VALLE DEL CAUCA

Sicariato, tráfico de armas y drogas: así cayeron tres peligrosas bandas en Cali

Estas estructuras criminales serían las culpables de asesinar a dos hombres en un restaurante en el sur de la ciudad, y del homicidio de un menor de 15 años que se negó a un reclutamiento forzado.

4 de noviembre de 2020
En este sector se realizaron parte de los allanamientos
En este sector se realizaron parte de los allanamientos | Foto: Cortesía

El crimen quedó registrado en una cámara de seguridad del restaurante donde departían las víctimas en el sur de Cali. Dos hombres de camisa blanca comían en la vía que de la capital del Valle conduce al vecino municipio de Jamundí, tres sicarios llegan y uno de ellos dispara. Los cuerpos quedaron sobre la mesa. Esa escena -ocurrida el 23 de enero del 2020- se viralizó en cuestión de segundos y fue la pieza clave para que las autoridades centraran su investigación en tres grandes bandas del oriente de la ciudad.

Luego de diez meses de investigación, este miércoles en la madrugada fueron efectuados 30 allanamientos y la captura de igual número de personas. Según la Policía, los detenidos son miembros de las bandas delincuenciales los de la 8, los Pitbull y los Queseros, que delinquían en las comunas 13, 15 y 16, y que habrían formado una alianza criminal para controlar el microtráfico, así como el ensamblaje y tráfico de armas de largo alcance que terminaban en manos de disidencias de las Farc en el Cauca.

Sumado a esto, crearon una oficina de sicarios para hacerse con el poder delictivo en otros puntos de la ciudad. Fueron ellos, según lo expuesto por las autoridades, quienes asesinaron a los dos hombres en el restaurante de la vía Cali - Jamundí y a una decena de personas más.

“Estas organizaciones venían incrementando su poderío dado que inicialmente una de estas ejercía acciones de sicariato social y luego mutaron hacia hechos de sicariato estructural, al punto de convertirse en un outsourcing criminal”, dice la Policía Metropolitana de Cali.

Estas bandas prestaban servicio de sicariato a otras estructuras criminales del Valle y Cauca para disputas de posibles ajustes de cuentas. En palabras de los investigadores, Los de la 8, Pitbull y Queseros se encargaban de asesinar a otros sicarios para evitar dejar cabos sueltos. “Ellos realizaban crímenes de alto riesgo. Eran contratados para eso”, dicen las autoridades.

Algunos de los homicidios se materializaban por el control del expendio de sustancias estupefacientes, dado que esta era su fuente de financiación, además de existir una marcada importancia de las fronteras invisibles, donde para estos grupos cruzarla era considerado como una afrenta que podría ser pagada hasta con la vida.

En algunos lugares se evidenciaban marcaciones en las fachadas de viviendas de los barrios que delimitaban estos territorios, donde con grafitis buscaban enviar mensajes intimidatorios a organizaciones rivales.

Por otra parte, se evidenciaron las retaliaciones de estos delincuentes hacia las personas que constantemente ejercían algún tipo de control social al reclamarles sobre el impacto negativo de sus acciones en el sector; motivo por el cual uno de estos ciudadanos fue asesinado y una familia completa desplazada, luego de haber sido víctimas de varios disparos a la fachada de su vivienda para intimidarlos.

Otros crímenes

Otro de los eventos esclarecidos corresponde al homicidio de dos personas, entre ellas un menor de 15 años, cuando se negaron a hacer parte de dicha estructura; las familias de las víctimas meses antes se huyeron del lugar por temor.

Los capturados serán presentados ante la justicia por los delitos de concierto para delinquir, homicidio agravado, tentativa de homicidio porte ilegal de armas, tráfico de estupefacientes y desplazamiento forzado. La mayoría de los hoy capturados presentan antecedentes judiciales.