BOGOTÁ
La mansión del capo Rodríguez Gacha que unió a Santos y a Peñalosa
El alcalde de Bogotá quiere que el presidente le ceda el predio de 48.000 millones, ubicado al norte de Bogotá. La idea es construir un centro recreativo sobre las ruinas del narcotráfico.
Gonzalo Rodríguez Gacha, "El Mexicano", fue asesinado por dos helicópteros artillados, mientras se escondía en un platanal y respondía al fuego con su fusil. Han pasado 27 años desde la caída de uno de los grandes capos del narcotráfico y sus propiedades siguen dando vueltas. Una de las joyas de su riqueza, la mansión que tenía en el barrio Chicó, al norte de Bogotá, es codiciada por embajadas y por la misma alcaldía de Bogotá, que la quiere para construir allí un centro cultural.
Desde hace meses, las conversaciones entre el presidente Juan Manuel Santos y el alcalde Enrique Peñalosa han tenido como tema común la intención de edificar un espacio de recreación pública sobre los escombros del narcotráfico. El mandatario local, incluso, formalizó sus deseos a través de una carta que envió a la Casa de Nariño y en la que detalla las intenciones y las características del proyecto. Al jefe de Estado, al parecer, le suena la idea, y le gustaría que se hiciera una obra que tenga como tema la paz. Sin embargo, el trato entre la Alcaldía y la Nación no se ha cerrado.
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El predio es una joya: tiene 5.145 metros cuadrados y está ubicado en El Chicó, un sector exclusivo al nororiente de Bogotá. La casa, por su parte, ocupa 545 metro cuadrados y está en ruinas: la maleza creció entre sus pisos, las paredes se han caído por trozos y las puertas se pudrieron. Aún así, es uno de los activos del narcotráfico más caros (avaluado en 48.000 millones de pesos) que tiene el Estado, bajo la administración de la Sociedad de Activos Especiales.
Para Gacha también era una propiedad valorada, entra las más de cien que llegó a poseer. Tal vez solo le tenía más aprecio a su hacienda Chihuahua, en su Pacho natal, en donde le montó una caballeriza que más parecía un palacio a su caballo favorito, Túpac Amaru, avaluado en cinco millones de dólares, que llegó a ser considerado uno de los equinos más finos del mundo.
Pese a su innegable valor, aún no ha habido quién ofrezca la suma pedida, pues el predio tiene una característica desmotivadora, que no es precisamente su estigma de bien narco. El uso de su suelo es "dotacional", es decir, allí solo puede construirse obras con fines culturales, de culto, de justicia, o que presten servicios de la administración pública. Con la prohibición de construir grandes proyectos inmobiliarios o con fines comerciales, a los privados les interesa poco. Por eso, las que han mostrado interés en la propiedad, según ha trascendido a los medios de comunicación, han sido algunas embajadas que quisieran emplazar allí su sede.
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Pero ahora, el Distrito entró en la puja. Su idea es que la Nación ponga el predio y el Distrito los $20.000 millones que, calcula, costaría la construcción del centro, y que le cobraría a la ciudadanía a través del esquema de valorización predial. Sin embargo, hay afán por parte de la Alcaldía, pues la obra tardaría alrededor de dos años en ejecutarse y para conseguir su financiación es necesario que el proyecto sea aprobado por el Concejo. Es decir, si los trámites no se agilizan, el alcalde Peñalosa no alcanzaría a entregarla durante su mandato.
Según los primeros esbozos de la Secretaría de Cultura, el centro contaría con 2 piscinas, una semiolímpica y otra para niños, salas de música, danza, teatro y artes plásticas. Con esa construcción se planea reducir el déficit de infraestructura cultural que tiene Chapinero, además de impactar en localidades aledañas como Usaquén y Santa Fe.
La historia del predio Gacha
Desde su construcción en la década de 1960, el predio pasó por las manos de varios millonarios. Quien levantó la primera edificación en ese terreno esquinero de El Chicó fue Víctor Shaio, un reconocido industrial. Él le vendió a los hermanos González D´Costa, quienes construyeron una segunda casa en un espacio que era usado como jardín.
A comienzos de los 80, Luis Eduardo Caicedo, el empresario textil dueño de la marca Lec Lee, adquirió la propiedad por una suma que entonces equivalía a dos millones de dólares. Y años después, cuando El Mexicano aún no tenía la fama de capo del narcotráfico, uno de sus testaferros la compró por más de tres millones de dólares.
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La propiedad pasó a ser una de las joyas del capo, mientras crecía su fama criminal, aumentaban los kilos de cocaína que metía a Estados Unidos y a Centro América, y las autoridades colombianas y gringas lo convertían en el hombre más buscado, junto a Pablo Escobar, de quien se dice, al único capo que le temía era a "El Mexicano".
Rodríguez Gacha cayó hacia el mediodía del 15 de diciembre de 1989. La Policía llegó tras sus pasos hasta la finca El Tesoro, entre Tolú y Coveñas, donde se escondía junto a uno de sus hijos y cinco guardaespaldas. Dos helicópteros artillados persiguieron la camioneta del capo. Primero cayó el hijo. Luego, "El Mexicano" se bajó del vehículo y huyó hacia un platanal. Las aeronaves lo sobrevolaron. Él, fusil en mano, les disparó, con lo que reveló su ubicación. Las balas de los helicópteros lo alcanzaron. Una le dio en el pie, otra en la cabeza. Así murió el capo.
Su propiedad en El Chicó quedó abandonada. Con los años, los jardines se convirtieron en monte y sobre los debilitados muros exteriores pusieron un aviso de "peligro", pues podrían irse al piso. Aún así el inmueble no pierde su valor, y mantiene el nombre de Rodríguez Gacha en las conversaciones de los más altos mandatarios del país.