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| Foto: Archivo particular

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Universidad del Atlántico comienza una nueva era

Con la elección del licenciado en biología química Carlos Prasca Muñoz como rector finalizó un enredado proceso en la universidad pública con mayor población estudiantil de la costa. La interinidad duró 33 meses.

29 de junio de 2017

La Universidad del Atlántico puede estar saliendo de uno de los peores limbos de su historia. El pasado 22 de junio, después de más de 33 meses de interinidad, por fin hubo humo blanco y fue designado como rector Carlos Prasca Muñoz. Su designación estuvo marcada por interminables resistencias internas, oposiciones, división al interior del Consejo Superior, impugnaciones de las calidades de los miembros y una demanda ante el Consejo de Estado que finalmente no prospero. Este recurso, presentado por un profesor de la facultad de derecho, pretendía que los candidatos a rectoría propuestos por los demás estamentos se sometieran a consulta. 

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En el Consejo Superior tienen asiento un delegado del Presidente de la República, el Ministerio de Educación -con ministra barranquillera-, el gobernador, quien la preside, los exrectores, el representante de los profesores, un representante de los egresados, quien postuló al profesor Prasca; un delegado de los estudiantes, otro de los directores académicos y un delegado del Comité Intergremial del Atlántico.

Se trató de una elección compleja y larga: duró treinta y tres meses. Los tres candidatos dividían las intenciones de voto. Quien contaba con las mayorías inicialmente, era el profesor Rafael Castillo, quien había ganado la consulta de los estudiantes realizada el 26 de mayo de 2014 obteniendo 4.829 votos de un total de 6.253. Los otros candidatos eran Carlos Prasca, postulado por Leyton Barrios, delegado de los egresados y el tercer candidato Salim Mattar, propuesto por Antonio Vallejo, el delegado de los exrectores.

El Consejo Superior estaba fraccionado, los que un día votaban por Prasca, al día siguiente lo hacían por Mattar. Quien tenía más cohesión de sus votantes era el profesor y exrector encargado  Rafael Castillo, por quien siempre votaron el delegado de los profesores, el de los estudiantes y a veces un tercer voto.

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La elección comenzó siendo gobernador José Antonio Sejebre y concluyó en la administración  de Eduardo Verano. Pero ante cuatro intentos fallidos, tuvo que venir la ministra barranquillera Yaneth Giha Tovar y apersonarse de la situación para poner fin a una interinidad que se había convertido en la regla.

Como se dijo, la elección fue interrumpida por una demanda ante la jurisdicción contenciosa desde 2014, que finalmente fue resuelta a comienzos de este año. Pero desde febrero hubo cuatro intentos por elegir rector. En la penúltima, la cuarta, se excluyó al delegado del Comité Intergremial, a quien no permitieron participar en la elección, pero las votaciones no alcanzaban la cifra de cinco votos necesarios para tener la mayoría. Prasca logró cuatro en varias rondas, Castillo se mantenía en tres y Mattar seguía vivo con el votó de quien lo postuló.

Ante la persistencia del empate los miembros del Consejo Superior buscaron al delegado de los gremios, el abogado Cesar Lorduy, para que con su voto apoyara la iniciación de un nuevo proceso con otros candidatos, pero fracasaron porque la apuesta del Comité Intergremial era: “o votamos por rector o no votamos lo demás”. Por eso las votaciones o terminaban con votos insuficientes (4 por Prasca, tres por Castillo y 1 voto por Mattar), hasta derivar en la quinta ronda realizada el pasado jueves 22 de junio en la sala de juntas de la gobernación de Atlántico.

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Cuando la suerte estaba echada para que la elección fracasara porque se mantenía la exclusión del delegado del comité intergremial, la tarde del miércoles un fallo de tutela lo restituyó. De esta manera el Consejo Superior volvía a tener los 9 delegados y la posibilidad de que se rompiera el empate.

La reunión comenzó tensa, con intervenciones que buscaban aplazar la inminencia de la elección, pero la ministra Janeth Yiha -después de escuchar todas las posiciones- pidió que se iniciara la votación, que finalmente terminó en la elección de Prasca por quien votaron la ministra Yiha; el gobernador Verano; la viceministra de educación como delegada del presidente; Leyton Barrios, delegado de los egresados; y Cesar Lorduy, delegado del Comité Intregremial.

Los retos del nuevo rector

Los principales retos del rector de la Universidad del Atlántico es sacar a la universidad de la ley de quiebras o ley 550 en la que lleva casi dos décadas, cuando a comienzos de 2001 un grupo de funcionarios administrativos de la universidad, abogados y miembros de la rama judicial, montaron un carrusel de demandas al que denominaron el ‘cartel del embargo’. Este consistía en fabricar derechos que después eran fallados por un grupo de jueces en connivencia con los miembros del estamento universitario logrando fallos que llegaron a la suma de 30.000 mil millones de pesos.

La Universidad del Atlántico tiene 24.000 estudiantes, un presupuesto que ronda los 400 mil millones de pesos, cerca de 36 programas universitarios, la mayoría de los cuales están  descertificados. El claustro tiene una demanda creciente de nuevas ofertas educativas en una ciudad y una región que reclama un estamento universitario que comience a dar soluciones a problemas ambientales, ofertas portuarias y la producción de alimentos.

Pero es una universidad que sigue enfrascada en pugnas internas por el poder entre una vieja clase contestaría cómplice de los liberales que los atraían con fórmulas clientelistas para mantener el poder y los nuevos partidos nutridos con viejos militantes de las mismas prácticas que han tenido a la universidad convertida en un inagotable fortín de clientelas de izquierda, liberales y hasta conservadores.

El nuevo rector tiene una larga tradición como educador, fue rector del Instituto Técnico de Soledad, es egresado de la universidad, tiene una maestría en administración de la educación, fue secretario departamental de educación. Por delante, Prasca tiene a una universidad que necesita certificar la mayoría de sus programas, adelantar el proceso para nombrar a seis decanos en propiedad porque los que ejercen están en calidad encargados. Otro reto que le queda al nuevo rector es acreditar los procesos académicos, porque hasta ahora los directivos de la universidad sólo se han preocupado por la elección del rector, por los procesos judiciales y por el manejo del presupuesto. Ya es hora, dicen estudiantes, que la universidad comience a centrar sus objetivos en el mejoramiento académico y la inversión en nuevos laboratorios, infraestructura educativa y ampliación de programas académicos con nuevas ofertas que llamen la atención de estudiantes que sólo escuchan hablar de las profesiones clásicas.

Carlos Prasca, el nuevo rector, tiene desafíos enormes, pero quizá el más importante es evitar que la universidad vuelva a caer en la interinidad.