ENTREVISTA
“Tardé en entender que estuve casada con un psicópata”: esposa de Pablo Escobar
María Isabel Santos, la viuda de quién fue el narcotraficante más peligroso de Colombia, habló con SEMANA sobre su nueva vida. Dice que, gracias a la ayuda profesional, ha entendido que Escobar ejerció con ella violencia de género.
En su entrevista exclusiva con SEMANA, María Isabel Santos, la viuda de Pablo Escobar, explicó cómo se ha recuperado de todos los episodios de violencia que vivió en el pasado y habló de cómo encontró la paz interna. Ese trabajo le ha tomado varios años y logró sacarlo adelante gracias al apoyo de su hijo Sebastián Marroquín, quien la impulsó a contar su historia para inspirar a las mujeres de todo el mundo.
Para ella, el hecho de estar viva es un milagro, debido a que cada momento que ha vivido ha sido al límite. “Realmente, durante más de una década, nosotros fuimos rehenes del Estado colombiano, rehenes de los enemigos de Pablo Escobar y rehenes del mismo Pablo Escobar. Yo misma no sabía que había vivido tanta violencia de género”, explicó en la entrevista.
Para entender que lo que había vivido con su esposo era violencia por el hecho de ser mujer (así con ella y sus hijos se mostrara amoroso y atento) tuvo que pasar por un trabajo de muchos años con un equipo de psicólogos y neurocientíficos especialistas en estrés postraumático. “Así pude entender que yo me había casado con un psicópata y que había vivido diferentes violencias. Viví en una cultura paisa machista”.
Llegar a esa conclusión no fue fácil. Escobar, quien era considerado por muchos como un hombre violento y mujeriego, cambiaba completamente cuando estaba con su familia. “Yo a Pablo siempre lo idealicé. Fue un romántico y un amoroso, seductor, poeta con nosotros todo el tiempo, buen padre. Tuve mis hijos desde el amor y el sueño de tener una familia”, recuerda María Isabel.
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Con los profesionales que le trataron, sin embargo, llegó a la conclusión de que toda esa fachada hacía parte de su personalidad psicopática. “Los psicópatas no tienen contacto con sus emociones y además son muy seductores con su familia y con la gente que quieren preservar a su lado”, explica.
“Yo hablo de Pablo no porque se me antoja, sino porque he hecho un proceso de varios años de lágrimas y de dolor. Me duele profundamente el alma por tener que reconocer su comportamiento. Y ahí comprendí sin darme cuenta que el miedo me paralizó”.
Hoy la cosa es muy distinta y, por ejemplo, puede recordar uno de los episodios en los que fue víctima. “A los siete años de casados. Después del asesinato de Rodrigo Lara, Pablo llegó y sin explicarme nada me dijo que teníamos que irnos porque nos iban a matar. Yo tenía ocho meses y medio de embarazo de Manuela, y tuvimos que salir corriendo por la selva para llegar a Panamá. Me generó pánico atravesar la selva de la mano de un medico y de mi hijo pequeño de siete años, sintiendo que mi hija Manuela iba a nacer en medio de esa selva. Y, como si fuera poco, en medio de esa situación los medios de comunicación registraban el romance de Pablo con Virginia Vallejo y hasta se decía que se iban a casar. Hoy me doy cuenta que más violencia de género que esa no hay”