| Foto: Archivo particular

ATLÁNTICO

Los muertos registran propiedades y piden exoneración de impuestos en Soledad

En septiembre y noviembre de 2015, en ese municipio del Atlántico, dos personas con cerca de un siglo de fallecidas, “revivieron” para hacer insólitos trámites notariales y de pago de impuestos.

Tadeo Martínez, corresponsal de SEMANA en Barranquilla.
26 de marzo de 2017

La distancia que hay entre el cementerio viejo de Soledad y la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos es de aproximadamente tres o cuatro cuadras. El cementerio se encuentra en la carrera 19 con calle 21, y la oficina registral en la 20 con 20. Es una vía muy concurrida porque es la entrada principal al pueblo de Soledad (Atlántico), y la oficina de registro, como todo despacho público siempre está llena.

Sin embargo, el día miércoles 9 de septiembre de 2015 nadie se percató que por las calles del pueblo anduvo el fantasma o los restos de Candelaria Donado de Navas, fallecida el 30 de agosto de 1906. La mujer, casada con José Encarnación Navas (fallecido en 1904), y madre de Rosa, Dolores, Candelaria, Josefa, Eufemia, Felicia, Francisco, Narcisa y Aniceto Navas Donado, según consta en los registros de ese organismo se presentó allí a hacer un trámite. (Ver documento)

Desde agosto de 1906 hasta septiembre de 2015, ni sus hijos, ni sus nietos, se dieron cuenta de la existencia de un predio que -con una extensión de 10 hectáreas- fuera de su propiedad. Ella había heredado de su esposo José Encarnación una finca de 16 cabuyas (igual a 10 hectáreas), y ante el notario principal de Soledad se registró el juicio de sucesión con la escritura pública No. 1120 el 14 de noviembre de 1904. Juicio de sucesión que se hizo de acuerdo con un testamento abierto que dejó el señor Navas a su esposa. (Ver documento)

El hecho ha generado en el municipio todo tipo de comentarios y, además, hoy está en la mira de la justicia.

No es un hecho aislado. En noviembre de 2015, dos meses después, el también difunto Arnaldo Donado Arellana, acudió hasta la oficina de Impuestos de Soledad, ubicada en el antiguo Teatro Olimpia –frente a la Iglesia de San Antonio de Padua de Soledad donde se reúne todo el pueblo- a pedir que le concedieran la prescripción de las vigencias fiscales de los años 2002 a 2009 de un predio denominado La Montaña, ubicado en unos terrenos anegadizos a orillas del río Magdalena. Donado Arellana había fallecido en 1996.

Sin embargo, supuestamente entregó un oficio con el radicado No 0113840, dirigido a Ronald Arteta Cantillo, director de la oficina de impuestos, para ese entonces.

A esa petición, los funcionarios de impuestos contestaron en tiempo record. Al día siguiente, el 11 de noviembre de 2015, el señor Arnaldo Donado Arellana había sido notificado de la exoneración del pago de los impuestos prediales de una finca de 55 hectáreas más 2.500 metros que había sido de su propiedad, la cual había vendido a los hermanos Alberto Enrique, Armando y Fernando Luis Nobmann Álvarez el día 25 de marzo de 1998 y protocolizada ante el Notario Único de Soledad José Joao Herrera Iranzo, actual alcalde del pueblo. (Ver documento)

La señora Fidelina Rocha viuda de Nobman terminó perjudicada por esa diligencia. Le invadieron el predio que ella y sus cuatro hijas habían heredado de su esposo Alberto Nobman Álvarez, fallecido en 1994 y cuyo juicio de sucesión se realizó entre 2004 y 2006. La señora Rocha se dio cuenta que a su predio de 55 hectáreas con 2.500 metros le habían sobrepuesto uno de 16 cabuyas (10 hectáreas).

Para que esto ocurriera hay que explicar que el municipio de Soledad no tenía Oficina de Registros de Instrumentos Públicos, la cual fue creada el 18 de mayo de 2015. Antes de esa fecha los trámites se realizaban en la oficina de Barranquilla, pero ante el crecimiento del número de inmuebles, se creó la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Soledad (ORIP).

La ORIP de Soledad accedió a abrir dos folios con las hijuelas de las 16 cabuyas recibidas por Candelaria Donado de Navas por parte de su esposo como las gananciales de su relación conyugal, pero desconoció la tradición de sucesiones, remates, compras y ventas que durante un siglo había tenido el predio. Además, fue abierto con las medidas y linderos de 1904, incluso con los mismos vecinos.

Un segundo folio fue abierto con la suma de dos predios, uno de dos cabuyas y media de José Encarnación Navas y otro de dos cabuyas a nombre de Encarnación Navas Donado, hija del matrimonio. Esos dos folios, de acuerdo con la denuncia de la señora Fidelina Rocha de Nobmann los superpusieron a los predios de ella, sus cuñados y sus hijas, terrenos que sumaban todos 62 hectáreas. Ni en Instrumentos Públicos, ni en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi ni el abogado de Nurys Ibañez Posso quien alega el derecho herencial de su bisabuela, respondieron a Semana a cuanto corresponden las 20 cabuyas y media, una operación sencilla que consiste en multiplicar el número de cabuyas por 6.400 metros y dividir en 10.000 metros que es la extensión de una hectárea, lo cual da 13 hectáreas.

