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Sabían demasiado

Lo único que se sabe del asesinato simultáneo en Bogotá de dos oficiales retirados de la Policía es que quienes pagaron por su muerte pagaron también por su silencio.

28 de marzo de 2004

En una extraña coincidencia, dos ex oficiales de la Policía, Danilo González Gil e Iván Bohórquez, fueron asesinados a la misma hora, 2 de la tarde, el mismo día, jueves 25 de marzo. En ambos ataques los sicarios utilizaron pistolas 9 milímetros y les dispararon a sus víctimas varias veces a la cabeza. Quienes pagaron por su muerte pagaron también por su silencio. Los dos hombres sabían demasiado.

El primero, Danilo González, original de Buga, Valle, le dedicó 23 de sus 50 años de vida a la Policía. Alcanzó el grado de coronel y durante su carrera recibió 42 condecoraciones. El Senado y la Cámara de Representantes exaltaron su tarea en el Gaula y en el Bloque de Búsqueda. En este último, fue central en la lucha contra el cartel de Medellín y la muerte de Pablo Escobar. Sin embargo, para lograr la que era considerada la prioridad de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, González tuvo que trabajar en conjunto con los enemigos del capo: los carteles de Cali y del norte del Valle. Ese conocimiento de la mafia le sirvió durante los siguientes años de su carrera policial. Cuando ocupaba la dirección de inteligencia del Gaula, el coronel Danilo González recurrió al narcotraficante Víctor Patiño Fómeque para liberar a Juan Carlos Gaviria, hermano del entonces presidente César Gaviria Trujillo. Luego, con la ayuda de Carlos Castaño consiguió que los paramilitares dejaran en libertad al empresario venezolano Richard Boulton y que mataran al narcotraficante del cartel de Cali José Santacruz Londoño, que se había fugado de la cárcel.

"Era un extraordinario oficial, recuerda un general retirado de la Policía. Asesoró al gobierno ecuatoriano en la lucha contra el secuestro y conocía a la perfección el mundo del narcotráfico. Esa inteligencia de Danilo permitió dar de baja a Gonzalo Rodríguez Gacha, 'El Mexicano".

Pero estas labores de Estado que lo llevaron a inmiscuirse en ese mundo tenebroso de la mafia le valieron que se retirara forzadamente de la institución. Se sintió entonces entre la espada y la pared. Tenía enemigos en los rincones más sórdidos del submundo del crimen por su lucha contra la mafia de Escobar y ya no tenía una institución que lo protegiera. Así que buscó a los jefes del cartel del norte del Valle y se convirtió en aliado principal de Wilber Varela, alias 'Jabón', señalado de ser uno de los capos más temidos. Con el paso de los años terminó en la mira de sus antiguos jefes, las autoridades colombianas y estadounidenses.

Según fuentes allegadas a él, González sabía que lo iban a pedir en extradición bajo los cargos de conspiración y buscó el contacto con ex fiscales, abogados e incluso hasta con un ex senador de Estados Unidos para que le ayudaran a llegar a un acuerdo y limpiar su nombre. Con ellos se reunió en Aruba el año pasado y alcanzó a girarles 250.000 dólares para adelantar su defensa.

También tocó las puertas de la embajada estadounidense en Bogotá. Tenía un as bajo la manga que le permitía intentar un arreglo para solucionar su situación jurídica y ofreció a cambio su experiencia en operaciones encubiertas, rastreos electrónicos y rescate de secuestrados para conseguir la liberación de los tres estadounidenses secuestrados por las Farc en febrero del año pasado. También participó con la DEA y la Policía en varios operativos para capturar a Diego Montoya Sánchez, alias 'Don Diego', uno de los enemigos de Varela con quien libra una guerra que ha dejado 600 muertos en el Valle en lo que va corrido del año.

Pero no sólo el ex oficial estaba trabajando de nuevo mano a mano con las autoridades estadounidenses y colombianas, sino que fue contratado para buscar la liberación de varios secuestrados que están en poder de las Farc. En repetidas oportunidades se internó en la selva para llevar medicina, ropa, cartas de los familiares y conseguir pruebas de supervivencia de los plagiados.

Extrañamente, el pasado lunes 22 de marzo llegó al Palacio de Nariño una carta del narcotraficante Víctor Patiño Fómeque, extraditado a Estados Unidos, dirigida al presidente Álvaro Uribe.

En ella habló de Danilo González. Patiño, que en el pasado fue aliado del ex coronel, lo sindicó en la carta de "ser el jefe del narcotráfico en la Policía Nacional". El narcotraficante que prendió el ventilador una vez pisó territorio estadounidense le escribió al Presidente que "conoce a la perfección la alianza entre policías activos y la conexión de la corrupción política más grande de la historia de Colombia entre el narcotráfico y los políticos".

Cuatro días después, a las 2 de la tarde del jueves pasado, la muerte sorprendió a González en la entrada de un edificio al norte de Bogotá cuando dos sicarios le dispararon a quemarropa 14 tiros a la cabeza.

Coincidencialmente, a esa misma hora, al sur de la ciudad, otros oficiales retirados de la Policía fueron asesinados por ocho sicarios. Entre ellos, el mayor Iván Bohórquez, ex jefe del grupo de automotores de la Policía de Bogotá, que había sido retirado de la institución un día antes de su muerte, y el ex capitán Néstor Camelo Lizarazo. El nombre de Bohórquez salió a la luz pública hace dos meses cuando él y cinco de sus hombres se vieron involucrados en un confuso episodio de extorsión, secuestro y tortura a una tramitadora de tránsito.

Ante las acusaciones que pesaban sobre él, 12 horas antes de su muerte, Bohórquez estaba dispuesto a revelar los pormenores del macabro caso en el que se vio involucrado. Dejó una carta en la que dijo que "en el proceso penal, en su momento, aportaré las pruebas que ayudarán a aclarar los hechos y los antecedentes personales de quienes están involucrados en este problema".

Como si presintiera que algo malo le iba a ocurrir, en la carta también afirmó que "la vida le pertenece a Dios y solo Él puede disponer de ella".

González y Bohórquez conocieron dos mundos enfrentados: la Policía, a la que le sirvieron durante muchos años, y las entrañas de la delincuencia y de la mafia.

¿Por qué los mataron? En el caso de Danilo González, las autoridades tejen cuatro hipótesis. La primera, que fueron capos del narcotráfico para evitar que los delatara ante la justicia estadounidense. La segunda, que fueron hombres del extraditable Patiño Fómeque en venganza por los asesinatos de su hermano medio, Luis Ocampo Fómeque, la novia, uno de sus lugartenientes y su abogado Pedro Arboleda. La tercera es que 'Don Diego', que lo declaró su archienemigo, lo acusaba de ser "sapo gringo" y lo venía persiguiendo hace tiempo, logró su cometido. Y la cuarta es que algunos miembros activos o retirados de la Policía, temiendo verse afectados por las informaciones de González al gobierno estadounidense, quisieron callarlo.

En el caso de Bohórquez, los investigadores creen que iba a delatar a sus enemigos en el proceso judicial que se le seguía por el caso de la secuestrada y torturada, y algunos de ellos lo mataron para evitar que hablara.

Ambos, González y Bohórquez, eran a la vez temidos y odiados por unos, y respetados y admirados por otros. Pero en lo que realmente coinciden sus vidas es en que no sólo terminaron el mismo día y a la misma hora, sino que se llevaron muchos secretos a la tumba.