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Última Hora: Bernardo el Ñoño Elías, condenado por escándalo de Odebrecht, tiene orden de libertad
El exsenador cumplió las dos condenas por el escándalo de corrupción y recibió beneficios jurídicos por colaboración con la justicia.
El juzgado 21 de ejecución de penas de Bogotá le concedió la libertad por pena cumplida al exsenador Bernardo Miguel Elías Vidal, más conocido como el Ñoño, uno de los principales protagonistas del caso Odebrecht. En la determinación judicial se consideró que el excongresista del Partido de la U cumple con los requisitos para este beneficio.
La decisión fue firmada el pasado 27 de julio, sin embargo hasta ahora se hizo efectiva debido a que se estaba evaluando si existía otro requerimiento pendiente en contra del dirigente político cordobés.
Elías, quien se encontraba privado de su libertad en una guarnición militar por motivos de seguridad, ha sido testigo de cargo de la Fiscalía General dentro de los procesos penales, disciplinaros y fiscales por este escándalo de corrupción.
Elías fue capturado en agosto de 2017 por orden de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Pese a que en ese momento se declaró inocente, pocos meses después, en un hecho sin precedentes en la historia judicial del país, reconoció su responsabilidad en los delitos de tráfico de influencias y cohecho (entrega de sobornos) en la carta que envió desde la cárcel La Picota, en la que pedía una sentencia anticipada.
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De esta forma, en marzo de 2018 fue condenado a seis años y ocho meses de prisión. El exsenador, quien en 2014 fue uno de los candidatos con más votación al Congreso, manifestó su intención de seguir colaborando con las autoridades judiciales para esclarecer este hecho de corrupción.
En agosto de 2021, cuando ya había prendido el ventilador y vinculando a otras personas que tenían relación con los sobornos enviados por Odebrecht para beneficiarse con contratos viales en el país, Elías recibió su segunda sentencia: ocho años y cuatro meses de prisión.
En esta oportunidad, fue sentenciado por los delitos de concierto para delinquir agravado y lavado de activos, los cuales también había reconocido. La Corte le impuso una multa de 13.600 millones de pesos.
El pasado 28 de julio, en fallo de primera instancia, la Procuraduría General lo inhabilitó por doce años para ejercer cargos públicos. Esto tras comprobar que incurrió en una falta disciplinaria al recibir alrededor de $ 1.600 millones de la multinacional brasileña entre los años 2012 y 2014 con el fin de favorecerla en sus intereses, esto es, la entrega de millonarios contratos viales.
Elías Vidal ―concluyó el fallo― ejerció indebidas influencias sobre servidores públicos haciendo prevalecer intereses particulares, aprovechando su investidura de congresista y sus influencias en la Comisión Tercera del Senado, encargada de estudiar y debatir asuntos relacionados con el presupuesto de rentas y gastos de la Nación, para ejercer influencias políticas y así lograr que se firmara la adición del contrato correspondiente al tramo Ocaña-Gamarra de la Ruta del Sol–Tramo II, y adelantó gestiones para que se suscribiera el contrato de estabilidad jurídica con dicha empresa.
Para la Procuraduría, el Ñoño “quebrantó sin justa causa el correcto funcionamiento de la administración pública, pues, de un lado ejerció indebidas influencias sobre servidores públicos haciendo prevalecer intereses particulares, y derivó para sí y para otros beneficios económicos, cuando le correspondía actuar conforme lo demandaba su investidura de congresista, encaminando su comportamiento a la búsqueda del bien común y la consecución de los fines del Estado”.
Por esos hechos, el Ministerio Público señaló que el exsenador vulneró los principios de moralidad y transparencia que rigen la función pública, y lo sancionó por dos cargos disciplinarios calificados como faltas gravísimas cometidas a título de dolo.
En desarrollo del proceso, Elías Vidal aceptó su responsabilidad disciplinaria frente a los cargos señalados por la Procuraduría. Por estos mismos hechos el Consejo le había declarado la “muerte política”.
Vea aquí la única entrevista del exsenador Bernardo el Ñoño Elias desde prisión con SEMANA
SEMANA: La defensa del expresidente Juan Manuel Santos ya salió a negar todo lo que usted dijo esta semana ante la Fiscalía. ¿Qué piensa?
