INGLATERRA
Salud Hernández-Mora está en Londres en la despedida de la Reina Isabel II. Esta es su crónica
Salud Hernández-Mora está en el Reino Unido en estos días de luto. Cuenta cómo se vive un cariño y un respeto auténtico hacia la monarca.
Nada más aterrizar en Londres, un cartel firmado por el aeropuerto de Heathrow, resaltando su inmenso legado, es un detalle más de los numerosos que encuentras por todos los rincones de la capital inglesa y que dejan constancia del respeto reverencial que los británicos sienten hacia Isabel II.
Y por si alguien albergara dudas acerca de su sucesor, el multitudinario y entrañable recibimiento a Carlos III frente al Palacio de Buckingham, junto con los cientos de ramos de flores depositados en memoria de su madre, demuestra que la reina más longeva de la historia deja a su heredero una monarquía sólida, una institución que sobrevive a todas las tormentas. Para muchos presentes, fue una sorpresa comprobar que los ciudadanos acogían con sumo afecto al rey y a la reina consorte, Camila, la mujer que amó toda su vida, pero que ha sido muy cuestionada.
Fue precisamente Isabel II quien impuso que la esposa de su primogénito ocupara un cargo más elevado que el que ostentó su papá, el príncipe de Edimburgo, y que en algún momento se dudó en concedérselo.
“Creo que todos estaremos de acuerdo en su dedicación, sentido del deber, discreción, su sutil humor y resiliencia, la reina encarnaba valores a los que todos aspiramos. El hecho de que esas cualidades las exhibió durante 70 años de servicio, bajo el constante escrutinio público, resulta admirable”, rezaba un aparte del mensaje del CEO de una importante firma financiera a todos sus empleados, a la que tuvo acceso esta revista.
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“Ha pasado a la historia como la reina no solo británica, sino también planetaria, global, la única persona capaz de aunar las dos partes más importantes y misteriosas de una monarquía: la humanidad, el corazón, el cariño, de un lado, y, por otro, la distancia, la majestad. Solo metió una vez la pata en toda su vida, en el episodio de la muerte de Diana”, le dice a SEMANA Ana Romero, reputada escritora española, autora de varios libros sobre la monarquía y muy unida a Inglaterra.
“Tuve un encuentro en Buckingham Palace con la reina, donde pude sentir esa dualidad. Entrando a una habitación, con el protocolo más estricto, en cuanto la vi, sientes en ese preciso instante que podría ser tu abuela, una persona cercana, una mujer que no impone por su tamaño, por su manera de vestir. Pero, inmediatamente, no sabes por qué, pasas a sentir el peso de la institución. Es admirable la manera en que te recibe, con ese calor, e inmediatamente adivinas en sus ojos que ya ha pasado ese momento y que estás frente a la reina”.
Los ingleses de a pie destacaban que la reina jamás dio un solo escándalo, siempre estuvo en su sitio, anteponiendo el interés de su país al suyo propio. Y recordaron que Isabel II poseía una mente política de primera categoría. Recordaron que en 1964, cuando llegó al poder Harold Wilson, el primer laborista que gobernaba, la reina “hizo un trabajo impecable”. Estableció una relación estrecha con aquel primer ministro de extracción obrera, el único que no procedía de las élites, y consiguió ganarse a los socialistas.
“Cumpliendo con su deber constitucional hasta el último minuto. El martes por la mañana, a pesar de que debía tener su salud ya muy deteriorada, en el Castillo de Balmoral recibió a la conservadora Liz Truss, en el acto formal en que la reina le pide que forme gobierno. Y murió el jueves a mediodía”, rememora Ana Romero. “Siempre fue fiel a las palabras que pronunció a los 26 años, cuando la coronaron: ‘Me comprometo a servir a mi pueblo el resto de mi vida, sea corta o larga’. Y lo ha hecho toda la vida”.
Londres albergará durante toda la próxima semana diferentes actos protocolarios tanto en la Abadía de Westminster como en otros puntos de la ciudad, si bien el punto álgido será el momento en que los restos de Isabel II lleguen a Londres a bordo del tren real desde Escocia, aunque ese medio de transporte puede cambiar a un avión. Durante varios días, está previsto que miles de súbditos despidan a quien ha sido la reina de varias generaciones.