TRANSPORTE

Uber, se cierra el cerco

El fallo de la Unión Europea que obliga a Uber a convertirse en empresa de transporte podría amenazar a otras iniciativas de la economía digital, como Airbnb.

23 de diciembre de 2017

Los taxistas se anotaron un punto en su lucha contra la economía digital. La decisión de la Corte de Justicia de la Unión Europea de considerar a Uber como un servicio de transporte y no como un servicio digital dio aliento en todo el mundo a las fuerzas que se oponen al auge de esta popular aplicación.

En todos los países de la Unión Europea, Uber tendrá que obtener una licencia como cualquier empresa de transporte, negociando en cada jurisdicción las condiciones de su operación. En la práctica, la compañía norteamericana ya venía haciendo tal cosa en varios países europeos, en donde estableció acuerdos en ese sentido para mantenerse con vida, así que no es un escenario nuevo para Uber. Pero la decisión es casi un trofeo internacional para las empresas de taxis que vienen haciendo este reclamo de tiempo atrás.

Uber trató de restarle importancia a la decisión. En un pronunciamiento oficial, la empresa dijo que en la mayoría de países europeos Uber opera conforme a las leyes de transporte, lo que le permitió relanzar sus servicios en Madrid y Berlín, por ejemplo. En Francia y Reino Unido la situación es similar. En cada país las condiciones que los Estados han impuesto a Uber son diferentes. En Finlandia y Estonia hay regulaciones flexibles sobre viajes compartidos, que admiten la operación de Uber y otras apps similares sin mayores problemas, pero hay lugares en donde la situación es diferente.

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Pero la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea podría traer consecuencias más amplias. Los expertos se preguntan si habrá un fallo similar en relación con Airbnb, que es como un Uber para el servicio de alojamientos y que está en la mira de la industria hotelera. Y más allá, la pregunta es si, en general, está amenazada la economía digital y en particular los emprendimientos que se basan en el modelo de la economía colaborativa, esa que permite transacciones directas entre ciudadanos a través de apps, sin intervención de los monopolios tradicionales de un negocio (sean las empresas de transporte, los hoteles o los bancos).

En Colombia, por lo pronto, el fallo europeo no tiene consecuencias, pero anima a los enemigos de Uber, que exigen lo mismo en los tribunales. El viceministro de Transporte, Andrés Chaves, dijo a los medios que el fallo europeo va en la misma línea de la demanda que ese ministerio estableció en contra de Uber. El gobierno colombiano tiene una doble y contradictoria posición en esta materia. El ministro de las TIC, David Luna, se pronunció recientemente ratificando la legalidad de Uber y respaldando la economía digital y la importancia de las apps, en tanto que el ministro de Transporte, Germán Cardona, ratificó su posición en el sentido de que Uber debe ser tratado como una empresa de transporte.

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Por lo pronto, en Colombia la situación sigue como está. Es decir, Uber opera normalmente a la espera de un fallo sobre la demanda de Hugo Ospina, en representación de grupos de taxistas. Una definición oficial del Estado colombiano en relación con el tema será tomada en un comité intersectorial de economía digital coordinado por el Mintic, pero se desconoce la agenda y fecha de dicha determinación. Por supuesto, los intereses en juego, con la presión de las empresas de taxis en medio de una campaña electoral, podrían retrasar una toma de decisión.

Una de las razones por las que el tribunal adoptó la decisión tiene que ver con la protección de los derechos laborales de los conductores del sistema Uber (seguridad social, vacaciones, etcétera). Muchos señalan que en Colombia las empresas de taxis tampoco ofrecen esas garantías a los conductores, quienes trabajan en condiciones de informalidad, sin salario mínimo ni prestaciones sociales, así que el argumento en juego en nuestro país es exclusivamente el del licenciamiento y la tributación.

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