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Selección Colombia: Brasil y Ecuador, semana crucial para el sueño de Catar
De nada servirá el punto conseguido en Montevideo si la selección no hace respetar el Metropolitano. Ganarle a Brasil parece utópico, y ceder terreno ante Ecuador alejaría el sueño de Catar. Semana crucial.
Como hacía mucho tiempo no sucedía, los corazones de millones de colombianos volvieron a paralizarse de forma simultánea. Sucedió el pasado jueves, a las 7:33 de la noche, cuando, a 7.000 kilómetros al sur del país, el caleño Duván Zapata recibió una asistencia del guajiro Luis Díaz que lo dejó en solitario frente a la portería defendida por el uruguayo Fernando Muslera. Era el minuto 72 del partido, y, en una de las zambullidas de su vida, el arquero atragantó el grito de gol que ya asomaba de las gargantas colombianas. Si ese balón hubiera entrado en la portería sur del Gran Parque Central de Montevideo, los hinchas habrían amanecido haciendo cuentas y averiguando tiquetes y hoteles para viajar en diciembre del próximo año a Catar.
Sin embargo, todavía nadie se explica cómo esa pelota no terminó en el fondo de la red, y aún todos lamentan que el botín que trajeron Reinaldo Rueda y sus dirigidos no fuera más valioso de lo que al final resultó. En todo caso, el punto de Montevideo volvió a ilusionar al país con la posibilidad de ver a su selección, una vez más, en la máxima cita deportiva del planeta del fútbol, no solo por frenar a un rival directo, sino porque es el primero que Colombia consigue en 20 años de partidos oficiales en la capital charrúa. Si bien es cierto que Colombia pudo regresar a Barranquilla con el 50 por ciento de las obligaciones de esta triple jornada eliminatoria, el empate con Uruguay no libera a la selección de ganar los dos partidos que tiene en el Metropolitano –el domingo contra Brasil y el jueves contra Ecuador–.
De lo contrario, ese punto de oro de Montevideo se devaluará y quedará reducido a una moneda que solo recordará la decepción que produjo el fallo de Duván Zapata. Ganarle a Brasil no está en las cuentas ni siquiera de los más optimistas. Por eliminatorias al Mundial, nunca en la historia de Colombia ha podido hacerlo, ni siquiera de local (cuatro empates y dos derrotas). El más reciente antecedente fue el empate 1-1 del 5 de septiembre de 2017, cuando un gol de Falcao García salvó al equipo (entonces dirigido por José Pékerman) de una derrota. Por si fuera poco, la selección brasileña a la que se medirá Colombia este domingo en Barranquilla está llamada a ser la mejor de la historia, por lo menos en eliminatorias al Mundial: llega con el tiquete a Catar en el bolsillo, 27 puntos producto de nueve victorias en igual número de partidos jugados. Nadie le ha podido ganar en la presente clasificatoria.
Si Colombia pierde contra Brasil, sería el resultado más lógico. Pero, si gana, tendría un plus en la tabla de posiciones al convertirse en el único equipo en sumar frente a los tetracampeones mundiales. Una oportunidad inmejorable para que la actual generación quede en la historia, pues los colombianos ya reclaman un triunfo frente a Brasil, sobre todo cuando aún hay sangre en el ojo por la derrota de los cuartos de final del Mundial de 2014 y la de la pasada Copa América, ambas producidas en suelo brasileño y precedidas de cuestionadas decisiones arbitrales.
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Pero el hecho de que algunos jugadores como Juan Guillermo Cuadrado y Mateus Uribe hayan recibido la segunda amarilla en Montevideo es indicio de que hasta en los planes del plantel de la selección el partido contra Brasil no es el determinante.
Sin duda, el duelo que se advierte como una gran final es el juego del jueves contra Ecuador. Los dirigidos por el argentino Gustavo Alfaro, recordado comentarista de los partidos de la selección Colombia, se han afianzado en el tercer puesto de la clasificación, que da cupo directo a la cita de Catar. Mientras Colombia enfrenta al líder Brasil, Ecuador visitará al último de la tabla, Venezuela.
En el peor de los casos, los ecuatorianos podrían llegar a Barranquilla con cinco puntos de ventaja o, en el más favorable, a solo dos. Por eso, las circunstancias matemáticas y futbolísticas hacen que el duelo contra Ecuador sea el único de los que Colombia no puede dejar escapar ni un solo punto. Aunque los antecedentes estadísticos auspician un triunfo de Colombia (ocho victorias, seis empates y cinco derrotas en 19 juegos por eliminatoria), los deportivos dan cuenta de que Ecuador hace varias décadas dejó de ser ese vecino al que se solía mirar por encima del hombro, tanto en el ámbito de selecciones como de clubes.
Por el contrario, es un rival que cada vez más se ha vuelto un hueso duro de roer y frente al que hay que sudar más de la cuenta para derrotarlo. La mayoría de los jugadores convocados por Reinaldo Rueda tienen la deuda por saldar de aquella goleada 6-1, el 17 de noviembre de 2020 en Quito, resultado que sigue siendo el karma de Colombia en la presente eliminatoria. Colombia está frente a la posibilidad de oro de terminar octubre con 20 puntos y afianzarse en la zona de clasificación directa al Mundial de Catar. El juego contra Uruguay en Montevideo fue una muestra de que la selección tiene plantel para pelear los dos juegos de la semana crucial y salir victoriosa en ambos. Desde que Reinaldo Rueda asumió las riendas, la selección ha marcado diez goles en cinco juegos, un promedio esperanzador, máxime cuando el técnico vallecaucano ha sido cuestionado por sus planteamientos conservadores y por los pocos riesgos que asume, pues ha dado muestras de que su obsesión es mantener el arco propio en cero.
De momento, la fórmula le ha servido para mantenerse invicto (dos victorias y cuatro empates) y con vida en la eliminatoria. Las posibilidades de que Colombia vuelva al Mundial son mayores que cuando Carlos Queiroz fue despedido tras la debacle de Quito. Y se han mantenido gracias a esa especie de flor que ha acompañado a la selección, pues en todas las jornadas disputadas los resultados de los otros juegos han sido favorables.
Tanto es así que selecciones como Chile y Paraguay parecen estar condenadas a otros cuatro años sin mundial. Pero en el fútbol como en la vida nada está escrito. Y así como la próxima semana los hinchas podrían estar sacando sus ahorros para pagar la cuota inicial a Catar, también quedarían sepultadas las esperanzas de celebrar Navidades de 2022 en pleno Mundial. En siete días, la fallida ocasión de Duván Zapata podrá quedar, o en el olvido, o recordada para siempre como la que pudo marcar la historia de una nueva clasificación.