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Tik Tak: Nuevo sancocho nacional | Foto: Semana

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Tik Tak: nuevo sancocho nacional

El nombre de este clásico de la culinaria para hablar de los líos de este país lo inmortalizó el fundador del M-19, Jaime Bateman. Pues ahora uno de sus comandantes históricos, Otty Patiño, será el nuevo jefe negociador con el ELN; y para completar el sancocho, también estará en la mesa el jefe del gremio ganadero, José Félix Lafaurie. Escuche a María Isabel Rueda.

18 de noviembre de 2022

Suena el primer Tik Tak de hoy 18 de noviembre en SEMANA y suena por los lados de todo lo que tendremos que digerir frente al nuevo modelo escogido por el presidente Gustavo Petro para negociar con ELN. Porque implica que el histórico M-19 será el que encabece este nuevo intento de pactar una paz con los elenos, esta vez con el excomandante Otty Patiño a la cabeza, es decir, una exguerrilla con una guerrilla.

Y una sorpresa de última hora: la presencia en la mesa de negociación del presidente del gremio de los ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, gremio que durante muchos años fue asociado con la extrema derecha del país y hasta como patrocinador del paramilitarismo como estrategia para defenderse de la embestida de la guerrilla. O sea que esta negociación que se vuelve a abrir con el ELN será un homenaje al sancocho nacional del que hablaba el fundador del M-19, Jaime Bateman Cañón.

La pregunta es si esta fórmula logrará que finalmente tomemos sopita de paz con los escurridizos elenos, y que sea un exguerrillero el jefe negociador de paz del Gobierno es un experimento bien distinto -por cierto- al que hasta ahora han ensayado sucesivos gobiernos de Colombia, cuyos comisionados de paz o negociadores del momento eran representantes o de partidos políticos, o de la academia, o funcionarios del propio Gobierno, pero siempre representantes del establecimiento, como hoy lo recuerda un interesante documento de El Nuevo Siglo.

Pero no solo los negociadores mantienen la atención del país en vilo por sus características, también las nuevas reglas de juego, muy distintas de las que operaron en las negociaciones con las Farc en las que fue ley desde el primer día, que nada estaría acordado hasta que todo estuviera acordado. Aquí no. Ahora, lo que se vaya acordando se va aplicando, lo cual tiene el riesgo de que no exista una agenda con un principio y con un fin y que se convierta en una negociación sin fin.