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José Félix Lafaurie, negociador con el ELN, habla del “cinismo” del grupo al justificar secuestro del papá de Luis Díaz como “fuente de financiación”
SEMANA está en la zona en que fue plagiado don Luis Manuel Díaz. Estos son algunos detalles, hasta ahora desconocidos, del plagio.
José Félix Lafaurie, uno de los negociadores en la mesa con el ELN, se refirió al secuestro del papá de Luis Díaz. En su columna ‘Contexto Ganadero’ habla con dureza del crimen que estremece al país. “Colombia es un país futbolero y uno de los nuestros, Luis Díaz, ‘Lucho’, una de sus estrellas mundiales y, hoy por hoy, el deportista más admirado y amado del país, por su genialidad y su historia de vida. De ahí que el secuestro de su padre, confesado por el ELN, se mueve entre la ingenuidad, la torpeza o el desafío a la sociedad y al Gobierno, en medio de unas conversaciones de paz que reciben con ello una verdadera carga de profundidad”, señala.
El presidente de Fedegan asegura que “todo delito es repudiable, pero como en la escala de los derechos fundamentales primero es la vida y luego la libertad, en la de los delitos, después de los que atentan contra la vida, el mayor repudio social recae sobre los que vulneran la libertad, entre ellos, el secuestro”. Lafaurie recuerda que “tan claro lo tiene la sociedad que la mayor manifestación espontánea en la historia colombiana, no de miles ni de cientos de miles, sino de millones de marchantes en todo el país, en febrero de 2008, se originó por el rechazo a las Farc y, en especial, a ese delito”.
Agrega que, con esta cruel práctica, “el ELN parece empeñarse, primero, en la amenaza de las abuelas: ‘al que no quiere sopa se le dan dos tazas’, y segundo, en el cinismo del ‘se obedece ―léase se firma― pero no se cumple’, y entonces recuerdo la insistencia de Pablo Beltrán en que si ellos firmaban algo era para cumplirlo”. Y revela un dato muy doloroso. Según cifras oficiales, ha aumentado un 70 % el secuestro en el marco del proceso de diálogos de paz”.
Esto genera, para el negociador, varias reflexiones. Lo primero, que no puede haber un acuerdo al cese al fuego sin eliminar el secuestro, un delito contemplado por el DIH como delito de guerra y de lesa humanidad. “El día mismo de la firma, confronté públicamente a Pablo Beltrán con este argumento, cuando pretendía justificar las ‘retenciones’ como necesaria fuente de financiamiento”.
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En segundo lugar, dice que el comunicado del Gobierno, a través del jefe de su delegación, Otty Patiño, “no solo es contundente, sino que expresa la posición de los miembros de la delegación y del propio presidente”.
Tercero, agrega que “si la preocupación central del ELN, acogida por la mesa de diálogos, es la participación de la sociedad en la construcción de democracia, la persistencia en el secuestro es incoherente, pues, como lo he reiterado, una sociedad bajo el temor del secuestro y también de la extorsión, nunca participará libremente”.
Y cuarto, dice que “el reconocimiento del secuestro del señor Díaz y el compromiso de liberarlo sano y salvo, aunque tranquilizan a la familia y al país, no son suficientes. ¿Y los demás? Si el ELN hace parte del Mecanismo de Verificación, con el Gobierno, la Iglesia católica y la ONU, debería empezar por confirmar o negar su autoría sobre los casos pendientes; es lo mínimo, pues, de lo contrario, estaría obstruyendo deliberadamente el proceso. La ONU, como vocera del Mecanismo, los demás miembros y la sociedad toda, deberían unirse para exigir esa declaración y el compromiso de abandonar la práctica del secuestro”.
Al final concluye vehemente: “si el ELN aún no tiene claro su compromiso frente al secuestro, derivado del acuerdo de cese al fuego, este deberá ser punto inicial y obligado del próximo ciclo, pues de esa claridad, ante el país y hoy ante el mundo, depende mucho la continuidad de un proceso que merece mejor final”.