NACIÓN
Silvestre Dangond no pudo cantar en homenaje a Jorge Oñate: las lágrimas no lo dejaron
El cantante terminó fundido en un abrazo con los familiares de su padrino, en el homenaje realizado en la biblioteca departamental, en Valledupar.
El ahijado sucumbió ante el dolor. Silvestre Dangond, el ídolo de la nueva ola del vallenato, no pudo cantar en el homenaje a su padrino Jorge Oñate, uno de los grandes exponentes del género.
El evento para homenajear a uno de los grandes del vallenato clásico fue realizado en la biblioteca departamental Rafael Carrillo Lúquez, en la capital del departamento del Cesar, momentos previos al entierro. Allí se congregaron familiares, amigos y cientos de seguidores para rendirle tributo a una de las más prodigiosas voces de la historia de este género musical colombiano.
Oñate falleció en la madrugada del domingo en la clínica Pablo Tobón de Medellín, debido a las complicaciones generadas por la covid-19, que lo tuvieron por más de un mes bajos cuidados médicos especializados.
En la tarima del homenaje hicieron presencia artistas de la talla de Peter Manjarrez, los integrantes del grupo Kavrass y varios compositores de los éxitos cantados por Oñate, quienes lo recordaron cantando los éxitos del nacido en el municipio de La Paz (Cesar).
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En la parte de afuera de la biblioteca se arremolinaron cientos de artistas aficionados, fanáticos y espontáneos amantes de la música vallenata para expresar su admiración por el cantante, antes de su salida hacia el cementerio La Paz.
Oñate, también llamado “El ruiseñor del Cesar”, era considerado uno de los últimos representantes del vallenato clásico y heredero insignia del canto tradicional, poseedor de una potente y melodiosa voz.
Entre todos, Silvestre Dangond, su ahijado, era uno de los más esperados. No solo porque en la actualidad es el cantante vallenato de más éxito y reconocimiento internacional, sino porque entre él y Oñate siempre hubo una relación muy estrecha, tanto en el plano personal como profesional.
Pero Silvestre no pudo cantar cuando llegó el féretro con el cuerpo de Oñate. Las lágrimas le salían por montones y solo pudo fundirse en un profundo y fuerte abrazo con los familiares de su padrino, como un miembro más de esa dinastía musical.
Después de unos minutos muy emotivos, Silvestre pasó a sentarse en una de las primeras filas de las sillas dispuestas para el homenaje.
Oñate fue llevado a Medellín el pasado 23 de febrero, trasladado en un avión ambulancia desde Valledupar, mientras era monitoreado por personal especializado, según información compartida por su mánager el ‘Mono’ Romero y los familiares del cantante.
El artista vallenato estaba internado en la Clínica Cardiovascular del Cesar desde el pasado 18 de enero, después de dar positivo por covid-19. Luego se dio a conocer que su condición había ido empeorando con el paso de los días y muchos especularon sobre el estado de salud de Oñate.
Después de varios días de incertidumbre médica y de ser sometido a varios tratamientos, Jorge Oñate, de 71 años, falleció en la madrugada de este domingo en Medellín.
En el momento de confirmarse la noticia, cientos de seguidores del cantante cesarense acudieron al centro médico donde permaneció internado sus últimas horas, el Hospital Pablo Tobón.
Para muchos, el Jilguero de América marcó un antes y un después en el vallenato, porque fue uno de los primeros cantantes que no tocaba el acordeón, como lo hacían los juglares.
El inicio de su carrera fue en el conjunto de Los Hermanos López, a finales de la década del 60. Incluso, él mismo dijo en esos días que había llegado “la era del cantante”, haciendo alusión a su estilo.
De ahí en adelante la carrera de Oñate siempre fue en ascenso. Con la muerte de Diomedes Díaz en el año 2013, Oñate y los hermanos Zuleta quedaron como los máximos exponentes vivos del vallenato clásico, el género que puso en el mapa mundial la provincia del cacique de Upar y le abrió cientos de puertas a la cultura colombiana.