PERFIL

'Simón Trinidad', el guerrillero que conoció a Santos

¿Por qué las Farc ponen en la mesa a un negociador detenido en Estados Unidos?

6 de septiembre de 2012
Ricardo Palmera (alias 'Simon Trinidad'), con Victor G. Ricardo y Marcos Calarca durante el proceso de diálogos en el Caguán, en enero de 2000. | Foto: Guillermo Torres

Aunque en la historia de las FARC hay guerrilleros más expertos en la guerra, otros con mayor preparación política y un puñado más con ascendencia sobre los miembros de ese grupo armado al margen de la ley, la vida de Juvenal Ovidio Ricardo Palmera, alias 'Simón Trinidad', difiere en mucho de la mayoría de ellos.

La historia cuenta que por la década de los 80, su nombre corría de boca en boca en Valledupar, pues Diomedes Díaz lo había incluido en su vallenato titulado El mundo. Es una canción que habla de las injusticias sociales a las que hace frente gente buena como se consideraba en la época al gerente del Banco del Comercio de la ciudad: "... Y por eso a Ricardo Palmera lo queremos tanto, él es el mismo ejemplo", entonaba la voz del 'Cacique de La Junta' acompañada del acordeón de Nicolás 'Colacho' Mendoza.

Por aquel entonces vivía en la exclusiva calle Santo Domingo, una de las cuatro de la plaza Alfonso López. Y tenía el privilegio de estar detrás de la tarima Francisco el Hombre, en donde anualmente se eligen las leyendas del vallenato. Nació el 30 de julio de 1950 en el hogar formado por don Ovidio Palmera y la dama santandereana Álix Pineda. Aunque el destino quiso que naciera en Bogotá, pronto se trasladaron para Valledupar, en donde don Ovidio Palmera era reconocido como el más prestigioso abogado y dirigente liberal de la región.

Era un hombre respetado por su don de gentes, su alto nivel intelectual y sus dotes de abogado. Al punto de que le decían "la conciencia jurídica de Cesar". En el gobierno de Mariano Ospina Pérez, el ministro de Agricultura, Pedro Castro Monsalvo, nombró a don Ovidio Palmera secretario general y viceministro y lo recuerdan "como todo un caballero".

Durante esa época en Bogotá nació Ricardo. Allí regresó para estudiar secundaria en el Colegio Helvetia, de donde salió para la Escuela Naval, donde cursó un año adelante del hoy presidente, Juan Manuel Santos. Como él, también se aficionó a la música vallenata y a la economía y tenían en el expresidente Alfonso López Michelsen a su referente ideológico. Así Ricardo Palmera entró a la facultad de economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Al concluir su preparación académica regresó a Valledupar. Las crónicas sociales de la época revelan detalles de su matrimonio con la "distinguida jovencita barranquillera Margarita Russo" (con la cual tuvo dos hijos). Luego empezó su periplo como banquero, labor que alternaba con la cátedra de economía de la Universidad Popular de Cesar. La joven pareja escaló laboralmente. Él fue nombrado asesor financiero y consultor de la desaparecida Caja Agraria, y luego gerente regional del también extinto Banco del Comercio, mientras ella fue designada gerente de Granahorrar.

A los 36 años de edad, Ricardo Palmera le dio un giro radical a su vida. Se fue para la Sierra Nevada de Santa Marta y se integró al Bloque Caribe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y jamás volvió a firmar con su nombre original sino que desde entonces utiliza el de 'Simón Trinidad', en honor al Libertador Simón Bolívar.

Paso a la clandestinidad

La noche previa a su partida, sus amigos lo vieron con sus dos hijos en una "ciudad de hierro" que había llegado a Valledupar y era la sensación del momento. Ricardo Palmera se fue para el monte, donde llegó a la jefatura del bloque Caribe, del que se convirtió en jefe de finanzas para luego asumir el mando. Pasó a ser uno de los hombres más temidos en Cesar y el poder económico que ejerció le permitió ingresar al Estado Mayor de las FARC.
 
En los reportes de inteligencia de las autoridades colombianas ‘Trinidad’ fue señalado de secuestro, extorsión, cultivo de amapola y marihuana, extorsión y el tráfico de armas provenientes de Venezuela. Sin embargo, en una entrevista concedida en la década de los 90 aseguró que "el único lunar en mi vida es el de pertenecer a la oligarquía de Valledupar".
 
Después se le volvió a ver en el Caguán, en donde empezó a mostrar su voluntad de hierro para la guerra: "Nosotros vamos a ganar porque estamos convencidos mientras el Ejército está seguro que va a perder", decía.
 
Cuando se rompieron los diálogos se esfumó por un tiempo. En el 2004 fue capturado en Quito, Ecuador, y casi de inmediato deportado al país. Cuando las Fuerzas Armadas lo mostraron ante la prensa como una las victorias más importantes, pues se trataba de un pez gordo de la guerrilla, desafiante, gritó: "Soy Simón Trinidad, de las victoriosas fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, ejército del pueblo". Y levantó el puño.
 
Se le vio fuerte a pesar de que sabía que le esperaba un proceso de extradición a Estados Unidos acusado de narcotráfico y lavado de activos. El 31 de diciembre, cuando el país celebraba la despedida del año 2004, Simón Trinidad era embarcado a su nuevo destino con la autorización del presidente Alvaro Uribe.
 
El guerrillero alcanzó a ser famoso en los medios de comunicación porque pasó de formar parte del Comité Temático en las frustradas negociaciones de paz a enfrentar cargos por el secuestro de tres estadounidenses. Se trató de un hecho sin precedentes por tratarse del primer líder de esta guerrilla procesado y condenado ante un jurado norteamericano.
 
Se le acusó de participar en el ataque al avión Cessna 208 derribado por las FARC el 13 de febrero del 2003 en Caquetá en el que viajaban los estadounidenses Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonsalves, quienes fueron secuestrados por la guerrilla y, posteriormente, liberados en la ‘operación Jaque’, en julio del 2008, junto con Íngrid Betancourt. Finalmente Palmera fue encontrado culpable y sentenciado a 60 años.
 
Palmera enfrentó otro juicio en Estados Unidos, por tráfico de drogas, que no prosperó. Sin embargo, y aunque la pena que le fue impuesta le significa poco menos que una cadena perpetua, 'Trinidad' sigue siendo un tema de honor para las FARC, como lo demuestra el hecho de que su nombre haya vuelto a sonar durante la rueda de prensa de este jueves en La Habana.