HOMOFOBIA
El joven que se habría suicidado por discriminación sexual
Familiares y amigos aseguran que Sergio Urrego perdió la vida por la presión en su colegio al conocerse su homosexualidad.
“Goodbye cruel world. I'm leaving you today”. Esas fueron las palabras de una canción de Pink Floyd que publicó Sergio Urrego el 4 de agosto, antes de suicidarse.
Con sus 16 años de edad decidió lanzarse del centro comercial Titán Plaza, en el noroccidente de Bogotá. Estaba agotado del matoneo que le hacían las directivas del colegio Gimnasio Castillo Campestre sólo por ser homosexual.
Sergio estudió todo el bachillerato en esa institución católica, ubicada en Tenjo, Cundinamarca, y le faltaban unos cuantos meses para graduarse. Pero las presiones ejercidas especialmente por la rectora, Amanda Azucena Castillo Cortés, hicieron que el menor de edad dejara el colegio.
Como lo denunció El Espectador, los problemas para Sergio comenzaron en mayo de este año cuando el docente Mauricio Ospina le quitó un celular que mostraba una foto en la que se daba un beso con su novio, Danilo Pinzón, también estudiante del grado 11.
Desde ese momento, las directivas se hicieron cargo del asunto, tratando una relación entre dos jóvenes como un problema psicológico. Incluso citaron a los padres de los menores de edad, todo porque en su manual de convivencia se prohíben “las manifestaciones de amor obscenas, grotescas o vulgares” dentro y fuera del colegio.
“La mamá (Alba Reyes), que estaba en ese momento en Cali, voló inmediatamente al saber de esa situación y, con un retraso de 20 minutos con relación con la hora citada y tras la ausencia del padre de Sergio, la señora Amanda Azucena Castillo Cortés, rectora del colegio, decidió no atender a la madre del compañero Sergio”, aclara un comunicado de Unión Libertaria Estudiantil, la organización anarquista a la que pertenecía Sergio desde hace poco más de un año.
La primera decisión fue no dejarlo asistir a clase hasta que llegara su papá, Robert Urrego. Luego, cuando ambos padres respondieron por su hijo y lo apoyaron en sus gustos personales, el colegio continuó con los obstáculos.
Para dejar entrar a Sergio a la institución, le pidieron informes de acompañamiento psicológico. Al presentarlos, le respondieron que no cumplía los “parámetros requeridos”. Después, denunciaron a la señora Reyes por abandono familiar, puesto que viajaba frecuentemente a Cali, sin embargo, el ICBF descartó posteriormente que ese fuera el caso, según reportó El Espectador.
Pero el peor golpe para Sergio fue la denuncia por acoso sexual que interpusieron los padres de su pareja.
“La veedora del colegio, Rosalía Ramírez, y nuestra rectora dijeron que no podíamos tener gente como esa en nuestra institución”, agregó otra compañera en diálogo con BluRadio.
A pesar de que sus padres lo cambiaron de institución educativa, Sergio cargaba constantemente con la agonía de ser señalado de abusar sexualmente a un joven con el que tenía una relación consensuada. Así quiso demostrarlo antes de muerte, cuando les dejó a sus padres todas las pruebas de ellos, como pantallazos de sus conversaciones.
Antes de suicidarse, también dejó tres misivas, una de ellas decía: “Esta carta se ha escrito con el fin de esclarecer ciertos datos acerca de la denuncia de acoso sexual que han puesto los padres de mi expareja. Lo hago de manera escrita debido al suicidio que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se hallen con una oscura mancha llena de mentiras”, se lee en los mensajes conocidos por El Espectador.
Luego del suicidio, las directivas del colegio Gimnasio Castillo Campestre pidieron no hablar del tema y tampoco hubo una disculpa pública, según dijeron estudiantes de la institución a diferentes medios de comunicación.
Ahora, lo único que les queda a los padres de este menor de edad es intentar limpiar el nombre de Sergio mediante una tutela a la institución educativa y con el plantón el próximo viernes frente al colegio. Pero esto se quedará corto ante el rechazo y la exclusión de un colegio que habría agobiado a un joven hasta el punto del suicidio.