Nación
Traficantes de droga en Barranquilla le rezan al diablo
En un allanamiento en la ciudad de Barranquilla la Policía encontró que los traficantes se encomendaban al diablo para ahuyentar a las autoridades.
Mientras en un punto de la ciudad de Barranquilla un supuesto pastor anunciaba la llegada de Jesús, convocó a devotos del fin del mundo y les pidió una ayuda económica para hacer más placentero el retorno al cielo; al otro lado de la ciudad las bandas dedicadas al tráfico de estupefacientes y las extorsiones le rezaban al diablo.
En los operativos y allanamientos contra las bandas criminales la Policía, el Ejército y la Fiscalía se encuentra de todo. Hay riesgo por los posibles enfrentamientos, las represalias de los delincuentes y ahora hasta escenarios o rituales de santería, que precisamente buscan evitar que las autoridades los descubran.
En el barrio el Rebolo, en el sur de la ciudad de Barranquilla, una zona muy afectada por la criminalidad, por el abandono de las administraciones municipales y castigada por los propios ciudadanos, la Policía encontró un expendio de drogas o una “olla de microtráfico”, como se le conoce, donde tenían un particular método de defensa y protección, los rezos al diablo.
Los traficantes, en este operativo que adelantó la Fiscalía y la Policía, se encomendaron a la brujería para proteger su negocio criminal y a los ángeles para la buena salud. En otras palabras le dispararon al cielo y al infierno para garantizar su beneficio mientras atentan contra la juventud llenándola de drogas.
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En el allanamiento que permitió la captura de los principales protagonistas del tráfico de estupefacientes en esa zona de Barraquilla, los investigadores encontraron más que droga. En el interior de una vivienda los ahora capturados tenían un altar al que dedicaban ofrendas para mantener a raya a los principales enemigos, que en su caso son las autoridades.
Se estableció, luego de los interrogatorios con los capturados, que a través de esta herramienta paranormal pretendían frenar la actuación divina de la justicia y además ahuyentar a las otras bandas con las que generalmente mantienen una disputa por el control del tráfico de drogas.
El escenario también sirvió a quienes confiaron su fe pagana en los elementos de santería encontrados en esa casa. Según las versiones los usaron para atacar desamores y otras actuaciones diabólicas que supuestamente enfrentan de otras organizaciones criminales que comparten la misma dinámica de protección.
Aunque por rezarle al diablo no hay delito contemplado en el código penal, lo cierto es que las súplicas al inframundo no le alcanzaron a esta banda que ahora deberá rezar en una cárcel, pues fueron presentados ante jueces de control de garantías por el tráfico de estupefacientes.
Son muchos los casos y en todas las modalidades criminales donde la Policía y el resto autoridades encuentran cómo los delincuentes ocupan parte de su tiempo y su fe en este tipo de rituales. Son diversos los altares dedicados a toda clase de deidades y que se descubren en medio de los operativos. También son delincuentes que incluso en prisión se cubren con la protección del cielo o el infierno.