FOROS SEMANA

Seguridad alimentaria en época de pandemia

El encuentro digital ‘Seguridad alimentaria, ¿cómo garantizar el abastecimiento de alimentos en tiempos de crisis?’ permitió plantear los desafíos a vencer para proteger a los productores campesinos de Colombia en medio de las dificultades.

15 de agosto de 2020
| Foto: foto: getty images

En estos momentos el país atraviesa por una situación muy difícil en los ámbitos socioeconómico y de salud. La seguridad alimentaria de los ciudadanos se ha visto afectada por la inestabilidad en las cadenas de producción debido a las medidas de aislamiento decretadas por el Gobierno.

“Hay una restricción a las capacidades de las personas de seguir trabajando. Esto genera un impacto muy fuerte en el sector”, dijo Carlo Scaramella, director de la Oficina de País y representante en Colombia del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés).

Si bien Colombia ya presentaba algunos problemas con los procesos de producción para proteger a los productores campesinos, la pandemia ha intensificado la pobreza debido a que miles de personas han perdido su trabajo.

Pese a lo anterior, en Bogotá, por ejemplo, la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico es la encargada de vigilar la cadena de abastecimiento de la ciudad, que es totalmente dependiente de las regiones para poder alimentarse. Se estima que a diario llegan aproximadamente 10.000 toneladas de suministros alimenticios a la capital.

“La gran mayoría de alimentos vienen de afuera. Con los socios de la Rape, que es esa región ampliada de una Bogotá metropolitana, en la que participan los departamentos del Huila, Tolima, Cundinamarca y Boyacá, tenemos una estrategia piloteada en pandemia que es la posibilidad de que los alimentos lleguen, no solamente por medio de camiones a Corabastos, sino que puedan llegar directamente a la mesa de los bogotanos”, afirmó Carolina Durán, secretaria distrital de Desarrollo Económico de Bogotá.

Estrategias de compra online se han implementado por las autoridades de la capital con el fin de acortar esas cadenas de producción, beneficiando a los campesinos y a su vez protegiendo a la ciudadanía de un posible contagio al salir de casa.

“Lo más importante de esta estrategia alimentaria que hemos piloteado es que los campesinos ganan entre tres y cuatro veces más de lo que ganaban. Es un beneficio para todos”, agregó la secretaria.

Sin embargo, el panorama en otros lugares del país parece ser distinto. Según el boletín ‘Coyuntura del abastecimiento alimentario en los territorios rurales de Colombia’, divulgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los productores son de los más afectados en la crisis de la pandemia. El 87 por ciento responde tener múltiples impactos que afectan su rol en la producción.

Para Sara Del Castillo, coordinadora del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional, existe un riesgo de desabastecimiento en varias zonas del país, por lo cual se hace necesario tomar medidas en el menor tiempo posible: “Muchas regiones del país están en riesgo de desabastecimiento de alimentos. Hay situaciones críticas para los campesinos y los productores de alimentos. Tal vez no las estamos sintiendo ahora por los esfuerzos que se hacen, pero se irán apreciando paulatinamente en los efectos de los costos de la canasta alimentaria para los habitantes de las ciudades y las zonas rurales”, afirmó la coordinadora del Observatorio.

Los panelistas dieron a conocer algunas de las dificultades que están viviendo los productores campesinos del país, muchas relacionadas con la hora de recoger la cosecha, problemas para transportar los alimentos a los centros de acopio en las ciudades y el aumento de los precios de los agroinsumos, que disminuye la producción.

Hay que mirar esta crisis como una oportunidad para reflexionar sobre el futuro del país en muchos aspectos; por ejemplo, un enfoque de seguridad alimentaria y nutricional a partir de los productores locales. Tenemos que pensar en un mecanismo más inclusivo, más solidario, que esté relacionado con la producción local, que la proteja”, precisó Scaramella.

A lo anterior se sumó Ana María Narváez, investigadora en el área de Justicia Económica en la sublínea de Derecho a la Alimentación de Dejusticia, quien resalta la importancia de dar voz a los productores del campo: “Hay que apostarle a los sistemas locales de alimentación, a esos canales de comercialización cortos. También, a los trabajos de incidencia que están haciendo diferentes entidades, como la Red Nacional de Agricultura Familiar, para que las organizaciones campesinas sean incluidas en la toma de decisión sobre el alimento”.

Por último, se vio la necesidad de hacer un reconocimiento a los campesinos por esa difícil labor que a diario realizan. Se destacó la importancia de brindarles una serie de herramientas que les permitan tener una mayor y mejor comercialización de sus productos: “El compromiso ahora es darles la visibilidad y el acompañamiento técnico y tecnológico a nuestros campesinos, con inclusión digital, para que el que lo siembra sea el que lo venda”, concluyó Carolina Durán.

Este panel digital fue organizado por Foros Semana, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico de Bogotá