Al pasar de toda la información y memoria que reposaban en la oficina de Registros de Barranquilla hacia la nueva oficina en Soledad, se han cometido presuntamente irregularidades y han abierto folios con inconsistencias. En el caso de los bienes que la señora Fidelina Rocha denuncia, lo que ocurrió fue que abrieron unos folios de matrícula en 2015 con base en un testamento del año 1898 de José Encarnación Navas, fallecido en 1904, mediante el cual transfiere a Candelaria Donado de Navas el lote la Montaña con una extensión de 10 hectáreas más 2.400 metros. Pero la pregunta que no responde ni la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos, ni el IGAC, ni el municipio de Soledad, ni el apoderado de la bisnieta de Candelaria Donado es, ¿Qué ocurrió con el predio durante 109 años? ¿En poder de quién estuvieron esos predios durante tanto tiempo y por qué se abre un folio de matrícula con el nombre de dos personas muertas hace 109 años?

La señora Fidelina Rocha de Nobman reconstruyó la historia del predio desde 1988 hasta el año 1919 con base en las escrituras que vendedores y compradores registraron ante instrumentos públicos. Historial que entregó a la oficina de Soledad como prueba de la comprobable tradición del predio y lo que consta es que desde 1919 a la fecha existe una cadena de propietarios que compraron y adquirieron varios terrenos que luego englobaron hasta llegar a 1988 cuando los hermanos Nobmann Álvarez adquirieron a Arnaldo Donado Arellana y Noelia Donado Céspedes.

El abogado de la señora Nurys Ibañez Posso, Sergio Fruto, en diálogo con Semana, sostiene que el predio que compraron los Nobmann no tiene área, es decir ‘compraron un lote de terreno en el aire’, con la supuesta complicidad del entonces notario y actual alcalde de Soledad Joao Herrera. Como consecuencia de lo anterior sostiene que ‘los Nobmann tienen que probar qué fue lo que compraron a Arnaldo Donado, porque los linderos del predio que compraron están en otra parte’.

Pero el abogado Fruto tampoco responde cuál es la tradición del predio del lote de 10 hectáreas de Candelaria Donado de Navas, terreno que su bisnieta y unos cedentes de diferentes familias reclaman como suyos, pero tampoco prueban posesión ni calidad de herederos sobre el predio que inscribieron el 9 de septiembre de 2015 en la Oficina de Registro Instrumentos Públicos de Soledad.

Por estos hechos, la señora Fidelina Rocha denunció por usurpación de predios, fraude procesal, suplantación de personas y falsedad en documento público y privado a la abogada Nurys Ibañez Posso. También fue denunciada la fiscal Hilda Rojas por prevaricato por acción y omisión, así como cuatro funcionarios de la ORIP de Soledad, entre otros el director David de Castro Macias, Antonio Gallo el funcionario que abrió los folios, y los jurídicos que conceptuaron favorableme nte a la apertura, Patricia Álvarez Coronado y José Pacheco.

En 2016 hubo 11 homicidios en el área metropolitana de Barranquilla por una guerra entre supuestos ‘carteles de tierras’. En algunos casos se trató de cuentas de cobro entre narcotraficantes y paramilitares pertenecientes a distintas bandas, pero hay casos de falsas escrituras y tradiciones obtenidas con la complicidad de notarios y registradores.

En una entrevista publicada el pasado domingo en el diario El Espectador, Jorge Enrique Vélez, ex Superintendente de Notariado y Registro, cuando le preguntaron por la complicidad de notarios con robo de tierras, afirmó: ‘Muchos notarios fueron y son correctos, pero también es cierto que algunos de estos y funcionarios del antiguo Incora, Incoder, de la Superintendencia de Notariado y Registro, jueces y delincuentes comunes hicieron parte de esta gran bacrim de robo de tierras. La mayor parte de los despojos de tierra en Colombia no se ejecutó con plata y plomo, sino con artimañas jurídicas’.

En Soledad, y eso está por probarse, unas personas registraron un predio con unos presuntos derechos de hace 109 años y pretendieron con fraude procesal obtener una prescripción de un lote que no les pertenecía, utilizando a personas fallecidas. Lo grave es que las autoridades que deben guardar la fe pública como Notarios, Registradores y el IGAC estén contribuyendo a la usurpación, robo y despojo de tierras. El proceso de los folios abiertos a nombre de Candelaria Donado de Navas fue trasladado a la Superintendencia de Notariado y Registro de Bogotá, y la oficina de Soledad fue relevada del conocimiento de estos hechos.