Bernardo Elías (B. E.): Ese tipo de defensas es un cuento viejo. Todo el mundo sale a negar lo que pasa. Yo me sostengo en lo que dije: no es verdad lo que decían los medios de que yo me había retractado. Estoy firme; fue la realidad, no le estoy diciendo mentiras a nadie. Todo el mundo pide que uno hable, que diga la verdad, y después salen varios de sus colegas y mucha gente a decir que uno lo que está diciendo es mentira. Entonces uno no entiende. Lo que estoy narrando son unos hechos. ¿Cómo puede ser mentira eso? Si son temas que todo el mundo conoce, de los cuales vengo hablando desde hace rato.
SEMANA: La defensa de Santos ha dicho que tiene pruebas muy graves sobre usted que van a desvirtuar su testimonio. ¿Qué es eso tan grave que saben de usted?
B. E.: Yo no sé, pero la verdad es que esas amenazas no le hacen bien. Un premio Nobel de la Paz amenazando...
SEMANA: ¿Siente que es una amenaza?
B. E.: Yo siento que es una amenaza.
SEMANA: ¿Por qué?
B. E.: Estoy rodeado de amenazas desde que comenzó esto. Desde el día que comencé a decir que había entrado plata a la campaña Santos Presidente me trasladaron de celda. Todo el país lo sabe, me han llegado amenazas acá de todo tipo. Ahora me mandan una amenaza judicial. Yo les pregunto a varios amigos o examigos, a Roy, a Juan Fernando Cristo, a Aurelio Iragorri, ¿esa es la actitud del Nobel de Colombia? ¿Esa es la actitud del Nobel de la Paz, por el cual yo voté porque creía en la paz de Colombia, o creo en la paz de Colombia? Esas amenazas sobran totalmente. Que no se le olvide al expresidente Juan Manuel Santos que yo fui congresista 11 años, y siempre estuve acompañando al Gobierno. Sabroso estar detrás de la trinchera de la protección de la Comisión de Acusaciones. Aquí él tiene fuero, pero hay funcionarios que no tienen fuero y son los que terminan pagando los platos rotos. Entonces yo espero la demanda, y lo digo con toda franqueza: yo veo los comunicados, veo los noticieros y lo que afirma Alfonso Prada. Bueno, ojalá Alfonsito me ponga la denuncia. No quiero problemas, pero lo que estoy haciendo es decirle la verdad al país. Pero si me ponen la denuncia, sería una buena oportunidad para encontrarme con mi amigo Alfonsito Prada en la Fiscalía. De pronto podemos recordar viejas épocas, que me comente qué más pasó después de que yo salí del Congreso, si de su secretaría siguieron nombrando recomendaciones, nombres en entidades como el Sena, para que él hiciera lo que quisiera a su antojo. O también hablaría de otras cosas; sería bueno tomarme un tinto con Alfonsito. Que me cuente si ya cesó la persecución y la rabia de los funcionarios esos que tenían algo en contra de Jorge Pretelt. O que me cuente si ya pagaron también la plata de la campaña que se repartieron en la costa, de la segunda vuelta. Que me cuente si ya se pusieron al día con eso. Sería bueno ver la denuncia. Que lo hagan, que yo estaré dispuesto también, entre otras, a que me comente tantas cosas de él.
SEMANA: Es decir, ¿usted sabe muchas cosas de Alfonso Prada, el exsecretario general de Santos?
B. E.: Yo no lanzo amenazas, soy un tipo pacífico, pero sería bueno tomarme un tinto con él para recordar.
SEMANA: ¿Por qué lo amenazan?
B. E.: Me han amenazado muchas veces. Me he encontrado con cosas que asombran. En este caso de Odebrecht ha habido hasta muertos. Con gran asombro llego al juicio del doctor Luis Fernando Andrade y resulta que el juez también está amenazado. Así mismo, dijeron ahí en la audiencia que amenazaron al testigo Juan Sebastián Correa; aquí todos estamos amenazados. Hoy dejo constancia: me pasa algo a mí o a mi familia, y son todas las personas que he mencionado en este caso.
SEMANA: Eso es muy grave. ¿Está responsabilizando, entre otros, al expresidente Santos?
