NACIÓN
Rodrigo Londoño, Freddy Rendón y Daladier Rivera Jácome piden perdón por niños víctimas en la guerra
Este viernes, en Medellín, la Comisión de la Verdad organizó su Tercer Encuentro por la Verdad. En el centro estuvo el reconocimiento de los impactos del conflicto armado en niños, niñas y adolescentes en Colombia.
Este viernes 22 de noviembre, en la Bodega-Comfama, en el barrio Perpetuo Socorro de Medellín, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición organizó su Tercer Encuentro por la Verdad. El tema central del evento, que reunió a más de 500 personas, entre figuras de la política, el liderazgo social y el Estado, se concentró en el reconocimiento de los impactos del conflicto armado en niños, niñas y adolescentes.
El primer encuentro, que se llevó a cabo en junio, se había enfocado en el reconocimiento de las mujeres y personas LGBTI víctimas de las violencias sexuales en el conflicto armado. Y el segundo, en agosto, en el de las madres y familias de personas desaparecidas.
En el tercer capítulo de esta iniciativa, y ante un auditorio lleno, víctimas directas e indirectas del conflicto compartieron sus relatos y exigieron justicia, reparación y verdad. Pasados estos testimonios y las intervenciones de algunos comisionados de la Comisión de la Verdad, les llegó el turno a los responsables.
A la tarima subieron el mayor (r) Daladier Rivera Jácome, quien comandaba el pelotón especial Espada 1 y ha aceptado la comisión de ejecuciones extrajudiciales. También estuvieron Freddy Rendón, conocido antiguamente como ‘El Alemán’ cuando formaba parte del Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y Rodrigo Londoño, presidente del partido Farc y conocido como Timochenko cuando era excomandante de la antigua guerrilla.
Una parte fundamental de estos encuentros por la verdad es la participación de quienes han causado daños en la población. Seleccionamos algunos de los apartes de los discursos con los que los responsables que participaron en el encuentro pidieron perdón a los cientos de miles de niños afectados por la guerra.
“Vengo con el corazón aplastado”: Daladier Rivera Jácome
“Estoy aquí de manera voluntaria tras haber reconocido delitos de ejecuciones extrajudiciales. Una de las víctimas fue un niño que se llamaba Darwin, en la vereda del Sur, en la región del Catatumbo (...). Este acto se cometió debido a presiones de altos mandos en la guerra. No lo digo con intención de justificarme, solo para dar contexto. Vine a este evento de la Comisión de la Verdad voluntariamente porque quiero cumplir mi compromiso con la verdad, la justicia y la reparación. Hoy miro hacia atrás con un arrepentimiento total, con mi corazón aplastado por mis malas decisiones. Quiero pedirles perdón, un perdón sentido que sale del fondo de mi corazón. Expreso aquí mi compromiso por la no repetición y para que construyamos una reconciliación y una Colombia diferente, que alcance la paz estable y duradera. Los actores armados y la sociedad deben entender que los niños no pueden ser vinculados con la guerra.”
“Reconocer esto no es fácil”: Freddy Rendón
“Desde 2004, cuando hice mis primeros acercamientos con el gobierno nacional, me comprometí con la reconciliación. Lo hice movido por el interés de construir verdades sobre los sufrimientos irreparables que los grupos armados hemos causado en los niños, niñas y adolescentes. Este ha sido un episodio sombrío de mi vida. Como comandante del extinto bloque de las AUC, por orden directa y por más de 11 años, miles de familias fueron afectadas por mis acciones y por hombres que estuvieron a mi mando. Reconocer esto no es fácil para mí y no me enorgullece de ninguna forma hablar de mi paso por el Bloque Élmer Cárdenas, donde miles de niños fueron utilizados y reclutados y fueron sometidos a condiciones inhumanas que superaron su capacidad física y psicológica y que acabaron con muchas vidas.
(...)
Vivimos en un país inmerso en un conflicto donde se llevó a miles de niños a la guerra creyendo que así se podía ganar cuando la realidad era otra. Miles de niños terminaron arrojados a un destino del cual nunca se pudieron mover. Hoy admito ante ustedes la importancia de reconocer las pérdidas irreparables que causan los estragos de la guerra que causamos. Y lo digo en nombre de todos los bloques de las AUC. Hoy comparto con ustedes esta reflexión no solo para admitir mi responsabilidad sino también para aportar a la comprensión de lo ocurrido. Les digo a los grupos armados: frenen la repetición del reclutamiento forzado. Y aportemos más bien a la búsqueda, la entrega y los esfuerzos de reparación. A los jóvenes y los niños les hago mi ofrecimiento de disculpas públicas anhelando la reconciliación.”
“Quiero reivindicar y dignificar a los niños”: Rodrigo Londoño
“Arribando al tercer aniversario de los acuerdos de la Habana y en el marco de esta conmemoración, la prensa me pide un balance, me pide cifras y resultados. Pero tenemos que ser capaces de percibir todo aquello que no cabe en una cifra. Por ejemplo, este encuentro, que es parte de la implementación del Acuerdo. ¿Qué cifra podemos ponerle a un evento tan hermoso como este? La paz que pretendemos construir para Colombia es la victoria de la vida sobre la muerte. La guerra es el dolor y la destrucción del tejido social y familiar. Y en primer lugar, de los niños, que son tan vulnerables. Por eso en este evento, con sinceridad, quiero reivindicar y dignificar a los niños, las niñas y los adolescentes afectados haciendo un reconocimiento público de las responsabilidades que nos corresponden. Hubo campos minados donde cayeron varios menores. Esto no fue premeditado, pero se produjo y somos por eso responsables. Durante la retención de personas por fines económicos o políticos, en esas retenciones causamos dolor y sufrimiento a las familias, a sus hijos y a sus hijas. Esto se conviritió en una desgracia sin remedio. En especial cuando las retenciones terminaron en la muerte de los retenidos. Los campesinos y los colonos indígenas y negros a quienes quisimos reivindicar con nuestra lucha terminaron en el cruce de fuego y ahí quedaron muchos niños y niñas. Nuestra regla era que a las Farc se podía entrar solamente a partir de los 15 años. Pero la medida se fue generalizando y fueron ingresando más menores y muy a pesar nuestro la vorágine de la guerra se llevó a miles de menores, a sus familias y sus comunidades.
El Acuerdo de Paz que firmamos y hemos venido cumpliendo nos da la posibilidad del reencuentro y de asumir responsabilidades y pedir perdón con respeto y honradez. Esto no repara lo irreparable, pero sí da una oportunidad a nuestro compromiso de deponer las armas y dar nuestra lucha por la vía política. Nuestra única arma es la palabra. Como prueba fehaciente de que deploramos y lamentamos lo sucedido hoy cumplimos nuestra obligación ética y moral de reparar esta guerra entre hermanos.
(...)
Nuestra voluntad de paz es indestructible, para que jamás se regrese a la guerra. Y para la construcción del buen vivir para las niñas, niños y adolescentes en Colombia.”