ECOTURISMO
Safari llanero: la prometedora apuesta de Casanare para la pospandemia
El turismo es uno de los sectores que más ha sufrido los embates de la covid-19. En los llanos orientales, con los precios del barril del petróleo por el suelo, no todo está perdido: el turismo de naturaleza espera dinamizar una economía que estaba escondida entre la tierra.
A dos horas de Yopal, la capital de Casanare, está el Hato Berlín. Una carretera impecable se entromete hasta la profundidad de la sabana y llega justo al corazón del Llano. Un lugar donde la covid-19 solo se ha visto por los noticieros.
Foto: Yamid Calderón Medina.
Se escucha el forrío de 30 caballos que pasan nadando una cañada que puede tener hasta cinco metros de profundidad. Son como un ejército de bestias que ni las corrientes les desvía su camino. Detrás, arriándolos, está Juan Esteban, el hijo de doña Libia Arismendy, la dueña del hato; va agitado montando su rocín llamado Papelito, como si se tratara de una figura de origami, lo toma por el cogote y entre los dos lanzan patadas luchando contra el agua. El sombrero ni se le mueve, lo defiende con la fiereza que le enseñaron sus padres. En par de minutos está al otro lado del afluente, como si nada; apenas se sacude junto a Papelito y continúan el arreo, así como todos los días.
Berlín es una reserva de la sociedad civil, es decir, un territorio que se convirtió en un santuario medioambiental, donde se promueve el respeto por el ecosistema y los animales. Antes, territorios como este se dedicaban explícitamente a los asuntos productivos, pero desde la sociedad civil y los empresarios privados, se inició una cruzada por defender la naturaleza que les resultó abriendo camino en el atractivo mundo del turismo.
Foto: Yamid Calderón Medina.
Berlín es un hato mágico: al llegar el turista, un llanero agacha su cabeza y mira por debajo del ala caída del sombrero, extiende tímidamente el brazo, ‘encoca’ la mano con los dedos cerrados y con la humildad de un campesino, saluda a sus visitantes.
De entrada, hay comida. Las mesas son enormes, pues siempre habrá qué ofrecer al propio o visitante, sirven manjares que ocupan toda la mesa -parece que alimentaran un batallón-. “Que no haya comida es un insulto acá en esta tierra. Nuestros hombres deben estar bien alimentados para las jornadas que les depara el trabajo de llano” indica Libia, y no exagera, pues una vez, se avientan los turistas a la aventura del safari, se encuentran con una expedición a solas con la naturaleza, que incluye el avistamiento de especies silvestres en su hábitat natural como monos, caimanes, babillas, pumas, osos y demás espectáculos que pueden dejar sin aliento a cualquiera.
Foto: Yamid Calderón Medina.
Luego de vivir un día de ensueño en Berlín, a 40 minutos dentro de sabana, se llega al Hato Gaviotas ya en el municipio de San Luis de Palenque – Casanare, un paraíso óptimo para el avistamiento de aves, animales salvajes y paisajes inigualables. Después de un almuerzo típico con mamona, cochino asado, aguacate y yuca, los trabajadores de Yanire Arismendy, la dueña del Hato, aperan los caballos para una travesía hasta la intimidad de los esteros, donde se pueden apreciar miles de garzas blancas, negras y de corocoras rojas que danzan en los cielos logrando una postal que solo se puede observar en los sabanales del Orinoco. Como buena matrona, Yanire toma el liderazgo, y envía a los turistas con sus vaqueros en un recorrido por lancha, hasta los sitios donde, literalmente, ponen las garzas.
Mientras tanto, hatos como El Boral, en San Luis de Palenque, el cual queda sobre una vía principal, siguen preparando la experiencia del safari llanero a caballo, promocionando travesías por la sabana, entre esteros, caños veraniegos y lagunas con un sinnúmero de especies albergadas en uno de los ecosistemas más ricos de Latinoamérica.
Foto: Omar Torres /Cunaguaro Travel
Reinventarse el turismo
Para Natalia Bayona, directora de Innovación y Transformación Digital de la Organización Mundial del Turismo (OMT), “El turismo era uno de los sectores que venía creciendo constantemente durante los últimos diez años y que generaba muchos empleos para las mujeres y jóvenes.”
La misma OMT dice que “Colombia es una de las primeras opciones para el turismo de naturaleza y avizora potencial como destino seguro para la pospandemia”.
Justamente lo que se intenta hacer desde Casanare es ubicarse en el imaginario de la gente, y una vez haya luz verde para retomar el turismo, haber desarrollado todos los eslabones para entregar una experiencia segura. Hay que hacer claridad que este departamento llanero es uno de los que presenta menor cantidad de contagios de covid -19.
Horacio Wilches Barrera, coordinador del Clúster de Turismo de Naturaleza de Casanare, señala que “el departamento ha venido consolidando el producto turístico Safari Llanero, implementando los protocolos de bioseguridad, ya que Casanare es un destino no masivo y el turista tendrá poco contacto con otros”.
Foto: Omar Torres /Cunaguaro Travel
La OMT reconoció en la videoconferencia ‘Colombia Inspira: reimaginando el turismo’ que “la sociedad ha estado más considerada con la flora y la fauna durante el tiempo de confinamiento, y toda la información generada alrededor de los animales, ha generado simpatía y deseos de considerar los destinos sostenibles para sus próximos viajes”.
Entre las estrategias que se usan está el desarrollo de rutas bioseguras, y que además, el colombiano viaje en su propio vehículo y evite el contacto con más personas hasta llegar al hato donde se haga el safari.
Actualmente más de 50 empresas pertenecen al clúster, y se están ofertando 30.000 hectáreas para vivir la experiencia del Safari Llanero. Estas están ubicadas en ocho reservas naturales de la sociedad civil,
De hecho, Casanare es el departamento con mayor cantidad de reservas naturales de la sociedad civil con 87 de estas, con una extensión superior a las 150.000 hectáreas; la meta al año 2025, según la Cámara de Comercio de Casanare, es tener un total de 100.000 hectáreas exclusivamente dedicadas a la conservación y al turismo de naturaleza.
Foto: Yamid Calderón Medina.
Una vez se termine el confinamiento ordenado por el Gobierno Nacional, a corto plazo se desarrollará una estrategia destinada al mercado nacional, aprovechando la conectividad aérea de Yopal y sus tres vías nacionales, hasta Yopal, ciudad situada a solo seis horas por tierra desde Bogotá.
El petróleo, según cifras de la Cámara de Comercio de Casanare, lideraba con el 48% del PIB a 2019 la economía de Casanare, a hoy, la situación por la coyuntura actual es de decrecimiento e incertidumbre ya que la actividad petrolera en el departamento ha disminuido por los desafíos que enfrenta el sector a nivel global con la caída de la demanda, lo que ha repercutido en que más del 50% de las empresas del departamento. Con ese escenario, el turismo de naturaleza es el llamado a sacar adelante la economía de dicho departamento.
El mundo está cambiando y por salud, costos, experiencia y reconciliación con la naturaleza, los colombianos son los llamados a dinamizar la economía de sus pueblos como nunca antes se había pensado.