B. E.: A todos, a todos los que he mencionado en este caso. Sí, yo he mencionado al expresidente Santos en esto.
SEMANA: Usted dijo ante un juez que Eleuberto Martorelli, de Odebrecht, se reunió con Santos en la Casa de Nariño para hablar de la financiación de la reelección...
B. E.: Existen dos Martorelli. El sincero, franco, dicharachero, hablador, tomador, que iba a mi apartamento antes del escándalo. Y existe el Martorelli posterior al problema, que se volvió mentiroso. Mire esto: cuando comienza el escándalo, Martorelli le dice a Otto Bula que, para que no nos enredemos, él iba a decir que me conoció desde la posesión del presidente Santos II. Eso era agosto de 2014. Y el señor Luis Fernando Andrade le dijo a Juan Sebastián Correa que dijéramos que solo era una reunión en mi apartamento, con las circunstancias que se conocen: que él se retiró. Todo eso es mentira.
SEMANA: ¿Intentaron cuadrar las versiones?
B. E.: Entendí eso como su estrategia de defensa. Armé la mía y lo dije en el juicio de Luis Fernando Andrade, porque yo creía que iba a salir inocente, y recordemos que en la Ley 600 la indagatoria es sin juramento. Hoy los abogados del doctor Andrade dicen que yo me estoy contradiciendo, pero no señor, yo estaba en mi estrategia de defensa, y no podía autoincriminarme. Después asumí el compromiso con la verdad con la honorable corte y con la Fiscalía, y comencé a decir la verdad. Pero ellos siguieron defendiéndose de la manera como lo estaban haciendo inicialmente.
SEMANA: ¿La reelección de Juan Manuel Santos fue corrupta?
B. E.: Pues yo tengo los elementos. Le he dicho al juez que yo no soy juez para acusar, pero estoy narrando los hechos que él deberá calificar.
SEMANA: Por eso, pero ¿eso es corrupción?
B. E.: Eso es corrupción, claro.
SEMANA: ¿O sea que la reelección de Juan Manuel Santos tiene plata corrupta?
B. E.: Claro que tiene plata corrupta. Estoy diciendo que no soy juez, pero sí estoy narrando los hechos. El país sabe de los afiches de 2010 de Roberto Prieto, 400.000 dólares que él reconoció; el país sabe de la encuesta del millón de dólares, y lo reconocieron. Otto Bula dijo que le dio un millón de dólares a Prieto, que se los mandó Martorelli. Sanmiguel aseguró que la plata se la habían sacado para la campaña reeleccionista. O la plata de Puente Plato que le están imputando a esa gente por 800 millones de pesos, y mira: el contrato no era por 800 millones de pesos, sino por 5.000 millones. Ellos hablan de 800 y ese contrato es chimbo. ¿Entonces qué hicieron el resto de la plata? Están diciendo que estoy utilizando las cuentas para lavar las platas de campaña que me dieron. Si yo quisiera lavarla, no diría que le entregué en Montería apenas 800 millones de pesos a Roberto Prieto.
SEMANA: ¿Qué prueba tiene usted de que Martorelli sí fue a la Casa de Nariño? La defensa de Santos dice que eso no es verdad...
B. E.: Voy a demostrar que sí tengo la prueba de que Martorelli fue a Palacio.
SEMANA: ¿Usted tiene la prueba?
B. E.: Yo tengo la prueba de que sí fue a Palacio, y no solo eso: es que le cobraron la gestión del otrosí Ocaña-Gamarra.
SEMANA: ¿Le cobraban la gestión? ¿Qué quiere decir eso?
B. E.: Así como lo oyen. No digo más nada. Hasta ahí llego. Yo tengo las pruebas; que saquen las de ellos que yo tengo las mías.
SEMANA: ¿Usted se siente traicionado por Santos?
B. E.: Eso es lo que han querido vender, yo estoy en mi compromiso con la verdad.
SEMANA: ¿Lo dejaron solo?
B. E.: Yo no puedo mentir. Para la hipocresía no sirvo. Sí, yo siento que nos dejaron solos, pero esto es un tema judicial, y lo que quiero es contarle la verdad al país.
