ANÁLISIS
Antioquia, la retaguardia conservadora
El Centro Democrático salió más que victorioso en tierra del expresidente Álvaro Uribe Vélez: la mayor votación para Senado y Cámara, sin contar con que Iván Duque arrasó en la consulta.
La mala planeación de la Registraduría Nacional con los tarjetones de las consultas interpartidistas en el departamento de Antioquia explotó exactamente en un lugar: el puesto de votación de la universidad Eafit, en el sur de Medellín, donde se concentra un buen caudal electoral del uribismo. A las 10 de la mañana se anunció que no había más tarjetones de la consulta de la derecha y los presentes estallaron en protestas.
Algunos incluso llegaron a decir que este era el inicio del castrochavismo en Colombia, el primer paso para convertirse en una Venezuela. Mientras tanto, los tarjetones de la consulta de la izquierda seguían apilados, intactos. Después se agotaron los tarjetones en otros puestos de votación y no se hicieron esperar las cadenas de Whatsapp que alertaban por un supuesto fraude.
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El problema de planeación mostró dos cosas que permanecían bajo tierra. La primera es que el discurso sobre el fantasma del castrochavismo ha calado hondo en el alma de los paisas. Y la segunda, que “el que diga” Uribe sigue siendo el candidato favorito en Antioquia desde hace ocho años: lo fue Juan Manuel Santos, lo fue Óscar Iván Zuluaga, lo fue el No en el plebiscito y ahora lo son Iván Duque con el 73 por ciento de los votos y el Centro Democrático como el partido más votado en las elecciones para el Senado. Duplicó al segundo partido de la región, el Conservador.
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El analista Diego Corrales dijo que no es ninguna sorpresa el triunfo de Duque, pues corresponde con la tendencia electoral paisa: “Si se miran las elecciones de 2014 Antioquia pone la quinta parte de la votación del Centro Democrático a nivel nacional y eso está representado en la buena votación para Cámara y para Senado. Ellos tienen 4 senadores, 6 representantes a la cámara, 7 diputados y 6 concejales en Medellín y ocuparon el segundo puesto para la Gobernación de Antioquia en 2015. Todo eso muestra la importancia del Centro Democrático para los antioqueños”.
Por otro lado, Corrales aseguró que aunque esta es una votación muy importante para el Centro Democrático a nivel nacional, es claro que Antioquia es la gran retaguardia del expresidente Uribe y como evidencia estuvo el problema de los tarjetones, pues los ciudadanos se unieron para actuar como un gran grupo veedor: “Antioquia sigue siendo la retaguardia conservadora, arriba están el Centro Democrático y el Conservador, que son los de más votos, y eso va a jugar mucho para las presidenciales”.
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Y es que ni siquiera el peso tradicional del partido Conservador en el departamento pudo hacerle frente al Centro Democrático, que para la Cámara de Representantes se llevó el mayor número de curules con más del 31 por ciento de los votos. Es decir, la verdadera nueva fuerza conservadora de los antioqueños es el partido del expresidente Álvaro Uribe. Este durante la campaña se tomó el trabajo de ir a todas las subregiones de Antioquia para acompañar a sus ignotos candidatos, y estos aprovecharon la imagen del líder de partido en sus piezas publicitarias. Los ciudadanos se fijaban más quien tuviera las frases “el de Uribe” o “el que está con Uribe”, que en cualquier otra cosa.
Pese a esa fuerza, Antioquia no es monocromático y en el panorama permanecen clanes conservadores como los que apoyan a Juan Diego Gómez y como algunas curules del partido Liberal. Según el investigador Ariel Ávila, en el departamento seguirán “los mismos con las mismas corrupciones. Los mismos son los Suárez Mira, es Guillermo Palacios, es Julián Bedoya. Esa es la gran conclusión. En Antioquia el discurso del castrochavismo penetró más que el discurso de la anticorrupción, como en todo el país. En Antioquia los niveles de participación en la política y el discurso del castrochavismo están llevando a que se elijan los mismos”.
Por otro lado está Sergio Fajardo, quien como exalcalde de Medellín fue aplaudido y admirado, pero como exgobernador tuvo una gestión opacada de algún modo por las revelaciones de Luis Pérez sobre el supuesto desfalco de Antioquia, caso que finalmente no se resolvió. El apoyo a Fajardo no fue gran cosa en estas legislativas, y Ávila explica que “es un voto de opinión disgregada muy concentrada en la figura que el mismo Fajardo ha creado sobre sí, entonces esos votos no son endosables, sólo puede meter ahí a Iván Marulanda, que se ha convertido en su escudero”.
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Peor las cosas no están perdidas para Fajardo, pues un sector de los antioqueños ve en el exgobernador una postura mesurada. Pero todo depende de lo que pase de ahora en adelante. Ávila cree que una alianza con Humberto de la Calle es más que necesaria para el candidato: “Yo sí creo que Fajardo va a repuntar, no porque tenga una excelente campaña o porque tenga mucha fuerza parlamentaria sino porque mucha gente que no quiere ninguno de los extremos va a llegar a votar por él”.
Aunque el uribismo es muy fuerte en Antioquia, Fajardo ya demostró en otras oportunidades su talante para conseguir en tierra de conservadores un voto de opinión de entre el centro y la derecha. Al fin y al cabo todavía quedan dos meses de debates, campañas e ideas.