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“Se le acaba a uno la esperanza”: angustioso llamado del abuelo de los niños accidentados en Guaviare
En diálogo con SEMANA, el abuelo de los pequeños, Fidencio Valencia, confesó que aún no tienen noticias sobre el paradero de sus nietos.
Han pasado 20 días desde que la Aeronáutica Civil informara que una avioneta tipo Cessna, que cubría la ruta entre Araracuara y San José del Guaviare, se declaró en emergencia por una aparente falla en el motor, con siete ocupantes a bordo. La última comunicación por parte del piloto, ubicó la aeronave en los límites entre Caquetá y el Guaviare.
Desde entonces, Colombia ha estado en vilo frente a la suerte de sus ocupantes: el piloto, Hernando Murcia; dos adultos, Hernán Mendoza y Magdalena Mucutuy, y los cuatro hijos de esta última.
Sin embargo semana, se conocieron varios hechos que dejaron un sabor agridulce: el 16 de mayo, se encontraron los restos de la avioneta siniestrada en la vereda Palmarosa, del municipio de Solano; y horas más tarde se supo que los adultos no sobrevivieron al accidente.
Pero había evidencia de que, al parecer, los cuatro menores sí se salvaron, lo que encendió la ilusión en el país y llevó a que decenas de integrantes de la fuerza pública, campesinos e indígenas se hayan dado a la tarea de encontrarlos a través de la llamada Operación Esperanza.
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El 15 de mayo, uno de los hallazgos más significativos fue un tetero rosado, que al parecer pertenece a la bebé de 11 meses de edad que viajaba en la avioneta accidentada.
Dos días más tarde, el presidente Gustavo Petro, a través de su cuenta de Twitter, informaba que efectivamente los niños se encontraban con vida. Información que al día siguiente fue desmentida por el propio mandatario, tras asegurar públicamente que había recibido información que no había sido verificada.
En medio de ese cruce de noticias, la familia de los niños completa varios días de angustia e incertidumbre. Este sábado, en diálogo con SEMANA, el abuelo de los pequeños, Fidencio Valencia, confesó que aún no tienen noticias sobre el paradero de sus nietos. “No se han encontrado a los niños. Estamos en eso. Se le acaba a uno la esperanza. Uno se agota de tanto pensar, por no saber la verdad”.
Ayer viernes, Valencia también había sugerido que sus nietos podrían estar siendo guiados por una misteriosa presencia. Según dijo a los medios, con los pequeños estaría pasando “algo raro” porque, según él, no tiene sentido que ellos se deshagan de elementos, como tijeras o un tetero —los cuales fueron hallados cerca a la zona del accidente—, porque son conscientes de que los necesitan para sobrevivir.
Además, descartó que una comunidad indígena los tenga en su poder, pues advirtió que se mueven a gran velocidad por el lugar, “como si alguien más estuviera con ellos y los estuviera cargando”.
Lo cree también la abuela de los menores, Fátima, quien está segura de que ellos no están del todo solos. Ella, junto con un puñado de personas, considera que sus creencias indígenas de espíritus en la selva son ciertas. “Algún bicho los carga, por eso van p’allá y p’acá, ya miraron huellas nuevas, pero se pierden, entonces eso me preocupa. Nuestros saberes nos dicen que debemos buscarlos de noche, porque creemos que los tiene el duende, quien se aparece como mamá, papá o tío”, señala.
Colombia, en vilo
La espesa selva del Guaviare es el escenario de una de las misiones de rastreo más grandes de Colombia en los últimos 20 años. Más de 150 militares, rescatistas de la Defensa Civil y otros organismos caminan día y noche –también sobrevuelan– en búsqueda de un milagro: hallar con vida a cuatro niños que viajaban en la avioneta HK-2803, que se estrelló el pasado primero de mayo cerca del río Apaporis.
El hecho ha despertado una gran solidaridad y no se escatima a la hora de utilizar los recursos que se tengan a la mano para intentar ayudar a encontrar a los niños.
Las emisoras del Ejército Nacional se unieron también a la búsqueda, para lo cual, están enviando mensajes en lengua indígena desde distintas estaciones, informando sobre el caso y los teléfonos a los que los ciudadanos que tengan algún indicio, puedan comunicarse para ayudar así a encontrarlos.
En medio del desarrollo de la Operación Esperanza, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, dispuso además de unos kits de supervivencia que serán lanzados en distintos puntos clave, con el fin de que los menores desaparecidos puedan encontrarlos y alimentarse.
Hasta ahora, sin embargo, la suerte de los cuatro pequeños es incierta. No se trata de una simple búsqueda, sino del hallazgo de un milagro. Algunas pistas mantienen la fe intacta de que los niños están con vida.