Crónica
SEMANA acompañó a la mamá de Omar Geles en el día más doloroso de su vida: despidió a su hijo
SEMANA acompañó el sentido homenaje a Omar Geles en Valledupar. Familiares, amigos, artistas y centenares de seguidores le dieron el último adiós. Por Alejandro Pastrán, enviado especial.
“Los caminos de la vida no son como yo pensaba, como los imaginaba, no son como yo creía. Los caminos de la vida son muy difícil de andarlos, difícil de caminarlos, yo no encuentro la salida”.
Y así fue. Los caminos terminaron como nadie los creía, pues seguramente no había una sola persona en Valledupar, ni en toda Colombia, que se imaginara que a tan corta edad al rey vallenato y juglar Omar Geles no le iba a alcanzar más la vida. Aunque era consciente de que “la vida de repente ha de acabarse” y que “las despedidas son muy tristes”, quizás nunca sospechó que “un tren se llevaría en su viaje aquellas ilusiones que de niño” se juró.
Geles lo dijo en sus canciones, “quiero aprender a volar” y ahora le tocará volar “por otro rumbo”, mientras la eternidad pinta su mundo “con mil colores”. Y “duele, en lo profundo del alma duele”, en cada uno de los familiares, amigos y de las personas que se volcaron a las calles para, con “cuatro rosas” en sus manos, darle el último adiós. “Cómo te pago, diosito lindo, cómo te pago”, era el clamor de todos, quienes, a pesar de la tristeza y el dolor, no dudaban en agradecer por la vida del artista.
Fue el 15 de febrero de 1967 en Mahates, Bolívar, el día en el que realmente “nació el amor más grande del planeta”, cuando Hilda Suárez, Mamá Hilda, dio a luz a quien años después fue catalogado por muchos como el nuevo Calixto Ochoa del vallenato. Geles siempre vivió orgulloso de su madre, pues “como te amo no hay nadie que ame”. Precisamente el juglar le compuso su himno musical a su mamá: Los caminos de la vida.
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“Porque mi viejita ya está cansada, de trabajar pa mi hermano y pa mí, y ahora con gusto me toca ayudarla, y por mi vieja lucharé hasta el fin. Por ella lucharé hasta que me muera, y por ella no me quiero morir. Tampoco que se me muera mi vieja (…)” fueron algunos de los versos que Omar plasmó en la canción. “Pero qué va, si el destino es así”, y fue Mamá Hilda quien tuvo que despedir y enterrar a su hijo más preciado.
“La familia está bastante destrozada porque él era el eje, el motor de todo, quien nos impulsaba y nos daba fuerza a todos, y ahora tenemos nosotros mismos que sacar las fuerzas para salir adelante. Mamá Hilda está bastante destruida, Omar era el hijo que ella más quería”, aseguró Sergio ‘Checho’ Geles, músico y sobrino del compositor, a SEMANA.
Desde el primer momento en el que se supo del deceso de Omar Geles en la clínica Erasmo el martes 21 de mayo, no hubo una sola emisora de radio en Valledupar sintonizada por taxistas, carros particulares, tiendas de barrio y hogares que no hablara de quien en vida fue galardonado como Rey Vallenato en 1989.
El miércoles 22, los más de 30 grados centígrados que arropaban el despejado día de Valledupar no fueron excusa para que cientos de vallenatos y artistas llegaran hasta al auditorio principal de la Biblioteca Rafael Carrillo a fin de despedir a Geles y recordar su legado musical.
“Tener un instrumento en la época (años ochenta) era muy difícil; sin embargo, logramos sacar el conjunto Los Diablitos en sus inicios. Omar era un fenómeno musical que no se da todas las veces en el ámbito vallenato. Era el único artista que cumplía con todos los requisitos del buen vallenato”, afirmó José Díaz, el primer cantante que lo acompañó.
Uno de los momentos más tristes fue cuando, por primera vez, Mamá Hilda entró al auditorio para despedir a su hijo. El fuerte dolor en el alma a duras penas le permitió permanecer de pie unos pocos minutos aferrada al féretro de Geles. “Ay, mi hijo”, eran las desgarradoras palabras que se le escuchaban decir a doña Hilda, con un llanto inconsolable, antes de desmayarse y recibir atención médica.
