NACIÓN
TransMilenio solo tendría recursos para operar hasta julio, ¿qué pasará después?
La crisis se agudizó por la caída de usuarios; el sistema pasó de transportar 4 millones diarios a menos de 2 millones.
Más de un año de pandemia y las manifestaciones en el marco del paro nacional, que derivaron en actos de vandalismo contra el sistema masivo de transporte de Bogotá ponen en riesgo la operación de TransMilenio debido a las millonarias pérdidas.
La empresa señaló que se registran pérdidas superiores a los 2 billones de pesos, análisis con el que coincide la Contraloría de Bogotá que reveló un informe sobre la situación del sistema masivo de transporte de la ciudad derivada tanto por las medidas de restricción adoptadas para evitar la propagación del coronavirus como por los efectos de los daños ocasionados por la vandalización de los articulados y las estaciones.
TransMilenio señaló que debido al déficit, el Distrito está pidiendo al Concejo $1.2 billones para no suspender su operación, ya que los recursos disponibles alcanzan hasta julio.
La crisis se agudizó por la dramática caída de usuarios, el sistema pasó de transportar 4 millones diarios a menos de 2 millones.
El gerente de TransMilenio, Felipe Ramírez, señaló recientemente que la situación se agravó debido a las jornadas de protesta que se han realizado en Bogotá, por la salida de operación de los buses articulados y las estaciones que sufrieron actos de vandalismo.
El funcionario aseguró que los daños en 53 estaciones y decenas de vehículos, han afectado a más de 500.000 personas al día que no pueden usar el sistema de transporte masivo de Bogotá.
“Tenemos distintos daños. Los más graves son buses incinerados y buses de componente troncal destruidos. En las estaciones, tenemos unas con daños muy graves que no pueden operar. Son 53 estaciones que no podemos operar”, indicó.
Aunque los daños están cubiertos por seguros, el gerente de TransMilenio hizo un llamado al sentido común, teniendo en cuenta que estos seguros son pagados por los propios bogotanos a través de sus impuestos distritales.
“Estas afectaciones generan un déficit mayor. Ya teníamos déficit por la pandemia y esto ahonda las dificultades financieras del sistema. Durante este año, el déficit puede ser de $ 2,3 billones, es decir, $ 1,1 billones adicionales a lo que se debía poner en el sistema en tiempo de no pandemia”, puntualizó.
Por su parte, la Contraloría de Bogotá señaló que a eso se suma el retraso en la infraestructura y las dificultades para mejorar la frecuencia, tiempos de desplazamiento y cobertura de las rutas, aspectos que terminaron afectando la calidad del servicio y, por ende, la demanda.
En ese sentido, el jefe de ese organismo de control Andrés Castro Franco recalcó que “es de suma importancia alcanzar la sostenibilidad financiera del sistema mediante una revisión del actual modelo tarifario, a fin de generar un equilibrio entre el costo operativo (tarifa técnica) y la tarifa al usuario, diferencial que hoy asume el Distrito a través del Fondo de Estabilización Tarifaria”.
Cifras del sistema
⦁ El déficit actual del sistema de transporte público en la capital supera los $2,1 billones de pesos (solo para el año 2020).
⦁ Durante la pandemia, el sistema TransMilenio dejó de percibir más de un billón de pesos en pasajes.
⦁ Solo 2 de los 18 operadores privados del sistema TransMilenio presentaron reducción de sus costos operacionales durante 2020.
⦁ Se estima que la pandemia puede originar una mayor dependencia del vehículo privado: hoy, por cada 3 habitantes hay un vehículo automotor. La tenencia de auto privado se duplicó en la última década.
⦁ A diario se realizan 1,2 millones de viajes en bicicleta.
⦁ En el año 2000, el Distrito contempló la construcción de 388 kilómetros carril de troncales y solo se han construido 125 kilómetros de troncales, es decir, el 32 %.
La Contraloría de Bogotá al realizar un inventario de las afectaciones ocasionadas a TransMilenio, durante las jornadas de protesta evidenció diferentes daños en 130 estaciones (88 %) y el cierre temporal de 48 (32 %), perjuicios avaluados en cerca de $ 20.000 millones, que afectarán las finanzas del SITP.
Al verificar, en detalle, el estado de la infraestructura, el ente de control encontró afectaciones en 1.922 puertas de acceso a los buses y en 102 taquillas, 113 cámaras de seguridad, 39 estaciones de recarga automática, 259 torniquetes y 55 tableros electrónicos. También inventarió 1.782 vidrios rotos en vagones y 1.536 vidrios rotos en corredores.
La recuperación de las estaciones y portales podría tomar entre tres y seis meses. La Contraloría de Bogotá evidenció, además, un elevado número de grafitis y rayones y la sustracción o daño a elementos para la atención de emergencias como camillas, extintores, botiquines, mangueras y hachas.
¿Qué hacer?
Expertos de universidades y centros de pensamiento coincidieron en la necesidad de un mejor control fiscal de cara a las nuevas dinámicas de la movilidad en la ciudad. En este sentido, sugirieron:
⦁ Evaluar el impacto fiscal de no incrementar la tarifa en el Fondo de Estabilización Tarifaria.
⦁ Analizar las diferentes opciones legales que permitan generar recursos adicionales para apoyar la operación del sistema de transporte, como la cofinanciación del Gobierno Nacional, el parqueo en vía, los cobros por congestión o por contaminación, los cobros de plusvalía y la pauta publicitaria, entre otros.
⦁ Revisar el modelo tarifario y el esquema de subsidios a la población beneficiada.
⦁ Revisar las competencias del sistema de transporte teniendo en cuenta la ciudad-región en aspectos tarifarios e integración modal.
⦁ Fortalecer la movilidad no motorizada para que los usuarios que hoy se desplazan en bicicleta tengan mejores condiciones de seguridad vial; en la última década se incrementó en más de un 70 % el parque de motocicletas en la ciudad, sin mencionar las ya matriculadas en municipios vecinos que hoy se desplazan en la capital.
⦁ Evaluar la sostenibilidad del sistema en el mediano y largo plazo teniendo en cuenta la migración de usuarios al vehículo privado, la motocicleta y la bicicleta.
También se planteó la necesidad de tener en cuenta otras opciones de financiación como la redistribución del presupuesto del Distrito, aumento de la inversión en el Fondo de Estabilización Tarifaria o el uso de la deuda pública.
Para el contralor de Bogotá “un usuario de transporte público que hoy se pierde, en la práctica, es un ingreso que se deja de percibir vía tarifa y termina profundizando el desequilibrio financiero del sistema”.
El funcionario indicó, además, que “se debe evaluar, de igual forma, adoptar las medidas necesarias para mejorar la calidad del servicio del transporte público de la ciudad en beneficio de los capitalinos”.