SEMANA. Usted también le dijo a la Fiscalía esta semana que le entregó 800 millones de pesos a Roberto Prieto para la reelección de Santos en 2014...
B. E.: Roberto Prieto fue a una reunión en Sahagún con Luis Miguel Pico y Sergio Díaz Granados. Estaba todo el grupo de la ‘Ñoñomanía’ en una finca que había sido de mi tío. Allí hicimos la reunión con más de 500 líderes; tengo las grabaciones de eso. Ahí recuerdo que dijo: “Hagamos lo que haya que hacer”. En esa famosa reunión, Roberto Prieto me dijo que si yo tenía plata. Eso fue antes de la primera vuelta. Prieto me dice: “Ñoño, ¿tiene algunos recursos que me quedé sin plata y estoy urgido?”. Yo llamé a Otto a ver si tenían y me dijeron que sí. Programamos 800 millones de pesos.
SEMANA: Hagamos claridad. ¿Prieto le pide a usted la plata?
B. E.: Sí.
SEMANA: ¿Entonces usted le dice a Otto Bula y recogen 800 millones de pesos?
B. E.: Otto Bula tenía los anticipos y tenía los contratos ya firmados.
SEMANA: ¿Eran 800 millones de pesos de Odebrecht?
B. E.: Sí, así es.
SEMANA: Y para entregar esa plata, ¿se citaron en qué casa?
B. E.: En una casa en Montería.
SEMANA: ¿La casa era de quién?
B. E.: De un exparlamentario de Córdoba, pero él no estaba ahí.
SEMANA: ¿Y quién llevó la plata?
B. E.: Gabriel Dumar, de parte de Otto Bula.
SEMANA: ¿Y a quién se la entregaron?
B. E.: Me la entrega a mí y yo se la entrego al señor Luis Miguel Pico en el garaje. Él cogió su bolso y se fue. Él era secretario del Partido de La U.
SEMANA: ¿Y todo era en efectivo?
B. E.: 800 millones en efectivo.
SEMANA: Después de que los entregó, ¿usted habló con Prieto?
B. E.: No sé si por teléfono o por chat, pero le escribí. Me dijo: “Gracias, hermano”. Es que Prieto pasaba feliz y llegaba a mi casa, y decía que estaba feliz con el Ñoño y que toda la campaña estaba feliz con el Ñoño. Unos días antes, le tengo que narrar que a Roberto Prieto lo conocí después de las elecciones al Congreso, a veces iba a mi apartamento a comer con Enrique Riveira (secretario privado de Santos); a veces iba con Luis Fernando Arboleda (entonces presidente de Findeter); a veces iba con otro. Esa noche creo que llegó solo y me pasó por teléfono a un supuesto amigo.
SEMANA: ¿Quién era?
B. E.: Yo cojo el teléfono y veo al tipo hablando enredado, prácticamente español-portugués. Dije: qué extraño, era Martorelli. Él me dijo: “Roberto nos está ayudando también a terminar con la cuestión del otrosí, ayudémoslos también en esta campaña, que tú sabes que nosotros estamos interesados en esto”. Yo le dije: “Listo, ok”. Me colgó y Roberto Prieto me miró como sobrado. Posteriormente me encontré con Martorelli y le pregunté: ¿Y esto qué fue? Él me respondió: “Roberto es un amigo que nos está ayudando y nos va a ayudar a terminar de sacar este tema, y nosotros les vamos a ayudar a ellos”.
SEMANA: ¿Santos sabía de esa plata o no sabía?
B. E.: Eso a mí no me consta.
SEMANA: ¿Por qué usted y Musa Besaile se volvieron tan importantes para la reelección de Santos?
B. E.: Éramos los chachos. Musa Besaile y el ‘Ñoño’ Elías eran los recontrachachos. Los votos los poníamos nosotros. Las reuniones en Córdoba eran de 10.000, 15.000 personas, todas uniformadas; ahí lo que había era plata, de Odebrecht y de no Odebrecht. Iban a otras partes y encontraban las manifestaciones pobres. Acá se veía el ambiente, se veía el fervor. Se notaba que íbamos a ganar.
SEMANA: Cuando usted dice que platas de no Odebrecht, ¿a cuáles se refiere?
