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Tik Tak: semana de veda, ad portas de las presidenciales
Una semana de silencio. Es lo que ordena la ley en materia de la campaña presidencial, irónicamente en un planeta hiperconectado, dizque para que no se manipule a la opinión. Lo último que se supo de Gustavo Petro es que está más preocupado por explicar quién grabó los ‘petrovideos’ que por dar detalles sobre la campaña sucia que montó contra sus rivales. Escuche a María Isabel Rueda.
A las 7:07 a. m. suena el primer Tik Tak de hoy lunes, 13 de junio, en SEMANA y suena por los lados de un lánguido, muy lánguido cierre de campaña.
La última etapa de la campaña se caracterizó porque Petro no se despegó de las redes y Rodolfo regresó al país desde los Estados Unidos con una amenaza de muerte, según información que le entregaron. Sin embargo, no se vieron grandes convocatorias populares en plaza pública ni la alegría de otros tiempos.
Lánguido cierre, que no se sabe si significa más bien triste cierre, porque la polarización se apoderó del país. Aunque, inevitablemente, en la política democrática se presentan confrontaciones ―es lo natural― y debates entre los distintos candidatos, ojalá nunca terminen en las agresiones violentas como las que sufrió en su país, Venezuela, el presidente interino Juan Guaidó, a quien casi linchan en un encuentro político y quien tuvo que salir huyendo prácticamente en su carro blindado.
Pero, además, esta semana hay una veda para encuestas y entrevistas políticas en Colombia. No podremos saber de temperaturas de opinión por cuenta de una prohibición legal, que quién sabe si se justifica a estas alturas.
La semana pasada por cuenta de los escandalosos ‘petrovideos’, revelados por SEMANA, Roy Barreras prefirió ponerse al margen de la campaña, pero como quien dice: ¿ya para qué?
Pero, también, en esta semana de silencio, la unidad de investigativa de El Tiempo denunció que como muchos que se han acercado a Gustavo Petro, el anillo de asesores extranjeros que fungen como importantes consejeros del candidato ―un catalán, un uruguayo y uno ecuatoriano― son una feria de contratos de sobornos y de condenas judiciales, y vuelve y juega la pregunta: ¿ya para qué?