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Tik Tak: ¡no nos maten a los delfines!
No puede ser que la llegada de los respectivos embajadores de Venezuela y de Colombia coincida con un incidente repugnante: el abuso de un barco pesquero venezolano en las costas de Bahía Solano, donde atraparon en sus redes y maltrataron a varios delfines. Las relaciones diplomáticas son para eso: para protestar amistosamente. ¿No sería una buena oportunidad para que, preguntando por este incidente, se inaugure el embajador Benedetti? Escuche a María Isabel Rueda.
Suena el segundo Tik Tak de hoy lunes 29 de agosto en SEMANA por los lados del maltrato a los delfines, tan injustamente tratados en Colombia estos amistosos y adorables animalitos del océano.
Así se apodan aquí a quienes heredan la vocación política de sus padres, abuelos o familiares en general. La verdad, como apodo, puede llegar a ser bastante injusto, no solamente con los verdaderos delfines, los que nadan, sino con los delfines que la politiquean.
Llamar delfín a una persona en materia política implica que ha heredado privilegios que no tienen el resto de los mortales. La verdad es que su herencia hasta puede funcionarles en contra y, a veces, su incursión en política debe comenzar por derrotar esos vínculos familiares. Pero hoy no vamos a hablar de delfines políticos, sino de los delfines que nadan.
Porque ahora que se reanudan las relaciones con Venezuela, y mientras el embajador Benedetti y el embajador Félix Plasencia llegan al país vecino, en Bahía Solano, Chocó, la bienvenida de esas nuevas relaciones se dio con un incidente repugnante y totalmente censurable. Se trata de las alianzas de un barco pesquero Taurus Uno, que tiene bandera venezolana y que este fin de semana hizo de las suyas por esos lados.
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Estuvo pescando masivamente con una red de las que no se escapa ningún animalito del mar y en la que quedaron ensartados varios delfines. Algunos lograron liberarse, pero otros no corrieron con la misma suerte, y hasta se dice que algunos fueron hasta acuchillados. No hay derecho a que esto coincida con la llegada de los respectivos embajadores y el atropello del barco venezolano Taurus 1.
Precisamente, ya que estamos reanudando relaciones, porque para eso son las relaciones, sería bueno que el embajador Benedetti se inaugure preguntando por allá por ese Taurus 1, para que le den alguna garantía de que ese abuso sobre nuestros mares no va a volver a ocurrir bajo la bandera venezolana. Y que los maravillosos delfines sigan navegando por los mares de todo el planeta, donde normalmente lo hacen sin este tipo de amenazas de muerte. Queremos mucho a los delfines.