmolado líder del M-19, Carlos Pizarro, y la del académico David Ricardo Racero. Un balance positivo si se tiene en cuenta que la lista apenas se terminó de formar a finales del año pasado y que está compuesta por relativos desconocidos. Ahora, con la fuerza de Gustavo Petro, su impulsor, también es cierto que habrían podido esperar un par de curules más en la Cámara de la capital.

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De hecho, entre todos los candidatos que participaron en las consultas interpartidistas, Petro fue el ganador en Bogotá. Con 678.000 votos no solo multiplicó por cuatro los apoyos de su rival directo, Carlos Caicedo, sino que obtuvo 60.000 más que Iván Duque, quien en la votación nacional le sacó más de un millón de diferencia. Una votación más en la que Bogotá se comportó en contravía al resto del país.

En la otra cara de la moneda, una de las tendencias alternativas pero que ya se había vuelto tradicional en la capital, el Polo Democrático, se estancó, en gran medida porque terminó dividiendo simpatizantes con la lista decente y la creciente fuerza verde. Obtuvo casi los mismos votos para el Congreso que en 2014, pero perdió una curul en la Cámara. El sacrificado fue el actual representante Alirio Uribe.

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Las votaciones de los movimientos de centro y de izquierda terminaron jaladas por dos figuras reconocidas y populares en la ciudad: Mockus y Petro. Pero entre sus listas, los que sorprendieron fueron los rostros nuevos, varios de ellos de mujeres. Eso no significa que los partidos y las figuras tradicionales no hayan conseguido lo suyo en la capital. Solo para poner un ejemplo, Horacio José Serpa, el hijo del excandidato presidencial rojo, logró dar el salto del Concejo de la ciudad al Senado. Si bien consiguió una buena porción de sus 91.000 votos en su natal Santander, en la capital obtuvo la tercera parte de su total.

Lo concreto es que en la capital la pelea es más reñida. Las maquinarias fuertes y los partidos tradicionales tienen lo suyo, pero las figuras nuevas y las tendencias de centro y de izquierda son más fuertes que en ningún otro lugar del país. Bogotá, en materia electoral, se mueve en contravía.