Espías
Rusia dice que acusación de espionaje en su contra es infundada
El Ministerio de Relaciones Exteriores se pronunció frente a la expulsión de dos diplomáticos rusos de Colombia
Fuentes de inteligencia le confirmaron a SEMANA que dos espías rusos llamados Aleksandr Nikolayevich Belousov y Aleksandr Paristov fueron expulsados del país el 8 de diciembre. El Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país se pronunció a través de un comunicado, asegurando que se trata de acusaciones infundadas.
“El 22 de diciembre, el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Colombia en la Federación de Rusia A. López Caballero fue citado ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia para protestar contra la decisión infundada de la parte colombiana de expulsar a dos diplomáticos de la Embajada de Rusia en Bogotá”, dice el corto texto publicado en la página web del ministerio.
“Este paso no se corresponde con el espíritu de las relaciones tradicionalmente amistosas y de respeto mutuo entre Rusia y Colombia”, y añade que se informó al embajador Alfonso López Caballero “que, partiendo del principio de reciprocidad, la parte rusa anuncia ‘persona non grata’ para dos empleados de la misión diplomática colombiana en Moscú”.
Ana María Pinilla Morón, tercera secretaria de relaciones exteriores, y Leonardo Andrés González Guzmán, segundo secretario, son los funcionarios que salieron de dicha embajada en Rusia. SEMANA comprobó que ambos tuvieron que ingeniárselas con rapidez para salir del país debido a los controles migratorios y a las restricciones en los vuelos que pesan en la región por la pandemia. Aunque el embajador colombiano puso de presente el asunto frente a las autoridades rusas, estas se mostraron inflexibles y dieron un ultimátum que tuvo que ser cumplido al pie de la letra.
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¿Qué hacían los espías rusos en Colombia?
Aleksandr Nikolayevich Belousov y Aleksandr Paristov se camuflaban en su acreditación diplomática para obtener información crucial y reservada sobre temas sensibles y estratégicos de nuestro país en materia militar y energética. Los funcionarios hacían inteligencia de campo, como lo detectó la poderosa Operación Enigma, que contó con el trabajo permanente de un grupo de inteligencia del más alto nivel, conformado por agentes encubiertos de la Fuerza Pública colombiana.
Los espías aparentaban llevar una vida de diplomáticos normal, pero constantemente hacían desplazamientos extraños, tenían a su disposición varios vehículos y se movilizaban por los lugares más insólitos, especialmente en Bogotá.
La inteligencia colombiana los infiltró y ambos quedaron al descubierto. Por esta razón, con un informe muy completo, el Gobierno solicitó al embajador de Rusia la salida inmediata de los espías. Esta se dio en el plazo exigido por la Cancillería, de lo contrario, tanto Belousov como Paristov habrían perdido su inmunidad diplomática y habrían tenido que enfrentar cargos en Colombia por espionaje.
Operación de espionaje
La operación de contraespionaje ruso conocida como Enigma, inició hace dos años por parte de la inteligencia del Gobierno colombiano. Las sospechas comenzaron cuando las autoridades de inmigración detectaron la llegada masiva de técnicos rusos expertos en helicópteros MI, que hacen parte de la flota aérea la fuerza pública colombiana. Adicionalmente, la Cancillería se inquietó por el tamaño de la embajada rusa en Colombia, ya que cuenta con por lo menos 44 funcionarios, cantidad similar a la que tiene dicha embajada en el Reino Unido.
Las pesquisas empezaron hace dos años con un equipo de inteligencia combinada del más alto nivel. SEMANA tiene en su poder centenares de horas de grabación en video donde quedaron registrados todos los desplazamientos de Aleksandr Nikolayevich Belousov, integrante GRU (Servicio de Inteligencia Militar de Rusia), y de Aleksandr Paristov, integrante del SVR (Servicio de Inteligencia Extranjera) de Rusia.
En el informe oficial, que concluye que se trataba de dos espías con fachada de diplomáticos, también hay un registro de todos sus contactos en Colombia y de sus largos desplazamientos que incluían cambios de carros y de ropa, lo que les facilitaba no ser detectados; además hacían extraños recorridos por los barrios populares de Bogotá, en los que se evidencia táctica militar y de inteligencia propia de espías. La Operación Enigma detectó a todas las fuentes humanas que entregaban información a los diplomáticos rusos y por las cuales recibían fuertes sumas de dinero.