Nación
Una medalla, el bien más preciado de alias Otoniel
Cuando fue capturado por las autoridades sin camiseta, cansado y con hambre, le pidió a los hombres que llegaron hasta su refugio que no se la fueran a quitar, que era lo más importante que tenía en la vida.
Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, era el máximo jefe del Clan del Golfo, la organización narcotraficante más grande del mundo. Se calcula que anualmente enviaban 200 toneladas de cocaína a Estados Unidos, y otras 100 a Europa: miles de millones de dólares pasaban por sus arcas, pero la persecución de las autoridades lo tenía viviendo en cambuches sin ningún tipo de lujos como acostumbran a vivir los narcos. Pero tenía un tesoro que nunca se quitaba, se trataba de una medalla que colgaba en una pesada cadena de oro. Este dije tenía una imagen que para Otoniel valía más que coronar cualquier cargamento de coca, en la foto estaban su papá y su mamá.
Así, luego de la gigantesca Operación Osiris, y cuando tres comandos de las fuerzas armadas lograron cercar al reconocido narcotraficante, ante lo que solo atino a decir “Tranquilo soldado, yo soy Otoniel, soy la persona que buscan, respéteme la vida”, estando sin camiseta, cansado y con hambre, el capo solo tenía una cosa material que la que no se quería despojar, su medalla. Así se lo pidió a los hombres que lo capturaron y lo ha repetido en cada una de las partes donde ha estado, desde que fue detenido en Antioquia.
De su mamá, como la mayor parte del círculo familiar cercano de Otoniel se sabe que está muerta, pero a diferencia de sus hermanos y primos no cayó por cuenta del fuego cruzado que se genera en las guerra del tráfico de drogas, Ana Celsa David falleció por Covid en enero de este año, luego de haber sido internada en la unidad de cuidados intensivos de Turbo, Antioquia, pero el tratamiento no daba resultado y fue ordenado su traslado a un hospital de alta complejidad en Montería, no resistió mas y en camino tuvo un paro cardiaco.
En 2015 la periodista Salud Hernández Mora entrevistó a la mamá de Otoniel. Señaló que “es tímido, casi no iba a estudiar porque le daba pena entrar a clases. Perdió como tres años por esa timidez, porque bobo no es”.
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Ana Celsa -quien comerciaba gallinas, marranos y arroz- es humilde, totalmente alejada de las maldades del séptimo de sus hijos, hoy en poder de la justicia colombiana. ¿En qué momento se torció?, preguntó Salud. “Cuando se volvió un hombre de 18 años”, respondió la madre. “En esa tierra había tantos grupos y el ‘pelao’ quería buscar algo por ahí, le parecía que le iba mejor que en la casa”, agregó.
El calvario para Ana Celsa fue indescriptible. Sufrió, lloró. Además de Otoniel, Juan de Dios Úsuga -su otro hijo, apodado Giovanni-, también llegó al Clan del Golfo, pero corrió con la peor suerte. Murió en un operativo policial. “Es un sufrimiento muy grande. Uno cría a los hijos y, ¿Cuándo va a querer que un hijo se vaya buscando la maldad?”, dijo.
Hernández-Mora le recordó que las personas aseguran que a Otoniel le gustan las niñas de 14, 12 años. Y ella respondió que son montajes. “Eso no es así, es muy feo todas esas cosas que dicen, pero no es así, antes hace favores a la gente, les hace casas, carreteras, ayuda a los enfermos. ¿Usted cree que si lo odiaran estaría por ahí? Lo habrían entregado o se habría muerto”, manifestó.
A seis años de esa entrevista y una a un año de su muerte, Ana Celsa David, mamá de Otoniel, solo vive en el recuerdo del capo, que por andar huyendo del cerco de las autoridades nunca más la pudo visitar, se murió y no pudo estar en su sepultura ni acompañarla en la enfermedad. Solo tiene esa medalla, que en una y otra ocasión ha pedido que no le sea retirada, pero es claro, estas cadenas no pueden entrar a centros penitenciarios porque podrían facilitar un suicidio, también es claro que no podrá ir con ella a Estados Unidos, a donde será enviado en extradición en los próximos meses.