Video
Tik Tak: el chantaje del ministro “títere”
El ministro de Transporte, Guillermo Reyes, se prestó como un “títere” para anunciarnos un chantaje a los bogotanos. Si no se hace el metro como quiere el presidente Petro, Bogotá no tendrá plata ni para el metro, ya contratado, ni para ningún otro proyecto de movilidad. El mandado del ministro debería ser duramente sancionado por la población capitalina, agobiada y doliente. Ah, y varada. Escuche a María Isabel Rueda.
A las 6:00 a. m. suena el primer Tik Tak de hoy viernes 3 de febrero en SEMANA, y suena por los lados de no la amenaza sino la extorsión de la que estamos siendo víctimas los bogotanos por parte del gobierno nacional.
Nos advierte que si no se cambia el contrato del metro con los lineamientos que el presidente Gustavo Petro exige, no habrá coparticipación de la nación en los proyectos capitalinos. Este chantaje, duramente rechazado por figuras como los senadores David Luna y Miguel Uribe, en el Congreso; Lucía Bastidas, en el Consejo, entre muchísimas otras personas, es inadmisible de principio a fin.
Es más, debería propiciar una grave censura contra el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, que sin ningún recato moral, ni algún gesto de responsabilidad como funcionario público se prestó, como si fuera un “títere”, para hacer el mandado presidencial. Salir ante cámaras y micrófonos a informarnos a los bogotanos y a la alcaldesa Claudia López cuál es el costo para los ciudadanos si aquí no se cumplen los caprichos del mandatario autócrata que nos está gobernando.
O metro subterráneo, o nada más. Quedamos condenados a la inmovilidad total. A esto se llega luego de que el presidente contratara ―quién sabe a qué precio― conceptos jurídicos que le dieron la razón de que un contrato ya firmado y en gestión puede ser cambiado a estas alturas.
Tendencias
Pero como abogados hay para todo, pues hay conceptos del Consejo de Estado que estipulan que el cambio de un contrato que ya está en marcha solo puede ocurrir cuando surjan hechos sobrevinientes que lo justifiquen. ¿Aquí qué hecho sobreviniente hay? Que el presidente se levantó un día y dijo “ay, yo tenía unos diseños de un metro subterráneo que quería resucitar”.
Pero además, abrir los túneles que quiere el presidente implica billonarios sobrecostos que tendrían que consultarse o contar con el visto bueno de la banca multilateral, que también cofinancia el proyecto.
¿Será esta una sacada de clavo del actual presidente? Porque cuando fue alcalde se quedó varado en importar al país unos camiones viejos y llenos de basura que sumieron en la ciudad en una crisis sanitaria y que además ameritaron que el procurador de entonces sancionara al alcalde y que no pudiera ni siquiera estructurar su proyecto de metro subterráneo, como que como quien dice “si yo no pude, tampoco lo hará nadie”.
Toma cada vez más vigencia, la columna en el diario El Tiempo del estupendo Juan Esteban Constaín, quien ayer recomendó que asumamos que jamás tendremos metro en Bogotá y escribió: “Parece una película de terror o un cuento de Kafka, deberíamos tratar a todo el que nos hable sobre el metro como un orate seguirle la corriente por un par de minutos y después cambiar de tema y ya”, y todo por cuenta de un presidente autócrata y de un ministro “títere”.