CONGRESO

Renuncia de Uribe: Centro Democrático, la bancada huérfana

Álvaro Uribe, el fundador y jefe natural del partido, renuncia al Senado apenas cuatro días de haber tomado posesión de su cargo. Golpe a la moral de la bancada de Gobierno.

24 de julio de 2018
Álvaro Uribe, jefe del Centro Democrático | Foto: Esteban Vega

Álvaro Uribe no solo se convirtió en el hombre más votado en toda la historia del Senado colombiano, cuando en marzo pasado sacó 875.554 votos para mantenerse otros cuatro años en el Capitolio. Y aunque se posesionó el pasado viernes 20 de julio, día de la independencia, cuatro días después puede registrar un nuevo récord. El senador que menos tiempo duró en su curul después de haber juramentado.

Uribe anunció su renuncia al Congreso sin que se hubieran instalado las comisiones constitucionales. La plenaria del Senado ni siquiera se había reunido para elegir a los parlamentarios que irían a cada una de las comisiones permanentes. Lo debía hacer este miércoles, pero antes tendrá que resolver la renuncia (tendrá diez días para hacerlo) del jefe natural del Centro Democrático, la bancada de gobierno.

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El uribismo no perderá representación. Mantendrá las 19 curules que alcanzó gracias a los 2,1 millones de votos que su lista de candidatos obtuvo en las urnas. En reemplazo de Uribe, el primer expresidente en la historia en ‘descender’ al peldaño de senador, llegará al Capitolio una exdiputada de Cundinamarca. Yenny Esperanza Rozo Zambrano, que apenas sacó 24.000 votos, y había quedado en la casilla veinte en el ranking electoral del Centro Democrático.

La nueva senadora, viendo los toros desde la barrera, se había mostrado radical frente a la presencia de exguerrilleros de las Farc en el Congreso. El pasado 20 de julio publicó en su cuenta de Twitter esta declaración: “Se posesiona el nuevo Congreso y lastimosamente para el país, también se posesionan los peores narcoterroristas y violadores de la historia, es clara la trayectoria del partido de los nuevos Honorables Parlamentarios de las Farc... un 20 de Julio nefasto con las Farc”. Una posición distinta a la que mostró Uribe ese día, pues hasta le extendió la mano con cordialidad a Victoria Sandino, una de las parlamentarias del partido Farc.

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Pero aunque la renuncia de Uribe no se traduzca en la representación parlamentaria, Ciro Ramírez, senador del Centro Democrático, admitió que la ausencia del expresidente senador constituye un golpe “demasiado fuerte” al corazón de la bancada. “Es un líder, la persona que orienta, y la que motiva a todo los que estamos en el Centro Democrático”.

Desde que este partido se estrenó en el Congreso (2014), Uribe era como el padre de un grupo considerable de congresistas que no tenía experiencia alguna en los asuntos del Capitolio. No se movía una hoja sin su consentimiento, no se votaba un proyecto sin su instrucción, incluso en aquellos momentos en los que los parlamentarios tenían posiciones diversas, era Uribe el que resolvía cualquier conflicto, o división interna.

Incluso, en aquellos momentos en los que los primíparos de uribismo pretendían poner palos en la rueda a las aspiraciones de algunos de sus contradictores, fue Uribe el encargado de atajar los bríos de los parlamentarios más inexpertos. Es célebre aquel episodio en el que los senadores de la Comisión Primera, hace cuatro años (en la reforma al equilibrio de poderes), intentaron inhabilitar al entonces vicepresidente Germán vargas Lleras para que no pudiera participar en las elecciones de 2018. Uribe, que pertenecía a la Comisión Séptima, tuvo que ir hasta la Primera para decirles que no votaran esa inhabilidad y que respetaran las reglas del juego.

O, sin ir más lejos en el tiempo, hace tres meses el Centro Democrático, en cabeza de José Obdulio Gaviria, botaba fuego contra la Consulta Anticorrupción que promovía Claudia López. Cuando se daba por hecho que los senadores del partido votarían para hundir la convocatoria, Uribe pidió la palabra y dijo que había que votar a favor de esa Consulta. 

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Ahora, la bancada del Centro Democrático, que se pavoneaba por sus mayorías, y por su condición de ser gobierno, tras cuatro años en la orilla de la oposición, se queda sin su líder.

A pesar de dar un paso al costado, Uribe seguirá siendo el máximo referente del partido, su faro ideológico. Y aunque no esté en los pasillos del Congreso, tras bambalinas seguirá manejando y orientando los destinos de su colectividad. De eso nadie alberga la menor duda. Menos ante el talante de un dirigente que no se marginó de la política cuando en su condición de expresidente estaba más cerca de la jubilación. Por el contrario, decidió mantenerse activo, y en un hecho sin precedentes decidió hacer oposición como senador, una categoría inferior a la de un hombre que había sido jefe de Estado durante ocho años, el primero en ser reelegido de forma inmediata.

Sin su cabeza visible, el Centro Democrático podría atravesar por días convulsos. El liderazgo que deja Uribe podría provocar pulsos internos entre quienes puedan ocupar ese vacío. Ninguno de los 19 senadores de la bancada tiene el perfil del expresidente, pero seguramente habrá quienes pretendan asumir el liderazgo de la bancada.

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De momento, entre las figuras que podrían perfilarse, por su trayectoria en el uribismo, los nombres de María del Rosario Guerra, Paloma Valencia, Paola Holguín, o el propio Ernesto Macías (presidente del Senado) podrían disputarse el liderazgo. Ninguno, sin embargo, será esa especie de director técnico que parecía ser Uribe, orientando cada uno de los movimientos de sus parlamentarios.

A dos semanas de la posesión de Iván Duque, y cuando estaba a punto de estrenarse como gobierno, la bancada del Centro Democrático ha quedado huérfana.