POLÍTICA
Todos a hacer campaña, el insistente llamado de Petro
Aunque al interior del Pacto Histórico hay molestia porque se cree que no todos los candidatos al Senado están en campaña, ellos tienen sus propias razones ¿Cuáles son?
El martes pasado, en un restaurante ubicado en el norte de Bogotá, el senador Gustavo Petro presidió un almuerzo privado con sus más cercanos colaboradores. En la mesa estuvieron los primeros renglones de la lista cerrada al Senado por el Pacto Histórico y a través de Zoom el resto de aspirantes al Congreso que viven en las regiones.
Durante el encuentro, Petro apretó tuercas e hizo un fuerte llamado a la mayoría de integrantes de la lista para que salgan de sus casas y empiecen a hacer campaña. El jalón de orejas, el segundo en menos de dos semanas, fue bien recibido por algunos. Unos aclararon que sí están trabajando con la gente en las ciudades, otros alegaron problemas logísticos y las distancias en las zonas rurales, y el resto se quedó callado.
El descontento de Petro es evidente. Después de su derrota en el año 2018 y la poca presencia de la izquierda hoy en el Congreso, el candidato progresista no quiere improvisar y tiene claro que cada día que pasa es crucial para que la izquierda alcance el poder legislativo que anhela después de julio de 2022.
El exalcalde de Bogotá es consciente de que mientras él avanza en sus giras por el país, que van desde Barranquilla, pasando Meta, hasta Antioquia y el Eje Cafetero —donde cada día demuestra su poder de convocatoria en las plazas públicas—, sus candidatos al Congreso, en su mayoría, están quietos, esperanzados a que el hoy candidato, con un 34 por ciento de favorabilidad, según la más reciente encuesta de Invamer, los arrastre y les garantice una curul en el Senado.
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A algunos no se les ve el trabajo, mientras otras figuras de renombre que siempre han rodeado al exalcalde van de su lado y hasta intentan lanzar discursos en las plazas públicas, le dijo una fuente del Pacto Histórico a SEMANA y quien pidió reserva de su identidad.
Ese aparente facilismo le disgusta a Petro, un candidato que quisiera que, como él, sus líderes recorran las calles y sumen electores. Por esto, el senador Armando Benedetti, uno de los estrategas que hoy le habla al oído al candidato, prohibió los discursos de los candidatos al Senado en las tarimas donde habla el líder de Colombia Humana. “En todos los actos hablará Petro, el que se suba a la tarima lo hace de sapo. Nadie los ha invitado. Deben estar trabajando en las regiones”, le dijo la misma fuente a SEMANA.
Su postura seguramente le traerá contradictores, pero a Benedetti no le importa. Él, como Petro, es consciente de que las elecciones del 13 de marzo están a la vuelta de la esquina y se convertirán en una especie de primera vuelta presidencial. “Yo no puedo hablar en nombre de Gustavo Petro, para mí pocos están trabajando en el Pacto Histórico, para mí están sacando provecho de estar en una lista donde el único que llevará votos es Petro”, afirmó el senador.
Internamente está claro que el Pacto Histórico debe barrer en las elecciones legislativas y superar las 20 curules al Senado. Hasta noviembre de 2021 hablaban de 50, con más de cinco millones de votos, pero hoy, con el escenario aún más despejado, se refieren a una cifra menor porque ni siquiera Álvaro Uribe, en el auge de su popularidad tras la Política de Seguridad Democrática, logró sentar a más de 20 congresistas en el Capitolio.
Petro necesita alcanzar los 20 escaños —más de 2,5 millones de votos— o superar esa cifra en el Senado. Si lo logra después del 13 de marzo, su triunfo en la primera vuelta presidencial en mayo estaría casi que cantada. De lo contrario, aunque en teoría no le afectaría, su campaña sufriría un grave revés porque demostraría que él, quien le madrugó a la campaña, no tiene en las urnas el poder que aparenta desde las plazas públicas y las encuestas.
Además, una posible presidencia del Pacto Histórico requiere de un apoyo legislativo masivo. De lo contrario, tal y como ocurrió en su Alcaldía de Bogotá, no tendría mayor gobernabilidad en el Congreso y estará en el poder cuatro años enfrentado con el Legislativo.
“Uno ve a Gustavo Petro con agenda de ocho horas al día y trabajando a diario con la gente y, pueda que me equivoque, pero los candidatos al Congreso, salvo contadas excepciones, no pueden estar trabajando solo unas horitas a la semana, ni esperar solo a los eventos de Petro”, se quejó en su momento la constitucionalista Cielo Rusinque, cercana al Pacto Histórico.
