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¿Una tragedia que se repite? En 1976 ocurrió un letal derrumbe en Pereira en la misma zona de este martes

Esta es la historia del derrumbe que anticipó el desastre que ya deja cerca de 16 muertos y millonarias pérdidas. ¿Qué se hizo para evitar un nuevo caso?

9 de febrero de 2022
La tragedia del 6 de octubre de 1976 anticipó el nuevo desastre natural en Risaralda.
La tragedia del 6 de octubre de 1976 anticipó el nuevo desastre natural en Risaralda. | Foto: Fotos Antiguas de Pereira, Twitter

En horas de la mañana de este martes se presentó un derrumbe en Pereira, capital del departamento de Risaralda, y el municipio Dosquebradas. En el barrio La Esneda y sobre la Avenida del Río, se evidenció el desprendimiento de una parte de la montaña sobre residencias y negocios aledaños. Hasta el momento, se reportan cerca de 16 muertos y 34 heridos, algunos en grave estado de salud.

Las imágenes son dramáticas. El daño material y las pérdidas humanas ponen los ojos del país sobre el desastre natural. A esta hora se siguen rescatando personas sepultadas entre los escombros y buscando desaparecidos.

Los equipos de socorro trabajan a toda velocidad para ayudar a los damnificados, prestar atención a los heridos y dar asilo a quienes perdieron sus hogares. Sin embargo, no se habla de cómo se pudo evitar este hecho que enluta al país.

Lo cierto es que no es la primera vez que ocurre un caso similar. El 5 de octubre de 1976, la misma montaña mostró sus riesgos en un deslizamiento trágico que dejó un poco más de 70 víctimas mortales.

La tragedia del 5 de octubre de 1976

Los hechos ocurrieron a las 11:30 de la noche en el barrio Risaralda, en el norte de Pereira y que colinda con el municipio de Dosquebradas con la división del río Otún. No es el mismo barrio en el que ocurrió el desastre de 2022, pero sí es la misma zona y la misma montaña.

Según un trabajo académico de Natalia Bermúdez, de la Universidad Tecnológica de Pereira, se evidenció una falla en el talud de 150 metros de largo y 50 de ancho. Esto produjo un deslizamiento de 15.000 metros cúbicos de tierra, que también rompió un canal de conducción de la central hidroeléctrica de Dosquebradas.

El poder del derrumbe, entre la fuerte corriente de agua, lodo y piedra, sepultó 17 viviendas. Según el reporte de la Policía de Risaralda, en su momento se registraron 63 muertos, 31 heridos, 4 desaparecidos y 48 familias damnificadas. En dinero de ese tiempo, los daños ascendieron a los 5 millones de pesos.

Mecanismos de socorro atienden la tragedia en Pereira.
Mecanismos de socorro atienden la tragedia en Pereira. | Foto: Semana

Con todos los daños registrados, según el estudio, hasta diciembre de 1977 se pudieron restablecer actividades de producción de energía eléctrica. Por otro lado, a las cerca de 20 familias sin vivienda se les adjudicaron residencias por parte del Instituto de Crédito Territorial y el Comité Departamental de Cafeteros. A pesar de retirados, siguen ahí en zona húmeda y propensa para inundaciones.

Bermúdez argumenta también que los asentamientos y la reconstrucción en cercanía al río Otún tampoco fueron los adecuados. Después del desastre, se consolidaron 25 barrios nuevos en el tramo urbano de la cuenca, de los cuales 10 cuentan con viviendas en zonas de riesgo, según la Oficina para la Atención y Prevención de Desastres.

Igualmente, las casas que no sufrieron por el desastre de 1976 no fueron reubicadas, a pesar del latente riesgo de un nuevo deslizamiento. De esa forma, la comunidad se tuvo que someter a seis nuevos desastres naturales en la zona, los cuales generaron graves afectaciones a la comunidad. Hasta la fecha, el barrio sigue creciendo y acoge a cada vez más familias.

Los antecedentes de La Esneda

En el barrio La Esneda de Dosquebradas, en un sector aledaño y con un riesgo muy similar, ocurre el desastre que enluta al país entero. Según los registros disponibles, ahí ocurrieron dos deslizamientos previos que no fueron suficientes para que las autoridades obligaran a las familias a evacuar la zona. Los hechos ocurrieron en noviembre de 1988 y en abril de 1992.

Por ahora, los esfuerzos son por el bienestar inmediato de los habitantes de La Esneda y de las comunidades próximas a la Avenida del Río. Sin embargo, si se quiere evitar desastres se debe actuar sobre el talud y plantear un plan de acción sobre las poblaciones que viven a orillas de la montaña que tantos problemas ha traído a los municipios de Risaralda.