B. E.: Siguiente pregunta.
SEMANA: ¿Algún día lo va a contar?
B. E.: Algún día, vamos a ver, de pronto unas estaban registradas, otras no. Eso es normal en Colombia. Lo único que criminalizaron fue Odebrecht, por darle respuesta a los 11 millones de dólares que el Departamento de Justicia de Estados Unidos dijo. Entonces, escogieron este contrato y criminalizaron al Ñoño Elías y a Gabriel García Morales.
SEMANA: ¿Qué conversación en torno a los votos tuvo usted con Juan Manuel Santos?
B. E.: Métansela toda. Juan Manuel Santos era una persona conmigo agradable. Recuerdo una imagen de él bajándose del avión en Montería. Yo lo estaba esperando con mi tío, con Musa, con todos ahí. Y él lo primero que hace es que me abraza y me dice: “¿Cómo está la ‘Ñoñomanía’? ¿Y la liga Ñ?”. Esa es la liga de fútbol que yo había montado en Sahagún. Santos era una persona agradable conmigo, de buenos tratos. Yo no te puedo mentir. Me decía: “Pongan los votos, vamos con todo, métansela toda”, después decía: “Vamos por la paz”.
SEMANA: ¿Y hoy qué relación tiene con Santos?
B. E.: Cero, ni lo veo en las noticias.
SEMANA: Usted tenía un acceso importante al Gobierno Santos, gestionaba los encargos de Odebrecht y le hacían caso. ¿Es así?
B. E.: Me escuchaban. Y por eso lo he dicho en el juicio de Andrade, que por eso hice una buena relación con él. Me atendían en las entidades. A mí no me consideren ni uribista, ni santista, ni petrista, ni verde, ni rojo, ni fucsia; yo estoy pensando en otra cosa. Quiero abrazar a mis hijos y no estoy haciéndole mandados a nadie. Estoy contando la verdad, son unos hechos que el país ha pedido a gritos. No soy el único que lo sé. Hay mucha gente que ha hablado, y otros que no quieren hablar. Pero digo lo que a mí me consta.
SEMANA: ¿Quiénes han pasado de “agache”? Cuéntenos quiénes son...
B. E.: Los que estamos presos somos tres bobos de Sahagún. Aquí trataron de dejar un escándalo, donde hay 15 o 20 personas, en tres personas.
SEMANA: ¿Quiénes apoyaron sus gestiones de Odebrecht ante el Gobierno?
B. E.: Cuando fuimos al Ministerio de Hacienda, nos atendió el exministro Mauricio Cárdenas. En el Gobierno estaba Luis Miguel Pico en el Ministerio de Comercio. En la ANI estaban Andrade y su asistente Juan Sebastián Correa. Existían varias personas, pero que ya eran directamente de Odebrecht dentro de la entidad. Se me pasaba contarle dos episodios. Me dice Juan Sebastián Correa: “Oiga, cuénteme, senador, qué hace el señor Enrique Riveira llamando a patinar el otrosí ante el doctor Andrade”. El muchacho estaba ahí viendo todo. Le dije: “Eso es por la amistad que existe, por lo que contó Martorelli que existe con los Parody”. Y, posteriormente, hubo un tema de buscar un banco para que una empresa portuguesa comprara las acciones que Odebrecht dejaba por el daño reputacional que tenía en el mundo. Nadie quería darle plata para el cierre financiero. Cuando andábamos en esa búsqueda de la empresa, ellos nos ayudaron, Enrique Riveira llamó a la FDN (Financiera de Desarrollo Nacional) a buscar una cita para esa empresa, y de ahí no pasó más.
SEMANA: ¿Santos sabía que usted tenía ese contacto con Enrique Riveira?
B. E.: Lo que pasa es que el presidente lo delegó, porque yo le dije que la navegabilidad del río Magdalena iba a fracasar. Y creo que se lo dije una vez personalmente al presidente.
SEMANA: Si usted y Musa Besaile no hubieran apoyado a Santos, ¿él hubiera ganado la reelección?
B. E.: Yo creo que no. No quiero tirarme esas flores aquí, pues es como tirarme flores de que yo era el putas. Pero como se lo dije a la JEP, no hubiese JEP, no hubiese proceso ni hubiese nada.
