“Se dedicó a abrir puertas”: Ana Cristina Restrepo habló con SEMANA sobre ‘El hereje: Carlos Gaviria’

SEMANA: ¿Cómo surge ese interés por el pensamiento de Carlos Gaviria y cómo fue el proceso de escribir un libro que sale cinco años después de su muerte?

Ana Cristina Restrepo: Todo nació cuando trabajaba en una emisora cultural y lo entrevisté algunas veces. Luego, en 2014, la revista de la Universidad de Antioquia me pidió un perfil de él y, para hacerlo, me convertí en su sombra durante unos tres meses. Ese perfil ganó un Premio Simón Bolívar, y surgió la propuesta de hacer una biografía. Hablé con Santiago Pardo y acordamos que yo hacía la parte humana y él lo referente a su trabajo en la Corte Constitucional. El libro tiene más de 40 fuentes testimoniales, documentos incontables y grabaciones, porque prácticamente Carlos habla durante toda la narración. Hay que tener en cuenta que esta obra no es una biografía, es una mirada periodística de su vida.

SEMANA: Gaviria siempre criticó fuertemente la política, e incluso la calificó como irracional, ¿qué clase de político se encontró usted?

A.R.: Su entrada a la política fue muy dura, pues él como académico venía con virtudes que chocaban en ese escenario. Él pensaba que podía hacer grandes cosas, pero cuando llegó al Senado decía que en los debates ya estaba todo definido. La meta de Gaviria como senador era hacer control político, y creo que lo logró; ya después la campaña fue más extenuante y a él le dolía no tener esa soledad para leer, estudiar, y para su música.

SEMANA: Entonces, ¿qué lo motivó a seguir en la política a pesar de esa decepción?

A.R.: Él siguió ese rumbo por la época. Precisamente en ese momento se hablaba de la reelección de Álvaro Uribe y se necesitaba un personaje muy fuerte de los partidos de izquierda. Su vida cambió mucho y fue presionado porque la gente lo ponía como el intelectual fuerte de la izquierda. Algo curioso de la campaña: le tocó trabajar mucho su discurso, porque no estaba acostumbrado a hablarle a todo mundo.

SEMANA: Muchos destacan el trabajo de Gaviria como magistrado de la Corte Constitucional, ¿qué papel jugó en esa institución y qué logró ahí?

A.R.: Él tuvo sentencias fundamentales, entre ellas la del consumo de la dosis personal y la de la eutanasia, la cual fue pionera en Latinoamérica. Yo veo su vida jurídica como un estadio lleno de puertas. Él se dedicó a abrir puertas para que pasaran cosas, para que entrara el pensamiento liberal, para la muerte digna. Fueron una cantidad de sentencias cuando veníamos de un momento muy conservador. De la mano de la Constitución del 91, él hizo grandes cambios en Colombia

SEMANA: ¿Cómo contar esta vida sin centrarse en sus glorias o sus fallas?

A.R.: Yo hice periodismo; yo no estaba narrando la vida de un santo, sino la de un ser humano. La única manera de trabajar su vida era con las técnicas del periodismo y humanizando lo que fue Carlos Gaviria. Fue un ejercicio muy arduo, pero finalmente conseguimos una escenificación a partir de las entrevistas. Por ejemplo, su hermana Alba Luz terminó dándome el tono del libro.

SEMANA: ¿Qué papel estaría jugando Gaviria en el actual panorama?

A.R.: Yo creo que sin estar con vida, Carlos está jugando un papel fundamental, porque dejó una serie de sentencias para pensar el momento de hoy. Por ejemplo, en el Senado una vez más se discute la eutanasia, en la Corte Constitucional hay varias acciones para modificar el Código Penal y despenalizar el aborto en todos los casos. Él siempre luchó por las libertades del país y, aunque no está, sus sentencias están para darle luz a los magistrados y a quienes toman las decisiones.