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Tik Tak: sexismo en la selección de fútbol femenino
A menudo oímos que el principal mérito de nuestra selección femenina de fútbol es que les cascaron a los hombres, que no pudieron clasificar con su selección, al Mundial de Qatar. No, señores y señoras. El primer mérito de nuestras jugadoras no es sexista, es deportivo. Decir lo contrario es demeritarlas. Escuche a María Isabel Rueda.
Suena el primer Tik Tak de hoy jueves 27 de octubre en SEMANA y suena por los lados de las victorias del equipo colombiano femenino de fútbol, que nos tienen ahora a puertas de ganar el Mundial de India y llenos de orgullo.
La pregunta es si no se le quita méritos a la lucha de este grupo de mujeres por imponerse en un espacio del deporte donde, hasta ahora, la supremacía de las canchas de fútbol ha sido el dominio masculino, al convertirlas a esas meritorias mujeres en instrumentos de la lucha de sexos y de las manifestaciones más feroces del feminismo, en lugar de anteponer sus capacidades y méritos deportivos que están por encima, son lo primero.
Pues al contrario de alabarlas y ponernos felices por lo que han logrado, lo primero que se escucha a decir al 99 % de la gente es que su mérito, el mérito de nuestro equipo de fútbol femenino, es que le ha dado una bofetada a los hombres, cuyo equipo no logró clasificar al Mundial.
Se nos olvida que los hombres también vienen de hacer un esfuerzo inmenso por llegar a estas posiciones, por calificar para sus equipos, por jugar buen fútbol, muchas veces viniendo de sectores muy pobres, sin el apoyo técnico necesario y ahí están jugando un magnífico fútbol, puede que no hayan clasificado en este Mundial, pero lo harán en otros.
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Se nos olvida que el fútbol colombiano masculino nos ha dado muchas alegrías y motivos de orgullo, pero no es para cogerlos ahora a balonazos porque el fútbol femenino dizque les ha dado una lección de cómo es que se hacen las cosas, de cómo es que se juega, eso es demeritarlas. Yo no creo que ellas estén en una lucha para derrotar a los hombres, sino para ganar una competencia deportiva; son buenas no porque sean mujeres, sino porque siendo mujeres resultaron además excelentes deportistas.
Lo que pasa es que cuando se echa para atrás en busca de los orígenes del fútbol femenino a menudo se cita a Netty Honeyball, que como activista de los derechos de la mujer fundó el primer club deportivo de mujeres el British Ladies club en 1894. Pero si se quiere echar más para atrás podemos remontarnos hasta la dinastía china Han, que jugaba una variante de este deporte llamada Tsu Chu.
Es a lo largo de la historia lo que han tenido que superar las mujeres como retos de inventarse normas en el siglo XIX para evitar la violencia en el juego, con el objeto de que el fútbol femenino fuera socialmente aceptable. Hasta la guerra irónicamente ayudó: cuando las guerras mundiales se llevaron a luchar a los hombres al campo de batalla, las mujeres ya masivamente metidas en el campo laboral creaban equipos de fútbol en las fábricas, pero al final de la guerra el hombre volvió a recuperar su hegemonía en este deporte.
Hoy los equipos femeninos compiten en popularidad con los masculinos en países como Estados Unidos, Italia y Japón. Ahora, en Colombia, se posesiona muy arriba el fútbol femenino, en una popularidad que no envidia a la alcanzada por sus pares masculinos. En América Latina, sin embargo, el aumento de este interés por el fútbol femenino ha sido más lento, pero ha ido creciendo. Incluso, la discusión desde el punto de vista de la diferencia de sexos, por momentos, ha caído en trivialidades de si las mujeres deberían jugar en cortas faldas o es más conveniente que se uniformen con las pantalonetas tradicionales, sin diferencias con las que usan los hombres.
Hasta jugar en bikini es algo que se ha oído como propuesta en algún momento por una jugadora, pero esto no es una competencia entre quién es más sexy, sino entre quiénes practican o patean mejor la pelota, que es la verdadera esencia del fútbol. Y de todo ha tenido que vencer nuestro equipo femenino, desde conceptos atropellados y miserables de que las mujeres en el fútbol son lesbianas, hasta matoneo y acoso sexual de entrenadores y de directivos.
Lo cual no es muy distinto de lo que han tenido que superar las mujeres en otro tipo de actividades muy diferentes al fútbol, y que no cambiará mientras la lucha de sexo sea agresiva y deje de buscar la exclusión en lugar de la inclusión.
Sí, nuestras mujeres en el fútbol han tenido un resultado fenomenal, pero tengamos el respeto por lo que han logrado deportivamente y no porque les cascaron con su tenacidad a los hombres en el reino de su excelencia, porque eso además de ser muy sexista es despreciativo. Por lo pronto, todos pegados a la final del Mundial femenino.