SEMANA: Por eso, a usted le hacían caso y le corrían en el Gobierno…
B. E.: Sí, me atendían bien. No le puedo decir otra cosa diferente. Me corrían los funcionarios, y el mismo presidente me atendía con agrado.
SEMANA: Usted ha mencionado a las exministras Cecilia Álvarez y Gina Parody en este escándalo. ¿Qué sabe de ellas?
B. E.: Andrade me había dicho que había un tema importante para el Gobierno y que la ministra Álvarez estaba muy interesada. Y eso se complementa con una serie de reuniones en las que yo escuchaba todo lo que pasaba y sabía de los funcionarios que mandaba la ministra Álvarez a la ANI para acelerar el otrosí. Andrade le dice a finales de febrero de 2014 a Martorelli que lo dejen de presionar con eso, que ese otrosí lo va a firmar, pero que dejen de molestarlo.
SEMANA: Las exministras siempre han negado que tengan alguna responsabilidad y dicen que actuaron correctamente.
B. E.: Yo también decía que era inocente, y aquí estoy.
SEMANA: ¿Usted no cree en la inocencia de ellas?
B. E.: Soy franco y no creo.
SEMANA: ¿Pero a usted le consta algo con las exministras?
B. E.: No.
SEMANA: ¿Entonces eso es lo que le contaba Martorelli?
B. E.: Martorelli compartimentaba bien las cosas, pero se tomaba un trago en mi casa y contaba todo. Recalco que si algo le pasa a mi familia o a mí, responsabilizo a todos los que he nombrado. La honorable corte me dio confianza porque al fin de cuentas mostró compromiso con la verdad y me sentí respaldado. La Corte quiere que se sepa la verdad, y lo mismo esta Fiscalía, que está haciendo un trabajo juicioso, está escuchando y comenzó a actuar.
SEMANA: Hablemos de su casa. ¿Quiénes lo visitaban?
B. E.: Yo atendía a la gente en mi casa. Iban Roberto Prieto, Enrique Riveira, Luis Fernando Arboleda, Eleuberto Martorelli, Eder Ferracuti, Otto Bula, congresistas del partido.
SEMANA: ¿Iban ministros?
B. E.: Sí, iban ministros.
SEMANA: ¿Qué se cuadraba en esas reuniones con Andrade, quien siempre ha dicho que es inocente?
B. E.: Los detalles. Cuando a mí me propone Odebrecht que les ayude, que era especialmente agilizar en la ANI, reconozco que no conocía a Andrade; pero Otto Bula, como ya había salido la estabilidad jurídica con éxito, les dijo a los brasileños que yo me movía bien en el Gobierno. Cuando me proponen a mí lo de Ocaña-Gamarra conozco a Andrade, le pido cita. Me atendió amablemente, hicimos una buena amistad y comenzó a ir a mi apartamento. Allá nos reuníamos. Le pregunté que si me aceptaba una invitación con Martorelli para hablar de Ocaña-Gamarra y me dijo que sí. Le dije cuáles eran los temas que se iban a tratar, que él me quería ayudar; quería ayudar al Gobierno, quería ayudarle, como ya sabemos, lo que la ministra Álvarez le pedía, quería ayudarle a todo el mundo. Después, al momento de entrar Prieto al cuento del otrosí, como lo he dicho, hay un compendio de intereses de todo el mundo detrás de ese proceso.
SEMANA: Hablemos de los regalos a Andrade.
B. E.: Andrade se portó muy bien conmigo, estuvo en mi apartamento con su señora porque yo necesitaba una carta de recomendación para el acceso de mi hija a un colegio en Bogotá. Los hijos de Andrade habían estudiado ahí. Ese día le di un bolso a la esposa, y de vez en cuando le regalaba a él una corbata, un ron, y detalles.
SEMANA: Cuando Andrade dice que es inocente, ¿usted le cree?
B. E.: Considero que el otrosí no cumplió con las especificaciones. Inclusive, cuando el Consejo de Estado, en un concepto pedido por la ministra Álvarez, dijo que en ese proyecto no podía hacerse una adición, sino una licitación pública, todo eso se lo llevaron por delante y no les importó. La defensa de Andrade dice que sí se dieron los pasos, pero el problema aquí es si ayudó o no. Por mucho menos hay alcaldes presos en Colombia. El afán que tenía Odebrecht de que le firmaran el otrosí rápido era para soltar la plata de la campaña. Hubo plata a cambio de ese otrosí.
