UN NUEVO GIRO EN U
En momentos en que se empantanan las conversaciones con las Farc al gobierno se le abren <BR>nuevos caminos para negociar con el ELN.
Todo parece indicar que el semáforo que muestra el estado de los procesos de paz del
gobierno con las Farc y el ELN no coincide nunca en los mismos colores. Cuando uno está en verde el
otro pasa a rojo. Así sucedió la semana pasada. Mientras las Farc cerraban prácticamente la única ventana
que quedaba abierta al decirle al gobierno que bajo ninguna consideración aceptaban la mediación de una
comisión internacional de verificación, la negociación con el ELN recibía una bocanada de oxígeno con la
integración de una comisión de personalidades de la sociedad civil para tratar de desentrabar las
conversaciones.
El caso de las Farc es bastante delicado puesto que la integración de la comisión de verificación
internacional, acordada el pasado 2 de mayo por el presidente Andrés Pastrana y Manuel Marulanda Vélez,
era considerada una de las pocas tablas de salvación de un proceso de negociación que sigue sin despegar
con firmeza. Los miembros del secretariado general de esa organización insurgente, al descartar de plano la
posibilidad de integrar una comisión que verifique su comportamiento dentro de la zona de distensión, dejó
en manos de Pastrana el futuro del dilatado proceso: "Quedamos a la espera de la decisión del Presidente
de la República", dijeron lacónicamente en un comunicado público.
Las Farc advirtieron, además, que la integración de la comisión nunca fue un requisito sine qua non para
pasar de los diálogos preliminares a las negociaciones formales. Para los voceros del grupo subversivo,
una de las condiciones establecidas en el acuerdo de Pastrana y 'Tirofijo' era la de que la conformación de la
comisión debía tomarse en consenso y que, por lo tanto, al no estar las Farc de acuerdo con ella, pues
simplemente no habría tal comisión.
Pero más allá de quién tiene la razón el caso es que una vez más el gobierno y las Farc se enredaron en un
asunto procedimental, el cual terminó condicionando los temas de fondo.
Y al gobierno el tema se le volvió complicado. Por una parte está la comunidad internacional, encabezada por
Estados Unidos, que cada día quiere tener más participación en el proceso de negociación. Y por otro
lado están los altos mandos de las Fuerzas Militares, para quienes "la única garantía de éxito que tiene el
proceso es una fiscalización internacional seria e incondicional".
El jueves en la noche la cúpula militar se reunió con el alto comisionado, Víctor G. Ricardo, quien les
informó que las Farc no estaban dispuestas a ceder en su posición. Los altos mandos aprovecharon la
ocasión para reiterarle las denuncias que habían presentado al presidente Pastrana acerca de los excesos
de las Farc en la zona de despeje y además le ratificaron a Ricardo que tampoco estaban dispuestos a
moverse un centímetro de su propuesta inicial. La decisión, dijeron, está en manos del gobierno.
Las cartas del ELN
Pero mientras con las Farc soplan vientos de tormenta con el ELN se empieza a sentir una brisa
refrescante. La vía libre que le dio el gobierno a varios representantes de la sociedad civil para que
contribuyan a la reanudación de las conversaciones sirvió para oxigenar un proceso que se encontraba
empantanado por cuenta del secuestro masivo de personas en Bucaramanga, Cali y Barranquilla.¿Cómo se
llegó a esta nueva situación?
Paradójicamente el punto de partida estuvo en la sin salida a la que habían llegado las conversaciones
entre el consejero presidencial, Juan Gabriel Uribe, y el ex ministro alemán Bernd Schmidbauer, quienes
se reunieron en varias oportunidades con el fin de lograr que el ELN liberara a los secuestrados sin cobrar
un solo peso y sólo por razones humanitarias.
Pese a la buena voluntad de Uribe y de Schmidbauer las conversaciones llegaron a un punto muerto cuando el
ELN le hizo saber al gobierno _a través del ex ministro alemán_ que para poder continuar con el proceso de
liberación de los secuestrados era indispensable la presencia del matrimonio Mauss en la mesa.
Ante el inminente fracaso de la dupla Uribe-Schmidbauer el ELN optó por tocar otras puertas. La primera fue
la del general Rosso José Serrano, director de la Policía Nacional. Para ello liberaron hace dos semanas en
Norte de Santander a dos agentes que tenían secuestrados desde hacía varios meses. Las razones para la
liberación fueron, según palabras de los comandantes guerrilleros, "exclusivamente humanitarias".
No obstante, el alto oficial les hizo saber a los emisarios del grupo subversivo que no tenía ningún interés en
negociar con ellos y que esa era tarea exclusiva del gobierno.
Ante la negativa del general Serrano el ELN volvió a utilizar a sus dos fichas clave: los esposo Mauss. Esta
vez la controvertida pareja entró en contacto con el procurador general, Jaime Bernal Cuéllar, quien les
informó que estaba dispuesto a colaborar siempre y cuando la oferta del ELN fuera más allá de la liberación
de los secuestrados de Bucaramanga, Cali y Barranquilla. "Las conversaciones deben comenzar con la
liberación de todos los secuestrados que tiene el ELN", les respondió el jefe del Ministerio Público.
El ofrecimiento de Bernal Cuéllar llevó a los Mauss a ponerlo en contacto con Antonio García, jefe militar de
ese grupo guerrillero. En esa primera charla los dos estuvieron de acuerdo con que era necesario involucrar a
la población civil para poder desempantanar el proceso. Hace dos semanas el Procurador General
_acompañado por Jaime Garzón_ se contactó con Antonio García y acordaron la integración de una
comisión de notables. Dicha comisión debería sesionar en una mesa de trabajo en la que se discutirían dos
grandes temas: el fenómeno del secuestro en Colombia y la realización de la llamada Convención Nacional.
Sobre el primero de ellos el jefe del ELN le hizo saber al Procurador General que la organización bajo su
mando estaba dispuesta a comprometerse a no realizar un secuestro más en Colombia, pero que el tema
tenía que ser discutido en la mesa de notables. En relación con el segundo tema, García afirmó que el ELN
está dispuesto a llevar a cabo la Convención Nacional sin que para ello sea necesario el despeje de los cinco
municipios que habían exigido previamente. Inclusive la Convención podría realizarse en el extranjero. García
considera que el país apropiado es Alemania.
Pero todo esto no significa que las conversaciones con el ELN hayan entrado en una fase definitiva. Ese
grupo guerrillero insiste en sentar en la mesa a los esposos Mauss. Y el gobierno no acepta la presencia de
la cuestionada pareja en la mesa de conversaciones. Como si ello fuera poco, el ELN le ha hecho saber al
Procurador que por lo pronto no habrá liberaciones de secuestrados. Y el gobierno asegura que mientras ello
no suceda no habrá reanudación de conversaciones.
Todos estos temas serán tratados en los próximos días cuando el Procurador General se reúna en
Alemania con Nicolás Rodríguez, 'Gabino', jefe máximo del grupo guerrillero, quien se encuentra en ese país
desde hace varias semanas. Los hechos demuestran que el ELN le sigue apostando a la fórmula de vincular
a la población civil al proceso de paz. Eso explica su decisión de entenderse con el Procurador, quien fue
además uno de los gestores del encuentro de Maguncia. Sin embargo toda esta gestión podría fracasar si,
como ha venido sucediendo con las Farc, el ELN insiste en anteponer la forma al fondo de las negociaciones.