Al caer la noche del miércoles, el ataúd con el cuerpo de Geles fue trasladado hasta la plaza Alfonso López, en donde sus colegas le hicieron un sentido homenaje. Silvestre Dangond hizo una petición muy especial: “Les queda una experiencia a todos. Por favor, los artistas vallenatos, no digan más que los recuerden con la canción A blanco y negro. Primero fue Kaleth y ahora Omar Geles, compuesta por él mismo”. Y como el mismo juglar lo deseó, el urumitero la cantó.
La cantante Karen Lizarazo reveló cómo fueron esos minutos previos a la presentación de Geles en el concierto de Silvestre en El Campín, en Bogotá: “Ese día él no alcanzó a llegar a la prueba de sonido y en la noche estaba asustado porque no sabía cuál era la parte que le tocaba. En el camerino estábamos Rafa Pérez y yo explicándole. Imagínense nosotros diciéndole a todo un maestro cómo hacerlo”. Gusi, por su parte, afirmó que le quedó pendiente jugar una partida de tenis con Geles. “Lo voy a recordar cada vez que pise una cancha de tenis, porque compartíamos el mismo gusto por ese deporte y nos quedó una revancha pendiente, que la jugaremos más adelante”.
El jueves 23, el día del último adiós, desde bien temprano en la mañana la fila de seguidores que querían tener unos segundos para ver y despedir a su ídolo superaba las dos cuadras. Hubo incluso quienes llegaron desde Cúcuta y otras zonas del país para vender camisetas con el estampado del cantautor. De hecho, muchos, después de esperar horas bajo el sol, no alcanzaron a entrar.
A la par fueron llegando artistas como Álex Teherán, hijo de la Diosa del Vallenato, Patricia Teherán, quien recordó cómo su madre terminó grabando otro de los éxitos de Omar Geles: Tarde lo conocí. “Mi mamá siempre estuvo detrás de él para que le diera una canción y creo que ni el maestro sabía que esa canción iba a ser tan exitosa como lo fue”.
Al homenaje llegó Poncho Zuleta. “Es un golpe fuerte para el folclor, para la cultura vallenata, máxime tratándose de un hombre grande musical y moralmente hablando. Omar fue ejemplar”, dijo. Peter Manjarrés, quien le grabó a Geles la canción Te dejé, entre otros éxitos musicales, recordó que fueron muy grandes amigos de infancia. “Lo conocí y lo admiré desde niño. Su música y su personalidad eran únicas”.
Pero no solo el mundo de la música se volcó al homenaje de Geles. Alianza F. C., equipo de fútbol recientemente acogido por Valledupar, también hizo presencia. “Al venir hasta aquí demostramos que ya se empieza a generar el sentido de pertenencia por la ciudad, pero lo cierto es que Omar Geles fue un ícono y quienes gustamos del vallenato teníamos que despedirlo”, sostuvo el técnico Hubert Bodhert.
La caravana
Como lo dice su canción más representativa, “los caminos de la vida son muy difícil de andarlos”. Así fue el recorrido desde la plaza Alfonso López hasta el cementerio Jardines del Ecce Homo para darle cristiana sepultura a Geles.
El féretro con el cuerpo del cantautor fue subido hasta la parte más alta de un carro de bomberos, y allí también se subió Wilfran Castillo para recorrer con su gran amigo esos últimos caminos difíciles de transitar. Centenares de personas en motos y carros, con equipos de sonido a todo volumen reproduciendo los éxitos del juglar, acompañaron la caravana. Se trató de una escena que ya se había vivido en Valledupar años atrás con la muerte de Kaleth Morales, Diomedes Díaz y Martín Elías.
Desde la plaza hasta el cementerio es un trayecto que no tarda más de 25 minutos en carro, pero sus familiares y seguidores lo hicieron lo más lento posible, pues sabían que, a partir de su sepelio, el mundo iba a ser “a blanco y negro”.
En el camposanto, entre muchos más asistentes, lo estaba esperando Maribel Cortina y su acordeón para entonar, como lo hizo con Patricia Teherán, las mejores canciones y despedir al gran Omar Geles. Ahora el juglar llegó a la eternidad para seguir parrandeando como bien lo supo hacer.