POLÉMICA

Un juego sexual que escandaliza al país

Una riesgosa práctica de sexo colectivo entre adolescentes demuestra la falta de educación en el tema.

María Clara Calle y Luisa Ramírez, periodistas de Semana.com
16 de mayo de 2013
En este juego se prohibe el condón, se consumen psicoactivos y hay presión por las redes sociales.

Hace unas semanas, diferentes medios narraron una práctica sexual que se propaga entre los adolescentes. Se conoce como “carrusel”, “ruleta” o “flor de loto”. El juego consiste en que los muchachos tienen relaciones con diferentes niñas y el ganador es quien tarde más tiempo en eyacular. Una de las reglas principales es no utilizar preservativos. 

Los expertos señalan que desde el 2010 se han presentado embarazos no deseados en Medellín por estas prácticas sexuales. Todavía no se conocen datos de otras regiones del país, pero sí se han documentado en otros lugares del mundo.

Polonia se estremeció cuando un polémico juego sexual culminó en una ola de embarazos adolescentes. En el 2010, el pueblo de Ostróda conoció con alarma la moda que se difundía por los colegios llamada la "estrella” o el "sol”. 

La práctica consistía en que las adolescentes se acostaban en el suelo formando un círculo con sus cabezas juntas y los ojos cerrados mientras los niños tenían relaciones sexuales con ellas por turnos. El ganador era el que terminara de último. 

Una práctica que se repite

Este mismo juego es el que se está efectuando en Colombia, con la peculiaridad de que los jóvenes consumen psicoactivos para desinhibirse. 

Estas actividades son un reflejo de la evolución sexual, según el médico psiquiatra y sexólogo clínico Gabriel Montoya. Por su consultorio en Medellín han pasado adolescentes que practicaron estos ritos sexuales y sus padres, a quienes les cuesta entender por qué lo hacen. “Esto de la ‘flor de loto’ es la muestra de que la pareja está en crisis y que, cada vez más, se busca un sexo colectivo”, explica. 

El problema está en que muchos adolescentes no diferencian una práctica sana de una riesgosa. Además, se someten a una fuerte exposición social si no lo hacen, como lo explica Clara María Restrepo, ginecóloga experta en niñez y adolescencia que ha atendido estos casos desde Medellín. “Algunos son muy lanzados, pero otros no y, por pertenecer al grupo, hacen lo que les digan”, asegura Restrepo. 

Además, sostiene que si bien no se conoce si esto sucede en todo el país, se ha determinado que surgió en las clases altas.

El gran cambio generacional

Los padres de estas generaciones fueron los de la revolución sexual en los años 60. Ellos vivieron libre y abiertamente su sexualidad respecto a sus antecesores, pero ahora se sorprenden con lo que viven sus hijos, como indica Montoya. 

Las circunstancias han cambiado. Ahora, el matoneo desde las redes sociales o las amenazas para no divulgar información que puede ser viral hace que los adolescentes reaccionen de maneras inesperadas por presión.

“El 'bullying' es mucho mayor. Si alguien graba un video de una persona desnuda, este puede estar al otro lado del mundo en segundos. Esa exposición no la vivió la generación de los 60”, apunta Montoya.

Un caso que resonó en los medios internacionales fue el de Amanda, una joven canadiense de 15 años quien sufrió matoneo en su salón porque tres años atrás le envió por cámara web la imagen de sus pechos desnudos a un usuario que había contactado en un chat de internet. 

Un año después esa persona publicó la foto en la red social Facebook y los compañeros de colegio de la chica se enteraron. Amanda se suicidó en octubre del año pasado tras padecer depresión, ataques de pánico y recurrir a las drogas y el licor.

Solución: educar a los menores

Para los expertos, la salida está en que los jóvenes tengan los riesgos claros y sepan las maneras de prevenirlos. El especialista define esto como una sexualidad positiva, donde hay placer pero con responsabilidad.

“El problema es que este país no quiere aceptar que hay nuevas sexualidades. Pero así nos neguemos a verlas y las conozcamos sólo cuando se replican, los adolescentes seguirán practicándolas”, asevera Montoya. 

Incluso, las estadísticas comprueban que los jóvenes que reciben más información en las casas o en los colegios son quienes más se demoran en comenzar una vida sexual activa, como señala el especialista. 

Lo sorprendente es que esta educación se ve más en los colegios católicos que en los públicos. Para el sexólogo, esto es una clara muestra de la falta de liderazgo del Gobierno para formar campañas de educación sexual. 

“Los reto a que busquen en la página del Ministerio de Educación a ver qué hay sobre el tema y, con seguridad, no encontrarán casi nada”, explica.

El único comercial

De hecho, la única campaña sexual que el Estado ha hecho en los últimos años es de la Procuraduría General de la Nación. En ella, sólo se muestran parejas compuestas por un hombre y una mujer. “El país no quiere aceptar que existen nuevas sexualidades, pero la verdad es que hay una gran diversidad. Lo importante es que se tenga ese respeto por la dignidad y la libertad del otro”, afirma Montoya.

A pesar de las fallas en la educación, este experto considera que no todo está perdido y que la solución está en la familia. “La comunicación entre padre e hijo se pierde cuando se juzga al otro. La clave está en hablar las cosas con amor y con apertura para evitar un embarazo no deseado, una enfermedad sexual o cualquier trastorno psiquiátrico”.