Una de las inconformidades es que mientras el Centro Democrático invadió las principales ciudades y carreteras con vallas del uribismo, los candidatos al Senado por el Pacto Histórico se han quedado quietos y dedicado exclusivamente a cazar peleas con la derecha desde las redes sociales y a defender a Petro, cuando él, por su elocuencia, se puede defender solo.
SEMANA conoció que no todos los candidatos al Senado de la izquierda tienen pereza de salir a las calles. Internamente, varios tienen una dualidad y consiste en que, tras la composición del pacto, los dineros de reposición de votos irán exclusivamente a los partidos políticos, no a los candidatos, un tema que, sin duda, pone en aprietos a gran parte de los futuros congresistas porque en su mayoría no tienen recursos económicos.
“Muchos candidatos están maniatados porque no saben si endeudarse o meter plata a las campañas sabiendo que no van a recuperar plata de reposición”, explicó Gustavo Bolívar, quien pese a las limitaciones ya adelanta trabajo de volanteo en las calles.
Él, por ejemplo, ya quisiera tener avisos en las calles, cuñas radiales y publicidad en la prensa, pero teme endeudarse y que al final no le entreguen los recursos de reposición de votos y tenga que pagar la totalidad de la plata de su bolsillo.
Bolívar, el quinto senador más votado en 2018 con más de 115.000 votos y un potencial fuerte de seguidores en las redes sociales, tiene en el enfriador un crédito bancario de aproximadamente 400 millones de pesos, pero espera que le definan si los dineros de reposición le permitirán amortiguar su deuda financiera. Si le dicen que sí, podrá comprometer el dinero; de lo contrario, el escenario es complejo para él.
El Pacto Histórico ya contrató directamente unas vallas para instalar a lo largo del país, pero promocionando a Petro y la lista cerrada. Sin embargo, las imágenes personales, es decir, con el rostro de cada aspirante, son las que hasta ahora no han podido contratarse.
Una campaña al Senado puede costar entre 1.000 y 4.000 millones de pesos, pero como la lista del Pacto Histórico es cerrada, la cifra no supera los 200 millones por figura política, un valor cómodo, pero no tan asequible para un candidato que esté en una región.
Por esto, no está descartado que los partidos progresistas les devuelvan a los aspirantes el 50 por ciento de la reposición de los dineros de votos y se queden con el resto. Ese acuerdo ya lo lograron los candidatos a la Cámara por Bogotá. Al fin y al cabo, las casas políticas tienen que cargar con el peso de los pagos de la defensa electoral, los testigos, los abogados, entre otros.
Estaban advertidos
Lo que hoy vive la lista al Senado del Pacto Histórico estaba anunciado hace semanas. Se sabía, por ejemplo, que algunos candidatos ubicados en los primeros lugares tienden a relajarse porque tienen un pase asegurado al Congreso en los próximos cuatro años, mientras que del 10 al 20 trabajan porque deben sumar electores y no ahogarse en el intento. Después del puesto 30, el escenario es más complejo porque están a un paso de quemarse en las urnas.
A Petro le gustaría que en la lista al Senado estuvieran más figuras como Edward Libreros, un joven de 30 años y administrador público que sorprendió en su campaña porque logró llenar la plaza de Villavicencio con más de 15.000 personas tras la visita del líder de la Colombia Humana la segunda semana de enero.
Recordemos que el Meta tiene amplia simpatía liberal y uribista. En 2018, Iván Duque se impuso con más de 264.513 electores frente a 131.819.
Libreros, por ejemplo, está ubicado en el puesto 33 de la lista al Senado, es decir, en grave riesgo de obtener una silla en el Capitolio, pero aun así concentró a una gran masa alrededor del líder del Pacto.
La misma historia se repite con Ana Cristina Muñoz, quien ocupa el puesto 100 de la lista al Senado; Hemelson Mayo en Chocó, ubicado en el puesto 69; Angélica Vergel, renglón 27 en Córdoba; el sargento Alexander Chala, entre otros.
Más allá de las vallas y la publicidad, Petro quiere que sus candidatos al Senado estén por encima del Twitter y abarquen el ciento por ciento de las regiones del país para lograr su objetivo. De lo contrario, su trabajo político sin descanso podría estar en riesgo en las urnas.