VALLE DEL CAUCA

Reviven al club San Fernando, un tesoro caleño que enterró 'Chupeta'

Luego de caer enredado en la maraña de testaferros del narcotraficante Juan Carlos Ramírez Abadía, la emblemática sede social volverá a sus dueños, tras cinco años de batallas legales y amenazas de muerte.

13 de noviembre de 2012

Un buffet valluno y una misa oficiada por el obispo de Cali, fue el acto de desagravio con el que los antiguos socios del prestigioso club San Fernando, revivieron la sede social, tras cinco años de una penosa batalla jurídica luego de verse envuelto en un escándalo de lavado de activos con testaferros del narcotraficante Juan Carlos Ramírez Abadía, alias 'Chupeta'.

El club, fundado hace 87 años y donde se hacían las rumbas más exclusivas y con orquestas en vivo, fue inmortalizado por el maestro Lucho Bermúdez en su porro 'San Fernando'. Pero a partir de 2006 todo ese prestigio se evaporó cuando el nombre de Chupeta se posó sobre su fama y el prestigio de los 400 socios. Por eso hoy muchos caleños se preguntan ¿cómo pudo la mafia infiltrar tan selecto club?

La verdad es que la mafia no lo infiltró sino que lo compró para demolerlo y convertirlo en un exclusivo centro comercial de la ciudad; al menos ese era el propósito hasta que las autoridades descubrieron la poderosa operación con la que el capo pretendía lavar miles de millones de pesos.

Todo ocurrió en 2006 cuando el club atravesaba por una aguda crisis económica que obligó a sus socios a vender el más preciado tesoro: Los 24.000 metros cuadrados de la sede. En asamblea aprobaron la venta por 21.500 millones de pesos en efectivo.

Hasta ahí todo iba viento en popa, pero los nubarrones aparecieron cuando los socios se enteraron que la junta directiva del club hizo el negocio, pero por menor valor, 18.462 millones de pesos según escritura, y recibieron casi la mitad de esa suma en propiedades, como forma de pago. Además, el poco efectivo que entraría a la caja, algo así como 2.800 millones, estaban respaldados por un cheque posfechado que nunca pagaron.

Ese mismo año estalló un escándalo en la ciudad porque el Concejo cambió el uso del suelo del sector donde está el club, para darle vía libre a un centro comercial. El proyecto se aprobó en medio de versiones que insinuaban que en esa sesión del Concejo circuló un maletín con mucho dinero y quedó la sensación que la compra del club estaba amarrada a ese acuerdo.

Pero la peor parte de la tormenta llegó en 2008 cuando se enteraron que el comprador, Bernardo Pinzón Rivera, era un hombre a quien la Fiscalía le seguía la pista como testaferro de Chupeta. De hecho, ese año los bienes del señor Pinzón fueron sometidos a extinción de dominio, entre ellos el club y uno de los seis inmuebles que entregó como pago. Para desgracia de los socios del San Fernando, el señor Pinzón fue asesinado en septiembre de 2008, en España.

En medio del escándalo emprendieron una batalla jurídica en tres frentes que les valió serias amenazas de muerte, "nos mandaron a decir que estaban muy molestos y que no respondían", recordó Víctor Hernández, representante legal del club. La estrategia consistió en una demanda por estafa contra Pinzón y los miembros de la junta que avalaron la negociación; otra de nulidad por causa ilícita, ya que el negocio sirvió para que lavaran dinero y la tercera donde se declararon víctimas en el proceso de extinción de dominio. Todos pendientes de fallo.

Pese a que desde el 27 de enero de 2011 la Dirección Nacional de Estupefacientes, DNE, ya había designado a la Corporación Club San Fernando como depositaria del inmueble, solo hasta el pasado 20 de octubre lograron ejercer como tal, debido a que los anteriores secuestres del predio dilataron la entrega a punta de tutelas.

Aunque hoy no existe un ápice de lo que era el club, y en ese sitio solo se aprecia un lote enmalezado con apariencia de cementerio, los socios reconstruirán la sede social y esperan desarrollar todo un complejo empresarial, con hotel, consultorios, oficinas y parqueaderos, "una vez la justicia nos lo devuelva legalmente", precisó Hernández, tras aclarar que los cerca de 90.000 millones que cuesta el proyecto, ya están fondeados.

Solo el tiempo dirá si el haber caído en manos de testaferros de Chupeta, impedirá que el San Fernando vuelva a ser "el club más popular de la tierra soberana", como dice el porro de Lucho Bermúdez.