NACIÓN
The New York Times dedica portada a reportaje sobre reclutamiento infantil en el Guaviare
El prestigioso diario estadounidense dedicó su primera página a la polémica que se generó tras el bombardeo de San José del Guaviare en el que fallecieron menores de edad. Evidencia la grave problemática que se vive en esa región en la que los menores son las peores víctimas.
“‘No queremos bombas’, corearon los niños, marchando por un camino polvoriento hacia el cementerio. ‘Queremos oportunidades’”, es una de las frases con las que arranca el texto que hoy es portada en uno de los diarios más importantes del mundo y que refleja la difícil situación que vive el país por el reclutamiento infantil.
La historia se centra en cómo los menores de edad terminan siendo víctimas de un conflicto que les tocó vivir por la falta de oportunidades y por el conflicto que históricamente se ha evidenciado en la región.
El artículo del New York Times recuerda que hace 5 años se firmó el acuerdo de paz de La Habana con las Farc, pero reconoce que “la guerra interna del país está lejos de terminar”. La historia está situada en el municipio de Puerto Cachicamo en San José del Guaviare, donde se registró el bombardeo por parte del Ejército que despertó toda una polémica en el país luego de que se conociera que algunos de los fallecidos eran menores de edad.
El diario se centra en la historia de Yeimi Sofía Vega, la menor de 15 años que murió luego de haber sido reclutada por las disidencias de las FARC por la estructura de Gentil Duarte. “A los 13 años se fue de casa para unirse a la guerrilla. Ahora, a los 15 años, Yeimi Sofía Vega yacía en un ataúd”, dice el New York Times en su historia.
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En el relato también recuerda la polémica que se generó por la legitimidad de la operación por el hecho de que hubiera presencia de menores de edad, y recalca las diferencias que generó la frase del ministro Diego Molano al decir que los menores en estos casos eran “máquinas de guerra”.
“La frase electrizó a la sociedad colombiana, algunos dijeron que Molano estaba siendo franco pero preciso, y otros dijeron que era esta retórica, caracterizando a los niños pobres como enemigos del Estado, en lugar de víctimas de su negligencia, lo que una vez más llevó a los jóvenes a la guerrilla”, dice el medio estadounidense.
El relato está acompañado de imágenes impactantes que evidencian las dificultades y la compleja situación que se vive en el territorio. El ataúd de Yeimi Sofía se encuentra sobre varias canastas de cerveza y al lado se ve a un niño que va a dejar una flor en una botella. En otras se ven los rostros de los familiares llorando desesperadamente por la muerte de la menor; y en otras más se evidencia la precariedad de las viviendas del lugar. Algunas reflejan la presencia de estructuras de las disidencias de las FARC con carteles alusivos al Mono Jojoy.
“El servicio celular nunca llegó. La escuela, dirigida por una organización no gubernamental, solo llega al décimo grado. La clínica de salud cerró cuando su única enfermera se fue en medio de la pandemia. La ciudad más cercana está a cuatro horas de distancia en un camino de tierra tan escarpado que incluso los autos más resistentes a menudo quedan atrapados en sus mandíbulas embarradas. Un viaje puede costar casi el salario de un mes”, relata el reportaje que fue escrito por los periodistas Julie Turkewitz y Sofía Villamil.
El texto deja claro que, a pesar de que se firmó el acuerdo de La Habana en 2016, las ayudas que prometieron nunca llegaron, a pesar de las esperanzas que generó el discurso en su momento. Y que por el contrario, ahora esas estructuras comandan en el territorio y le ofrecen a los más jóvenes alternativas en medio del delito.
“Los reclutadores a menudo venden a los adolescentes las oportunidades que dicen brindar: acceso a armas de fuego, computadoras, una misión. A veces, los padres dan un beso de buenas noches a sus hijos y luego se despiertan y descubren que se han ido.”, señala The New York Times.
El relato continúa con testimonios desgarradores que reflejan la difícil situación de reclutamiento que se vive en esa zona y en la que los más afectados terminan por ser los menores de edad, pero en la que también sufren las familias al ver a sus hijos morir en medio del fuego cruzado.
“Una vez que llegó al cementerio la procesión fúnebre de Yeimi Sofía, su madre, Amparo Merchán, insistió en ver a su hija por última vez. A regañadientes, un vecino abrió el ataúd y cortó las capas de plástico en las que los funcionarios habían envuelto sus restos. El pueblo permaneció en silencio ante el cuerpo devastado de la niña. Pronto, la hermana de Yeimi Sofía, Nicol, de 11 años, comenzó a llorar. Los vecinos la instaron a ser fuerte por su madre. Más tarde, uno de los maestros de la ciudad dijo que el personal de la escuela no se había atrevido a crear un programa contra el reclutamiento. De hacerlo, dijo el maestro, los convertiría en ‘carne de cañón’ para los rebeldes”, dice el relato.