SEMANA: ¿Cuál era ese ‘modus operandi’ para esconder la plata de Odebrecht y meterla a la campaña?
B. E.: A mí me prometieron una plata en efectivo, y me la dieron. Pero ellos hacían sus procedimientos. Eran empresas que subcontrataban con la Ruta del Sol II, unos contratos que no existían porque los hacía Odebrecht. Esa gente sacaba el dinero, pagaba impuestos para decir que era legal y le entregaba la plata al representante legal, y este la entregaba a la persona que era.
SEMANA: Usted también ha dicho que esa plata de Odebrecht estuvo metida en la campaña del Sí del plebiscito por la paz. ¿Cómo fue eso?
B. E.: A mí unos pesos me alcanzaron para hacer cositas ahí.
SEMANA: ¿Cuánto?
B. E.: Como 600 millones de pesos.
SEMANA: ¿De Odebrecht?
B. E.: Sí, de esa misma.
SEMANA: ¿La reelección de Santos fue una piñata?
B. E.: La política en Colombia es así. Hubo plata por todo lado, y lo he dicho.
SEMANA: Sin esa plata, ¿Santos se hubiera podido reelegir?
B. E.: Digo lo que me dice Martorelli a mí, cuando estábamos entre primera y segunda vuelta. Él me pidió el favor de que no lo abandonara con los reclamos que iba a presentar y con terminar el otrosí. Yo le dije que nada tenía que ver con los Conpes y Confis, y que le tocaba hablar con la ministra. Pero le advertí: acabamos de perder la primera vuelta con Óscar Iván Zuluaga y donde gane, echan a Andrade, a Álvarez, a todo el mundo, y aquí no queda nada. Él me dijo: “No te preocupes, amigo, ponle fe que vamos a ganar y ya yo hablé con el mismo presidente Santos, con Roberto Prieto, con toda la dirigencia de campaña, toda la junta directiva”.
SEMANA: Sin esas platas de Odebrecht y esas otras cosas que usted comenta, ¿Santos no se hubiera podido reelegir?
B. E.: La política es tan indescifrable que uno nunca sabe, pero fue importante. Martorelli tenía un dicho: que aquí en Colombia no se ganaba una licitación sin dar una plata.
SEMANA: ¿Cómo recuerda los días en que era bienvenido en la Casa de Nariño?
B. E.: Les voy a echar un secreto: un día Armando Benedetti me llama saliendo de la Presidencia, recién estallado el escándalo de Odebrecht. Ya habían capturado a Otto Bula. Benedetti me dice: “Necesito hablar contigo, urgente, alístate, que el que pierde en Odebrecht eres tú, tomaron la decisión y el que pierde eres tú”. Yo le dije: “¿Y tú de dónde sacas esa información?”. Él me dijo: “No me preguntes quién, tengo alma de periodista y no puedo revelar la fuente, pero me acaban de decir que el que pierde eres tú”. A partir de ese momento se acabó todo.
SEMANA: ¿Qué pasó entre esa primera y esa segunda vuelta, cómo fue el desespero por el dinero?
B. E.: Sí, hubo desespero, por eso yo puedo narrar lo que vi: repartieron plata por regiones. Por eso te digo: buscaron de Odebrecht y de no Odebrecht. Y en la costa repartieron y, bueno, eso fue una piñata.
SEMANA: ¿Quién repartió en la costa?
B. E.: Esta semana que viene tengo una reunión en la Fiscalía y procederé. Yo sé quiénes repartieron en primera y quiénes repartieron en segunda vuelta, y sabemos todos los políticos de la costa. Pero este es el campeonato de la doble moral. Pero aquí todo el mundo lo sabe.
SEMANA: ¿La repartieron en efectivo?
B. E.: En efectivo. Cuando la plata de la política te la entregan en efectivo es porque es por debajo.
SEMANA: ¿Cuánta plata hubo en la costa?
