Inseguridad
Robos, muerte y dolor: así operan las bandas criminales que tienen asfixiada a Cali
Cali se enfrenta a un coctel criminal que tiene atemorizada a la ciudad: caravanas de ladrones en moto no solo roban, sino que les disparan a sus víctimas. El asesinato de una madre es uno de los casos más tristes.
Sandra Barona lo intentó todo para salvar a su hijo. Su esfuerzo fue un instinto maternal de esos que son capaces de anteponer su vida sobre cualquier cosa. En la acción de defensa, grabada por cámaras de seguridad, no hubo tiempo de planificación, de evaluación de daños o de diálogo. Ella se abalanzó como pudo hacia los dos ladrones que tenían encañonado al joven en la puerta de la casa y trató de protegerlo, pero murió en el intento.
Los hechos ocurrieron en la noche del pasado 17 de enero, en el barrio Villa del Lago de Cali. Los ladrones le pusieron una pistola en la cara al joven para robarle su motocicleta, pero Sandra escuchó la algarabía y salió.
La madre corrió tras los ladrones para evitar su escape y lo logró, luego hubo forcejeo, disparos de arma traumática y la escena desgarradora que conmocionó a Cali: Sandra, de 40 años, cayó desplomada ante la mirada de su hijo que intentó auxiliarla y la trasladó a un centro asistencial. Ya era tarde, murió segundos después del impacto.
La incertidumbre por la crueldad de los ladrones se ha apoderado de Cali. Los delincuentes, que en su mayoría se transportan en motos semiautomáticas, están dispuestos a todo. El fenómeno está disparado: las denuncias por hurto han aumentado un 14 por ciento con respecto al año anterior.
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Cámaras de seguridad han dejado en evidencia el modus operandi de los ladrones a bordo de estos vehículos. En ocasiones, el hurto es a través de raponazo, y en otras, que son las que más preocupan, atacan en gavilla y fuertemente armados para cerrar cualquier posibilidad de escape de la víctima.
Hasta seis motocicletas le cercan el paso a ciudadanos que van a pie y a conductores. Después desenfundan armas traumáticas modificadas y piden, en medio de insultos, que les entreguen las pertenencias. El secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Jimmy Dranguet, le contó a SEMANA que estos grupos de ladrones antes de atacar, merodean la zona e identifican a su víctima.
Esta labor la hace una sola persona, quien luego da aviso a la gavilla para que procedan al violento robo. Las motocicletas que usan para cometer los hurtos son pequeñas y de bajo cilindraje, tienen placas modificadas o tapadas, están gemeleadas, es decir, tienen clonado el número de patente de otro vehículo, no cuentan con la documentación de rigor y muchas veces son robadas.
¿Cómo operan? Estas motocicletas con líos judiciales solo estarían siendo usadas en los momentos de los robos y escapes. Los ladrones salen de sus barrios de origen a bordo de vehículos con todo en regla para evitar levantar sospechas y llegan hasta guaridas concertadas donde tienen ocultas las motos destinadas a los hurtos. Una vez cometen los robos, se esconden en parqueaderos y bodegas.
Los ladrones están saliendo de las comunas 18, 20 (Siloé) y 21 (Aguablanca) a hacer de las suyas, principalmente, en las comunas 2, 17 y 19, asegura Dranguet. Sus horarios predilectos son entre las 5 y las 10 de la mañana y entre las 4 de la tarde y las 8 de la noche.
En este momento las autoridades tienen plenamente identificadas a tres bandas, pero podrían ser más. Según los perfilamientos que han hecho, los ladrones motorizados no se dedican de tiempo completo a las actividades delictivas, sino que lo hacen en espacios libres, pues la mayoría tendrían empleos convencionales. Cuando no están delinquiendo se dedican a la mensajería.
“Comenzaron como ladrones ocasionales para obtener dinero extra al de sus trabajos”, dijo el general José Daniel Gualdrón, comandante de la Policía Metropolitana de Cali. En medio de todo este coctel delictivo, murió Sandra, la madre que dio su vida por la de su hijo. Las autoridades están tras la pista de los culpables.