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Tik Tak: ¿acabar con los zoológicos?
Razones van y vienen para defender la existencia de los zoológicos. Desde el rescate de los animales traficados hasta la conservación de las especies. Pero un animal, tras las rejas, no deja de ser un animal encerrado. Ahora, un proyecto de ley propone acabar en el país con los zoológicos tradicionales y convertirlos en espacios lo más abiertos y parecidos posible al hábitat natural. Escuche a María Isabel Rueda.
A las 7:52 a. m. suena el segundo Tik Tak de hoy jueves 28 de julio en SEMANA y suena por los lados del proyecto de ley que propone la senadora Andrea Padilla para acabar con los zoológicos en Colombia.
No deja de tener interés la propuesta porque, por magnífico que sea un zoológico tradicional, por bien abastecido, por buenas que sean sus instalaciones, sus condiciones de salubridad y de atención médica, y de cariño y respeto por los animales que albergue, son necesariamente espacios reducidos diseñados para exhibir a los animales y sí, aunque tienen también propósitos didácticos e incluso de conservación de las especies, es muy difícil desvincularlos del concepto de cautiverio con un propósito de entretener al público que asiste.
La senadora propone transformar entonces los zoológicos colombianos en refugios de fauna, donde el espacio que ocupen los animales se parezca lo más posible a sus hábitats naturales. O sea, semicautiverio y énfasis en animalitos que se han decomisado en tráfico de fauna o de conservación de las especies nativas, no como los hipopótamos que nos importó Pablo Escobar, absolutamente ajenos a nuestro ecosistema.
Lo único que no puede ser un zoológico es sinónimo de crueldad animal y muchos lo son. Es que el solo hecho de ver a un animal tras las rejas, cuando no son zoológicos abiertos, produce esa sensación angustiosa. Ahora quienes defienden los zoológicos también argumentan que en muchos casos cuidan a los animales que no pudieron regresar a su hábitat natural, por razones como el tráfico del que son objeto y por la deforestación.
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Pero mantener a un animal encerrado tras las rejas no deja de provocar muchas consideraciones de los requisitos a cumplir para evitar su sufrimiento. Entretenerse, o incluso si se quiere, educarse con un animal encerrado, pues no es la realidad de la fauna, ni la forma como en la mayoría de los casos tenemos que defenderla y aprender de ella.
De manera que es interesante que avance y que se discuta a muchos niveles ese proyecto de transformar los zoológicos del país. Ahora, si de zoológico se trata, pues no es sino echarle un vistazo al actual Congreso, ¿no?