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Tik Tak: el show que no tocaba ver en los Óscar
María Isabel Rueda opina que la violencia y la intolerancia lograron hacer presencia en la ceremonia de los Óscar. ¿Qué llevó a los puños al premiado actor Will Smith? Fue tan insólito que al instante alcanzamos a pensar que era tomadura de pelo. Ojo, porque de pronto a las primeras líneas, ya que Colombia fue este año protagonista de la premiación, el coscorrón les da ideas para colarse, como lo hicieron en la Catedral.
Suena el primer Tik Tak de hoy lunes 28 de marzo en SEMANA y suena por los lados de la sorpresa de la noche de los Óscar.
Porque Colombia brilló por ella misma en manos de Encanto de Disney y de la hermosa y sentida presentación de nuestro Sebastián Yatra, a quien le tocó cantar su tema de principal ´Dos Oruguitas´, con un muy original vestido bordado de mariposas, y pues ya hasta logró sacarnos a los colombianos una lágrima o varias, porque tanto película como tema musical nos llevaron a pensar por unos instantes en una Colombia hermosa con su magia, su gente, sus paisajes, su diversidad climática... el día en que logremos sacudirnos de la violencia que nos agobia.
Violencia que precisamente anoche la ceremonia de los Óscar logró hacer presente cuando el actor Will Smith, quien fuera premiado como el mejor actor por su papel del padre de las tenistas Venus y Serena Williams en la película King Richard, recrea la vida de disciplina férrea bajo las reglas de un padre muy estricto y extremadamente temperamental que crió, educó y llevó a las hermanas Williams a ser lo que llegaron a ser.
¿Pero qué pasó? Que por lo menos en el instante en que sucedieron los hechos, los espectadores llegamos a preguntarnos si el puño, que finalmente resultó cachetada, de Will Smith al presentador y comediante Chris Rock había sido de verdad o si era parte del show de la noche de los Óscar, que se caracteriza por tener un humor bastante pesadito.
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Que fuera una tomadura de pelo no parecía imposible porque el papel de Will Smith precisamente en la película es el de un padre camorrero que no logra evitar liarse frecuentemente a puños por defender su honor y el de sus hijas, y que incluso en una escena bastante polémica agarra una pistola y dispara contra un grupo de jóvenes que lo tenían enloquecido.
Pero muy pronto entendimos que la cachetada había sido de verdad. El comediante Chris Rock acababa de hacer un chiste contra su señora, quien parece que tiene alopecia, y la comparó con una mujer soldado de la película G.I. Jane, solo que dijo que la esposa de Smith era G.I. Jane 2, aludiendo a su corte de cabello.
La esposa de Smith hizo una mueca, se le notó, pero ella ya venía sensible porque desde las fotos de pasarela a la entrada del teatro de la ceremonia apareció luciendo un vestido verde para unos hermosísimo, para otros excesivo, que en un momento dado ya no pudo manejar para avanzar en la pasarela.
Los vestidos como mínimo, por hermosos, deben poder llevarse, pues esos instantes en los que ella queda con la pierna fuera del vestido tuvieron que ser muy incómodos, y el chiste -si se quiere muy pesado, muy malo, muy de mal gusto- sobre el aspecto de la señora hizo que la noche de los Óscar fuera una en la que brilló la intolerancia, cuando Will Smith luego de su bofetada gritó al presentador: “Saca el nombre de mi esposa de tu maldita boca”.
Al punto que el actor Anthony Hopkins, encargado de entregar una de las nominaciones, pidió en su momento en su presentación paz, amor y tranquilidad de ánimos en el recinto. La sorpresa final de la noche corrió por cuenta de Coda como mejor película cuando la favorita era El poder del perro, que solo ganó por mejor dirección.
Will Smith terminó recibiendo su estatua en llanto y medio pidiendo excusas, pero no; dijo que como el padre de las Williams, él protege por encima de todo también a su familia. Pero los coscorrones en la noche de los Óscar merecen que a Will Smith, pues francamente, no lo vuelven a invitar. Ante su actuación muy desagradable, de pronto el año entrante hacen su aparición en la ceremonia de los Óscar las primeras líneas repartiendo ellas también sus propias bofetadas.