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“Si no me vuelo, me matan”: Sargento retirado reveló detalles de pesadilla por falso trabajo en México; fue secuestrado por un cartel

El experimentado militar, quien decidió irse para el país azteca creyendo que iba a tener un mejor futuro para él y su familia, contó que fue la experiencia más trágica que ha vivido, por cuenta de una falsa oportunidad de trabajo.

Redacción Semana
10 de abril de 2024
Sargento Primero del Ejército Andrés Mauricio Cáceres Arciniegas.
Sargento Primero del Ejército Andrés Mauricio Cáceres Arciniegas. | Foto: Suministrada

Durante semanas largas estuvo secuestrado por un cartel del narcotráfico de México el sargento retirado del Ejército de Colombia Andrés Mauricio Cáceres. Su nombre comenzó a circular por los principales medios de comunicación porque su familia denunció que se encontraba desaparecido y temían lo peor.

Sargento Primero del Ejército Andrés Mauricio Cáceres Arciniegas
Sargento primero del Ejército Andrés Mauricio Cáceres Arciniegas | Foto: Suministrada

“Yo viajé el 12 de marzo para México. La ruta era Bogotá - Medellín - México. El día 13 ya estaba en México, llegué al hotel con un plan turístico que había adquirido. Luego me dirigí a la basílica de la virgen de Guadalupe y ahí me contacté con los que me habían ofrecido el trabajo para seguridad en un campo de limones”, dijo el exmilitar.

Y agregó: “Luego, viajé al estado de Michoacán, y el día 14 de marzo me recogió un taxista que me habían asignado los supuestos patronos, luego me transbordaron a otra camioneta y me llevaron al lugar donde yo iba a vivir y donde, supuestamente, iba a estar mientras laboraba con ellos”.

Cáceres aseguró que, desde ese momento, comenzó a sospechar cosas raras del supuesto trabajo. “Era una casa sola, que no tenía mayor cosa, solo había una cama para descansar, ahí yo ya vi que la situación no era como me la habían pintado”.

Sargento Primero del Ejército Andrés Mauricio Cáceres Arciniegas
Sargento (r) Andrés Mauricio Cáceres Arciniegas | Foto: Suministrada

Con la situación completamente desdibujada y ahora haciendo parte, sin querer, de un grupo ilegal, el exsuboficial señaló que todo se comenzó a complicar para él. “Al ver la situación, contacté al taxista que me había llevado, pero el taxista hacía parte del cartel y me echó al agua, les dijo que yo me quería volar y ahí comenzó a peligrar mi vida. Los del cartel me dijeron que no podía y que, si intentaba escapar o dar aviso, me mataban”, manifestó.

Con la suerte jugada en su contra, Cáceres dijo que le tocó obedecer las órdenes que le daban mientras planeaba su plan de fuga. “Me tocó aplicar la sicología inversa, hacer lo que me pedían mientras tanto. Me hicieron vestir de militar, me entregando prendas camufladas y botas”, relató.

“Me volvieron a recoger en una camioneta y me llevaron a otro punto en donde había otro grupo de hombres, había otro colombiano. Ya estando ahí, me dieron 12 proveedores de fusil y munición de reserva porque, supuestamente, me iba a quedar ahí unos 12 días”, manifestó.

La fuga

Con su estrategia en marcha, desde el momento en que sabía que estaba secuestrado por el cartel, y aplicando la psicología inversa, Cáceres cuenta que se adaptó a las órdenes que le daban los mandos y prefería no refutar ninguna de ellas para hacerles creer que estaba cooperando.

“El jefe del grupo nos dijo la siguiente misión era atacar a un cartel enemigo, que nos preparáramos. Comenzamos a caminar a las 7 de la noche, caminamos cerca de ocho kilómetros por un cultivo de limón. Siempre me fui atrás, de último, hasta que, en un descuido, me logré despegar del grupo sin que se dieran cuenta y me escondí en medio de los cultivos”, contó Cáceres.

Guerra entre narcos en el Estado de Chiapas, México
El sargento Cáceres aseguró que un cartel mexicano lo secuestró para atacar a otro cartel en Michoacán. | Foto: Captura de video

“Yo me devolví al punto donde había iniciado la caminata, eso estaba a unas cuatro horas. Llegué a la madrugada a eso de las 2 de la mañana, recogí mis pertenencias y me fui. Comencé a caminar con destino hacía Acapulco, que era el sur de México, pero esa era mi misión principal: llegar hasta allá”, agregó.

Indicó que luego de caminar varias horas y con el cansancio jugándole en contra, se metió matorral adentro, se arropó con matas y durmió otro buen rato para poder recargar las energías que necesitaba para llegar hasta un punto seguro. “Yo sabía que me estaban buscando y me escondí en medio de las matas durante varios días porque esa gente me comenzó a buscar con drones”, añadió.

Indicó que, luego de caminar una semana completa, logró ponerse en contacto con su esposa, y le informó lo que estaba sucediendo y que contactara a alguien para que lo pudiera rescatar. “Siempre camine a la orilla de una quebrada para mantenerme hidratado porque el calor era muy intenso (...). En esa zona, no confiaba en nadie, ni Policía ni Guardia Nacional, en nadie, porque podrían hacer parte del cartel, como me ocurrió con el taxista”.

Agregó que luego de estar en un lugar donde él consideraba que estaba lejos del cartel, prendió el celular y se contactó con su esposa. “Le escribí a mi esposa, le dije que necesitaba ayuda, que el trabajo era falso y que hiciera lo que pudiera”, manifestó.

Explicó que, luego de unos días de seguir caminando, llegó a un punto más seguro y le envió la ubicación a su esposa, quien se la dio al Comité de Búsqueda que habían contactado para que los rescataran. “Guardia Nacional y Fiscalía me rescataron”, dijo.

Tras la pesadilla que vivió durante más de dos semanas, asegura que fue víctima de una red de trata de personas. Valiéndose de su necesidad, los criminales le ofrecieron un trabajo aparentemente lucrativo que terminó siendo una trampa. Aprovechó para enviar un consejo a los militares retirados a quienes les llegan esas clases de ofertas laborales.

“Yo les digo que que ofertas laborales que sea en la ciudad de México para seguridad privada, que lo piensen muy bien antes de viajar, eso es un engaño, no es nada de lo que le ofrecieron a uno. Termina uno trabajando para un cartel que no lo deja salir con vida”, concluyó.

Por motivos de seguridad, el sargento se encuentra en un lugar donde prefiere guardar el anonimato, pues asegura que su vida y la de su familia siguen en peligro. Espera que el Gobierno o algún país le tiendan la mano para superar la pesadilla que vivió durante 20 días. “Esa gente tiene todos mis datos y los de mi familia. Mi seguridad y la de mi familia están en peligro”, señaló.