NACIÓN
Terror en el Portal de las Américas: el flagelo que siguen viviendo los vecinos de este sector en Bogotá
Los habitantes de estos barrios no aguantan más. Denuncian que cada noche hay disturbios y que les han irrumpido su tranquilidad y su bienestar.
“Este tema cada vez se pone más frustrante, triste, no sé cómo decirlo, porque los daños morales y psicológicos nadie nos los va a pagar. Esas noches en vela, zozobra, que los niños preguntan: “mamá ¿qué está pasando? ¿por qué se escuchando tanta grosería contra la Policía? ¿por qué se escuchan bombas? ¿por qué sucede esto? Y uno no poderles explicar. Fuera de eso, los que tenemos la propiedad y ver que nuestro patrimonio ya no vale nada, es frustrante. Los daños psicológicos y morales nadie nos va a responder por ellos”.
El relato es el de una mujer con voz de desaliento que fue compartido a través de un audio en un grupo de WhatsApp que tienen los vecinos del Portal de las Américas. Están desesperados con la situación que viven noche tras noche desde el 28 de abril cuando comenzó el paro. A pesar de que reconocen que algún momento hubo manifestaciones que habrían podido ser sido legítimas, ya no aguantan más, y lo peor, nadie les da una solución.
Todos los días se repite la misma historia. En la tarde un grupo de jóvenes, supuestamente manifestantes, se preparan en medio de sustancias alucinógenas y alcohol para lo que será en la noche un nuevo enfrentamiento con miembros del Esmad. Llegan con machetes, bombas molotov, piedras, entre otros elementos con los que atacan a la fuerza pública. Según los relatos de los vecinos, conocidos por SEMANA, este panorama puede llegar hasta la media noche o hasta la madrugada.
“Se ha vuelto permanente, lo que pasa es que en la bomba de Chicalá, al frente hay una parroquia, ahí se la pasan unos muchachos que se hacen llamar el grupo Renacer, liderados por una muchacha que se hace llamar Jota. Esos muchachos delinquen, consumen, venden estupefacientes. Ellos permanentemente, y cualquier momento entre semana, vienen y trancan”, relata uno de los vecinos del sector que prefirió guardar su identidad porque según comenta ya lo han amenazado.
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El objetivo se ha desdibujado, y según dicen los vecinos del Portal de las Américas, no se trata de ningunos manifestantes o jóvenes que estén reclamando por sus derechos. En ocasiones han evidenciado cómo les han pedido dinero para supuestamente “apoyar una causa”, pero luego ven que solo están consumiendo sustancias alucinógenas y lanzando piedras a los miembros del Esmad.
“Muchas veces son gente de la calle, son gente que realmente no tiene una educación, por decirlo así”, señala Juan Pablo Carreño quien también se ha visto afectado por este panorama.
La valorización de la vivienda es otro de los grandes problemas. Quienes han tenido la capacidad han vendido o arrendando, sometiéndose a los bajos precios que tengan que considerar debido a que pocas personas quieren mudarse allí. Quienes no tienen esa posibilidad simplemente tienen que aguantar y resistir. Dicen que se sienten solos y a la deriva.
El problema es que tampoco pueden salir con tranquilidad. En los parques y calles del barrio están los supuestos manifestantes pidiéndoles dinero o enfrentados con la Policía, lo que no permite que haya comercio, que puedan salir al parque con los menores de edad o que vayan a abastecerse de los víveres que necesitan para su día a día. “Voy a las 7 u 8 de la noche a comprar lo del desayuno y no podemos, nos sentimos aislados, secuestrados en nuestras viviendas”, dice Carreño.
Quienes deben salir a trabajar no la tienen fácil. El portal de TransMilenio ha resultado destruido, las vías son bloqueadas, por lo que no pasan ni buses ni carros, y quienes van en moto, como Juan Pablo, tienen que subirse a los andenes para poder avanzar. Cuando sienten que van a comenzar los desmanes deben llamar a sus familiares para avisarles qué ruta coger o prevenirlos de dónde pueden estar los vándalos para que no se los vayan a cruzar. Todo es un caos.
