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SEMANA revela los secretos del encuentro del comisionado de paz, Danilo Rueda, con las temidas bandas criminales de Antioquia, en busca de la paz total
SEMANA conoció los detalles de la primera reunión confidencial de representantes de las temidas organizaciones delincuenciales de Antioquia con el comisionado Danilo Rueda. Así fue el encuentro.
No hay forma de lograr la “paz total” que busca el presidente Gustavo Petro sin llegar a acuerdos claros con las poderosas bandas criminales que operan en Medellín y el Valle de Aburrá, cuna de estas organizaciones que funcionan desde la violenta época en la que Pablo Escobar sembraba el terror y era el jefe, nada menos, que de la pionera, la Oficina de Envigado. Los avances se están dando con pasos ciertos.
SEMANA conoció los detalles del primer encuentro cara a cara y bajo la más estricta reserva de emisarios de estos “combos” delincuenciales con el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda.La cita se dio el pasado 22 de septiembre en un exclusivo hotel en el sector de El Poblado. La reunión estaba pactada para las siete de la noche y uno a uno fueron llegando emisarios de cada una de las bandas criminales y oficinas de cobro que operan en Antioquia para destapar las cartas y conocer la propuesta que tienen desde el Gobierno para lograr que silencien los fusiles.
Aunque se trataba de un encuentro privado, y manejado con absoluta reserva, no pasó desapercibido que en el salón, contiguo al lobby del hotel, había un aviso que decía “reunión Alto Comisionado”. Eso despertó la curiosidad, pero nadie sabía la magnitud de este primer encuentro que se daba a puerta cerrada y en el que se sugirió que, por confidencialidad, no se tomaran fotos ni videos o audios.
No era para menos, cada banda tenía su representante; en esa mesa había emisarios de La Oficina, Los Pachelly, Los Chatas, Los Mesa, Los Triana, La Terraza, El Trianón, La Raya, La Sierra y La Unión. Según las autoridades, este es un primer paso para sentar a la mesa a las organizaciones criminales, no solo de Antioquia, Medellín y el Valle de Aburrá, sino de todo el país. No es un asunto de poca monta, las cifras que manejan desde el Gobierno indican que pueden tener cerca de 10.000 hombres en armas, muy difíciles de ubicar e identificar por su característica de bandas urbanas.
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Todos estaban sentados hasta que, pasadas las siete, en medio de un café, llegó el comisionado de Paz, Danilo Rueda. Cuentan los asistentes que fue claro, amable y respetuoso, les dio las gracias por llegar a la reunión. Les explicó los lineamientos de la “paz total” que busca el presidente Petro y de la que han venido hablando, incluso desde que estaban en la campaña presidencial.
En ese momento les hizo la primera revelación: la existencia de un borrador del proyecto para la ley de sometimiento de las organizaciones criminales que está impulsando y construyendo el Gobierno nacional. Insistió en varias ocasiones que se trataba de un borrador y que se los iba a entregar para que lo leyeran y lo revisaran y, en dado caso, intercambiar planteamientos y escuchar a todas las partes.
Les advirtió, eso sí, que no se trata de un cheque en blanco de impunidad, y que todo estará en el marco de la ley y la Constitución. Esa fue la línea roja que les puso sobre la mesa.
En ese momento se concentraron en lo importante. El comisionado Rueda empezó a explicar, punto por punto, de qué se trataba el borrador de sometimiento a la justicia y la zanahoria y el garrote que están incluidos en el documento de 90 artículos que reveló SEMANA y que plantea rebajas de penas de hasta un 60 por ciento que serán cumplidas en zonas de ubicación temporal. Busca también una entrega obligatoria de bienes, de los cuales podrán, en medio de esta negociación, quedarse con el 10 por ciento del valor de ellos.
Los abogados no perdían detalle e iban tomando atenta nota para llevar el mensaje a los cabecillas de cada organización que estaba representada en esa mesa. Todos coincidieron en la buena voluntad de iniciar un proceso de paz con el Gobierno y así sentar las bases de una negociación en Medellín, que es pionera en temas y asuntos de paz.
Agradecieron la oportunidad de iniciar esos acercamientos con la voluntad de empezar a estudiar el borrador y hacer sus planteamientos. Rueda fue claro en que la prioridad es el respeto a la vida. Al parecer esas palabras hicieron eco y, pocos días después, el gobierno Petro anunció que más de diez grupos criminales iniciaron un cese unilateral del fuego.
“Se han sumado ya varios grupos, el Estado Mayor Central, la Segunda Marquetalia, están las AGC (Clan del Golfo), varias oficinas de ciudades y las Autodefensas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Cada grupo, con su propia identidad, naturaleza y motivación, está expresando su disposición a ser parte de la paz total. En esta fase de exploración se les ha pedido no matar, no desaparecer, no torturar y vamos avanzando”, sostuvo Rueda.
El encuentro tardó menos de dos horas, terminó antes de las nueve de la noche, y se pactó una nueva reunión para conocer las observaciones de los jefes de estos escuadrones criminales y poder avanzar en el tema.
La negociación con estas bandas es prioridad en la hoja de ruta del Gobierno, pues estos son grandes escuadrones que tienen tentáculos en todo el país. Por ejemplo, en el Valle de Aburrá operan 84 Grupos Delincuenciales Comunes Organizados (GDCO), cuyo impacto es local y en su mayoría están subordinados.
Apenas unos días antes de esta cita, el comisionado Rueda se había encontrado, esta vez en las selvas del departamento de Caquetá, con hombres de las disidencias de las Farc, entre ellos, Alexánder Díaz, alias Calarcá; alias Alonso, alias Érika y alias Hermes o el Boyaco. Casi de forma simultánea, Iván Mordisco, uno de los cabecillas de esta organización, que se creía que estaba muerto, salió a dar un espaldarazo a esta negociación.
Pese a que el cese al fuego da la impresión de que los acercamientos van a un ritmo rápido, apenas empieza lo más complejo: poner de acuerdo a todos los jefes para evitar disidencias como pasó con las Farc, que hoy tienen al país en medio del conflicto. No es fácil, pues hay cabecillas que están en libertad y otros tras las rejas. Además, el tema de entregar bienes y quedarse solo con el 10 por ciento es un asunto que levanta ampolla.
Y hay otro tema prioritario que está sobre la mesa: la negociación no se está iniciando con angelitos, sino con los más poderosos delincuentes del país, muchos con altas condenas por delitos graves, incluido el narcotráfico, el coco para Estados Unidos, y no están dispuestos a un sometimiento si no les garantizan el cierre definitivo de la posibilidad de ser extraditados.
La apuesta del Gobierno es riesgosa, pero está avanzando, y así lo ha dicho el comisionado Rueda, quien ha hablado de acercamientos con el temido Clan del Golfo, y, paralelo a esto, se está reactivando la mesa de negociación con el ELN, que no tuvo avances en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos más allá de la instalación y que estuvo congelada durante todo el mandato del presidente Iván Duque.