ESPECIAL

Villavicencio: el doble drama

Los derrumbes en la Vía al Llano y la pandemia por el coronavirus tienen en estado de coma a este sector económico. El bioparque Los Ocarros encarna esa crisis.

19 de junio de 2020
| Foto: Bioparque Los Ocarros

Desde hace 18 años, el Bioparque Los Ocarros no solo se ha convertido en uno de los principales íconos turísticos de los Llanos Orientales, sino en un santuario donde se protege la biodiversidad de la región y se educa a sus visitantes sobre la importancia y la fragilidad de los ecosistemas de la llanura colombiana. No en vano se llama como el armadillo gigante característico de la zona.

Ubicado a las afueras de Villavicencio, en la carretera que conduce a Restrepo, el bioparque atendía a un promedio de 25.000 personas en temporada alta, cantidad suficiente que le permitía sufragar los gastos del resto del año. Por esas épocas era común ver largas filas de turistas que, en medio del calor, esperaban pacientemente su entrada. La aglomeración era aprovechada por todo tipo de vendedores ambulantes para ofrecer sus productos y así lograr un humilde ingreso para mantener a sus familias.

Desafortunadamente, esas escenas de familias recorriendo las más de 5,5 hectáreas del bioparque o montando en barca por su laguna hacen parte del pasado y no se volvieron a ver desde hace un año cuando la Vía al Llano, que comunica a Bogotá con Villavicencio, fue cerrada por los constantes derrumbes. “Cuando nos preparábamos para atender a los turistas de la temporada alta de mitad de año, recibimos la pésima noticia de que la principal vía que trae lo turistas del interior del país a nuestra ciudad estaba cerrada. En un principio creímos que era temporal pero nunca pensábamos que se fuera a extender por tanto tiempo”, cuenta Sara Agudelo, directora del bioparque.

Antes y despúes del Bioparque Los Ocarros

El cierre de la vía, que se mantuvo de manera total entre junio y septiembre y parcialmente hasta diciembre, trajo millonarias pérdidas al sector turístico del departamento del Meta. De acuerdo con Rossan Catalina Niño Beltrán, directora ejecutiva y comercial de Cotelco, capítulo Meta, “aunque la ocupación durante el cierre vial no bajó del 20 por ciento, el sector turístico en general reportó pedidas millonarias, por encima de los 900 millones” que causó un recorte de personal de un 25 por ciento”.

En diciembre y enero hubo una ligera recuperación y el sector tenía puestas sus esperanzas en la temporada de Semana Santa y de vacaciones de mitad de año para recuperar lo perdido y lograr el punto de equilibrio. Pero todo se fue al traste porque la pandemia del coronavirus los obligó a cerrar de manera indefinida casi por completo los establecimientos turísticos. En mayo (momento en que se había decretado la cuarentena en todo el país), una encuesta realizada por el Observatorio Turístico de Villavicencio de Instituto de Turismo de Villavicencio a los empresarios del sector revela un oscuro panorama: el 83 por ciento de los negocios se encuentran totalmente cerrados, 14 por ciento laboran parcialmente y solo el 3 por ciento están abiertos. Y los datos suministrados por Cotelco son igual de dramáticos. La ocupación hotelera, que en febrero de este año alcanzó un 46 por ciento, disminuyó al 2 por ciento en abril y al 1,9 por ciento en mayo.

Bioparque Los Ocarros

Pero eso no es lo peor. A diferencia de otros establecimientos turísticos que pueden cerrar y ahorrarse los gastos de operación, el bioparque no lo puede hacer, pues alberga 660 animales de 132 especies nativas de los llanos y tiene un centro médico veterinario que le presta a Cormacarena los servicios de atención a animales silvestres víctimas de tráfico ilegal o que han sufrido algún tipo de accidente. “Nosotros no podemos reducir los gastos a cero, ni siquiera podemos prescindir de todos empleados. Tenemos que darles alimento y medicamentos a los animales y hacer mantenimiento para que ellos vivan bien. Y eso solo se puede hacer con personal capacitado”, dice Agudelo, que se las ha arreglado de distintas maneras, como buscando donaciones, para asegurarles el alimento, los medicamentos y la atención a los animales, por lo menos hasta agosto.

Agudelo y demás personas ligadas al sector turístico no pierden la esperanza y creen que los tiempos por venir serán mejores. Cotelco, capítulo Meta, proyecta que a partir de este mes, comience una lenta recuperación de la ocupación hotelera. Espera que en julio ascienda al 5,9 por ciento y se incremente gradualmente hasta el 32 por ciento en diciembre. Pero para que esta recuperación llegue a feliz término, piden ayuda al gobierno nacional y le recuerdan que el Llano no solo es un importante sitio turístico, sino una dispensa del país y un santuario medioambiental, patrimonio de los colombianos. Por eso le solicitan al presidente Iván Duque, que busque una solución definitiva al histórico problema de los derrumbes, porque la pandemia puede quedar en la historia, pero los cierres de la Vía al Llano son una amenaza que se mantiene presente.

Mientras la crisis pasa Agudelo les pide a los colombianos que hayan visitado o no el bioparque, su solidaridad y que donen algo para salvarlo porque más allá de un sitio turístico “está en juego la supervivencia de cientos de especies nativas” y la continuidad de un proyecto que lleva mas de 15 años preservando la biodiversidad de los Llanos y educando a los colombianos sobre su importancia.