Pero al menos los adultos entienden la situación y pueden tener una voz crítica. Saben que hay una falta de representación del Estado que se traduce, según varios de ellos, en una especie de complicidad de la administración local, que sienten que les ha dado la espalda y está del lado de quienes cometen esos actos.
Sin embargo, los niños le preguntan a sus padres qué es lo que está pasando; las personas de la tercera edad deben cerrar sus ventanas para evitar que el humo de los gases lacrimógenos entren a sus viviendas y afecten su salud. El daño no solo físico, sino emocional.
Todos reclaman lo mismo: que haya contundencia por parte de las autoridades para capturarlos, que puedan ser judicializados y que haya acompañamiento del Distrito y sus entidades para que quienes están cometiendo delitos paguen por irrumpir su tranquilidad y bienestar, sus derechos fundamentales. El problema, dicen, es que tanto la administración local como distrital no hace nada porque así sea.
Uno de los puntos más neurálgicos de este sector ha sido el parque El Mundo, donde varios de los relatos conocidos por SEMANA concuerdan en que se ha convertido en una república independiente del caos. Allí se consigue cualquier tipo de drogas y se fabrican las armas con las que posteriormente van a atacar algún bien público, que generalmente es el portal para que llegue el Esmad y enfrentarse a ellos. Ese parque también se ha convertido en el campo donde entrenan a quienes irán en la “primera línea” y generalmente tienen escudos y cascos.
Juan Carlos Carreño es contundente cuando se le pregunta por una solución: ”Todo esto va a acabar cuando haya un cambio de alcalde (...) No lo han hecho durante siete meses, no hay un compromiso serio”, dice. Aún así varios piden la militarización. Le reclaman al Gobierno nacional que tome decisiones porque la situación está desbordada y la Alcaldía de Bogotá no tiene el control, o no lo quiere tener.
Siempre hay una excusa para salir a romper los bienes públicos y confrontarse con la Policía. El pasado martes, que se volvieron a presentar fuertes desmanes, se utilizó por la conmemoración de la muerte de Dilian Cruz. “Los 28 eso es sagrado”, dicen los vecinos del sector, porque se celebra que el 28 de abril comenzaron las protestas. Desde entonces las calles tampoco han sido reparadas y son aprovechadas por los vándalos para recoger escombros y piedras y atacar al Esmad.
El Portal de las Américas, que fue rebautizado por los manifestantes como de “La Resistencia” es conocido, porque además de que allí fue uno de los puntos más críticos del paro, fue donde asesinaron a un motociclista con un cable tensado en la vía que acabó con la vida de Camilo Vélez Velásquez, un ingeniero de 27 años de edad. La trampa era para los policías que venían a controlar una situación.
Pero además hay relatos de otras situaciones escabrosas que han impactado a los mismos vecinos. Denuncian que en medio del paro se armaron cambuches y que el distrito les permitió estar allí prácticamente viviendo, supuestamente amparándose en el derecho a la protesta. Señalan que allí ocurrían todo tipo de situaciones y que incluso sospechan que una mujer habría sido abusada sexualmente dentro de una de esas carpas. “Estaba siendo abusada en la carpa por los mismos vándalos de la primera línea. La muchacha gritaba y llegó alguien a defenderla”, dice una líder de este sector que ante las represalias de los vecinos prefiere no identificarse.
Y es que otro problema que se le suma es que entre los mismos residentes de los conjuntos aledaños hay algunos que acompañan esas causas y por lo tanto han llegado a amenazarlos a amedrentarlos, incluso, dentro de las mismas unidades residenciales.
Este jueves está programada una nueva jornada de protestas, y se acerca el 28, fecha temible para los vecinos, que no saben qué hacer, pero ya se preparan para lo que puede ser otra noche de terror. El problema es que muy seguramente la historia se volverá a repetir y no se conoce hasta cuando vaya a seguir ocurriendo.