NACIÓN
Sofía Plazas, la niña colombiana que viajó a las instalaciones de la Nasa y sueña con ser presidente
Tiene apenas 13 años, pero su cabeza ya es un universo de conocimiento. Anhela “generar un cambio”.
Sofía Plazas supo de su gusto por la ciencia a los seis años en una clase de la escuela en la que le enseñaron el sistema solar. Al llegar a casa tuvo la necesidad de dibujar en una pared los planetas y hacer un telescopio improvisado para mostrarle a Mateo, su pequeño hermano, eso que tanto la había maravillado. A partir de ese momento su vida despegó con la fuerza de un cohete hacia diversos aprendizajes que la llevaron a la Nasa.
Tiene 13 años, es la mayor de tres hermanos y cursa octavo de bachillerato. Nació en Bogotá, pero vive en Cali desde hace siete años. Habla inglés fluidamente, sabe tocar el piano, pinta y escribe poesía. Sus días se van entre el colegio, la lectura y las clases de natación artística a las que asiste disciplinadamente. Le gusta leer a Julio Verne y admira a Marie Curie.
Su interés por el conocimiento, por querer saber qué hay en el lado oscuro de la luna, lo ha cultivado pacientemente, regando su incansable curiosidad. Diana Marcela Redondo, su madre, dice que desde que llegaron a la capital del Valle se la ha pasado entre bibliotecas y en un taller tecnológico y digital que oferta el municipio. Sin embargo, cuando llegó la pandemia que encerró al planeta, Sofía se vio estancada por un instante, pero no varada, pues se le abrió una nueva posibilidad de seguir aprendiendo y descubriendo el mundo gracias a Astrofanáticos, un grupo virtual que congrega niños de todo el país interesados por la astronomía.
Cuando se relajaron las restricciones y ocurrió el esperado regreso a la presencialidad, Sofía ya dictaba charlas, desde su experiencia, sobre astronomía y ciencia en colegios públicos y privados de la ciudad. En ese camino terminó enterándose por un profesor de la convocatoria de la fundación She Is, que llevaría a 35 niñas colombianas a las instalaciones de la Nasa, en Houston, Estados Unidos, y fue así como se inscribió sin pensarlo ni un instante.
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Los conocimientos que acumuló a lo largo de su vida, de forma prácticamente autodidacta, le permitieron sortear con holgura los requerimientos de la convocatoria y ganarse un lugar para el viaje que la pondría un poco más cerca de las estrellas.
La llamada esperada de la fundación llegó el miércoles santo de este año, pero Sofía no podía enterarse todavía y lo haría hasta una semana después, cuando delegados de organización viajaron hasta Cali para decírselo personalmente. La noticia de que había sido seleccionada y que se iría para Estados Unidos junto a un grupo de niñas soñadoras la recibió primero, entre lágrimas, su madre. “La felicitamos, su niña es una de las seleccionadas para irse a la Nasa”, le dijeron en esa llamada a Diana, quien aún recuerda, con la voz un poco temblorosa, la emoción que la invadió.
“A nivel familiar ha significado una oportunidad de vida maravillosa. Estamos muy honrados y orgullosos de nuestra hija. Es una niña muy elocuente y madura para su edad. Tiene clarísimos sus objetivos de vida y la meta de dejar un legado y ayudar a la comunidad”, asegura la madre orgullosa.
Y es que los sueños de Sofía no se detienen en la luna, Marte o en las estrellas, que desde la Tierra se ven como puntos luminosos en el firmamento. El camino que busca la llevará, al parecer, por senderos más pedregosos que el de un viaje al espacio. “Quiero ser presidente y generar un cambio en Colombia”, dijo Sofía poco antes de dejar el país para viajar a Estados Unidos.
En los meses previos al viaje a la Nasa, Sofía recibió diversas capacitaciones que la prepararon para esa experiencia y además desarrolló un proyecto tan bueno que acabó sustentándolo ante científicos de la agencia espacial que llevó al primer hombre a la luna. Diana dice que no puede adelantar mucho sobre el proyecto de su hija, pero reveló que se trata de un libro dirigido al público infantil y juvenil.
Sofía regresó este domingo a Colombia tras tener el privilegio de recorrer las instalaciones de la Nasa y compartir con científicos y astronautas. En su paso por Estados Unidos el tiempo le dio, incluso, para conversar con Diana Trujillo, la ingeniera caleña que este año fue nombrada directora de vuelo. Se fue feliz y vuelve cargada de conocimientos.
“Todas sus expectativas las centró en aprender cosas nuevas y darlas a conocer al volver”, afirmó su madre. Para Sofía, el cielo no es el límite.