Testigos advirtieron a la Policía cómo ocurrió el caso de sicariato al norte de Bogotá, ¿qué dijeron?

Alberto Ortega García, un comerciante de 56 años, dueño de un concesionario y una reconocida heladería, se convirtió en la más reciente víctima de sicarios en Bogotá. Los testigos de este caso, le contaron a los investigadores cómo ocurrieron los hechos y quiénes serían los responsables.

En poder de los investigadores están las declaraciones de las personas cercanas a la víctima, que llegaron al lugar de los hechos, y los testigos del ataque. Se trata de los testimonios que se convirtieron, junto a los videos de seguridad, en la clave para dar con los responsables del crimen.

Los testigos aseguraron a los investigadores que el comerciante estaba frente a un gimnasio, de donde, de acuerdo con las versiones, acababa de salir. La víctima revisaba su celular cuando el sicario, que llegó caminando al punto, se puso enfrente y, sin decir una palabra, disparó en dos oportunidades.

La Fiscalía abrió una investigación y los agentes de la Sijín entregaron las declaraciones para sumarlas al proceso y tratar de respaldar la evidencia de cara a dar con los responsables y, por supuesto, conocer en detalle los móviles del crimen. Los testimonios fueron recogidos en el sitio de los hechos.

Al inicio, de acuerdo con las versiones, los transeúntes pensaron que era un caso más de hurto de celulares. La forma en que el sicario atacó a la víctima y luego se subió a una moto resultó muy similar a lo que ocurre diariamente en esta zona de la ciudad. Fueron necesarios al menos dos minutos para entender la tragedia que acaba de pasar.

Los antecedentes

En poder de los investigadores están los videos de seguridad con los instantes previos al asesinato de Alberto Ortega García, el hombre que fue atacado en la calle 85, con carrera séptima, en el norte de Bogotá. La víctima salía de un gimnasio y fue alcanzado por sicarios.

Los investigadores establecieron que Ortega García, la víctima, tenía antecedentes por extorsión, estafa y narcotráfico. Las labores de verificación en el lugar de los hechos permitieron conocer las circunstancias de modo, tiempo y lugar del crimen. Sin embargo, todo resultó confuso, pues de acuerdo con las versiones, en contra del hombre no existían amenazas.

El reporte judicial indica que hacia la 1:45 de la tarde y tras permanecer por varios minutos en un gimnasio del norte de Bogotá, la víctima salió y frente al establecimiento fue atacado por un hombre con arma de fuego que le disparó en dos oportunidades. Lo asesinó de manera inmediata.

Al lugar llegó una patrulla de la Policía que tras hacer las verificaciones del caso, encontró al hombre, sin vida en el suelo, y una aglomeración de personas que apenas lograba narrar lo que acababa de ocurrir. De cómo un hombre se acercó, disparó y luego, en una moto, salió, sin afán del lugar.

Por más que los policías adelantaron planes y procedimientos para dar con la ubicación de la moto o los asesinos, fue imposible, pues la hora y la ubicación, facilitaron la huida de los delincuentes. Lo demás quedó a cargo de los investigadores de la Sijín, que asumieron el caso.

La misma alcaldesa de la ciudad, Claudia López, entregó detalles del crimen y de los antecedentes de la víctima, mientras advirtió que, si el hombre tenía cuentas pendientes con la justicia, debió ser sometido a la ley y no a las balas. Además, hizo otra advertencia respecto de la situación de seguridad en la ciudad.

“La víctima de sicarios era un comerciante con anotaciones penales por tráfico de estupefacientes, estafa y extorsión. Si tenía asuntos penales pendientes debía ser sometido a la justicia, no a sicarios! El vacío que dejan la reducción policial y la impunidad judicial lo están cubriendo sicarios con ajusticiamiento criminal”, señaló la alcaldesa a través de sus redes sociales.

La víctima

Alberto Ortega García, tenía 56 años de edad. Nació en Bogotá y vivía muy cerca de donde fue asesinado. En la actualidad era dueño, de acuerdo con las investigaciones, de un reconocido concesionario de vehículos de alta gama en la capital. Además, según algunos documentos conocidos por SEMANA, tenía una participación en una conocida empresa en el mercado de los helados.

La hipótesis que, por ahora, manejan las autoridades y que la misma alcaldesa trata de advertir es un ajuste de cuentas. La preocupación está en la situación de seguridad en la capital del país. Son cinco casos de sicariato en los últimos días, un hecho con pocos precedentes en la ciudad de Bogotá.

“¡Hasta cuándo el nivel nacional (no solo este gobierno, sino desde mucho antes) entenderá que invertir en seguridad y justicia ciudadana, no es un lujo, sino una necesidad imperiosa! Tienen que darnos, no quitarnos policía”, explicó la alcaldesa.