B. E.: Una cantidad de dinero.
SEMANA: Pero deme una cifra…
B. E.: Plata, plata, plata.
SEMANA: ¿Hubo hasta colectas?
B. E.: Sí, claro.
SEMANA: ¿O sea que la reelección de Santos fue comprada?
B. E.: Que saquen las deducciones, ingresaron plata. La Fiscalía tendrá que armar ese rompecabezas.
SEMANA: ¿Por qué los brasileños terminaron hablando de otros países y no contaron lo que pasó en Colombia?
B. E.: Los dejaron ir. En Brasil, en todos los países donde funcionó Odebrecht, los ‘Ñoños’, los Otto Bula, los García están libres. O en su casa. Los presos son los otros. Aquí no, aquí nos subieron el perfil y los presos somos nosotros.
SEMANA: ¿Usted es la cabeza del escándalo de Odebrecht en Colombia?
B. E.: ¿Podría ser yo la cabeza de Odebrecht? Por Dios, si le estoy contando y le he contado a la Justicia todo lo que estoy contando de cómo fue.
SEMANA: ¿Por qué no lo recibieron en la JEP?
B. E.: Con lo que estoy contando, de pronto ya el país sabe por qué no me recibieron. Si nosotros no hubiéramos puesto los votos, no hubiese paz y no hubiese presidente.
SEMANA: ¿Cómo ha sido su vida en la cárcel?
B. E.: Llevo tres años y siete meses aquí. A veces siento un vacío. ¿Los problemas de corrupción de Colombia se solucionaron con meter presos al ‘Ñoño’ Elías y a Musa Besaile? Todos los días sale un escándalo. Quiero salir y simplemente abrazar a mi familia. A mí me duele que una persona que ayudé me amenace. Eso me ha dolido.
SEMANA: ¿De quién está hablando?
B. E.: Del expresidente Santos y su equipo de abogados. Eso duele.
SEMANA: ¿Se arrepiente de haber votado por Santos en la reelección?
B. E.: ¿Qué te digo? No, era apoyar el Proceso de Paz. La paz para mí es determinante. Yo le pido perdón al país por lo que hice, pero no me arrepiento de nada.
SEMANA: ¿Qué le dice a Santos hoy?
B. E.: Que haga lo que tiene que hacer. Yo haré lo mío.
SEMANA: ¿Él le está diciendo la verdad al país?
B. E.: Yo estoy diciendo mi verdad.
SEMANA: ¿Y la verdad de Santos?
B. E.: Que diga si lo que yo estoy diciendo sucedió o no sucedió, si lo que Martorelli dijo sucedió o no sucedió, si él sabía lo de Prieto o no lo sabía.
SEMANA: ¿Qué le dice a Roberto Prieto?
B. E.: Sabe que a Prieto la gente lo trata de déspota, y dice que es muy creído. Yo me la llevé muy bien con él. ¿Qué le puedo decir? Él está pagando. Lo está haciendo como yo. Él sabrá qué hacer.
SEMANA: Pero ¿no es mejor que él también diga la verdad?
B. E.: Debería decir la verdad.
SEMANA: ¿Con el fiscal Francisco Barbosa se siente seguro?
B. E.: Por lo menos veo que sus fiscales están interesados en esto, están luchando por encontrar la verdad. ¿Los resultados? Pues están por verse.
SEMANA: Santos, con todo esto que usted ha contado, queda muy mal. Sin embargo, terminó llevándose el Premio Nobel de Paz.
B. E.: Está bien, que lo goce.
SEMANA: ¿Qué les dice a sus hijos?
B. E.: A ellos les pido perdón, como se lo pido al país.
SEMANA: Hay una imagen inolvidable. Una en la que usted y Musa Besaile se ven con la camiseta de la Selección Colombia al lado del presidente.
B. E.: Claro, eso fue en el estadio de Sahagún. Fue el día que el presidente Santos me dijo: cómo está la Ñoñomanía y la liga Ñ.
SEMANA: ¿Qué le quiere decir a Santos?
B. E.: Que él tiene su verdad y yo tengo la mía. Yo también tengo familia y tengo hijos, que se acuerde de eso, que él los conoció, así como él los tiene también. No es una amenaza, no es bueno estar amenazando a la gente; yo tampoco estoy para que me amenacen.