INVESTIGACIÓN
La universidad que terminó por ‘alimentar’ una cadena de restaurantes
Semana.com revela historias de exempleados de la U. San Martín y de restaurantes de la familia Alvear, quienes fueron ‘tumbados’.
Gustavo Mejía murió en julio pasado. Un cáncer sumado a la desazón por el incumplimiento del pago de sus prestaciones sociales y su liquidación por parte de los dueños de la Universidad San Martín, institución en la que trabajó 17 años, terminaron con su vida. Según las cuentas que llevaba, le debían cerca de 115 millones de pesos.
Ahora, su esposa Luisa recorre los pasillos del Ministerio de Trabajo y busca con afán a los abogados para que Mariano Alvear y su hijo Martín, propietarios del claustro, paguen su deuda. “Él manejaba el comedor privado del dueño de la universidad, donde atendía a sus invitados. Después lo mandaron a trabajar a uno de los restaurantes, en el norte de Bogotá. Él murió trabajando para ellos y ni siquiera la seguridad social le pagaron”, dice la mujer.
Esta es una de las tantas historias que hoy afloran justo cuando el gobierno y la Fiscalía tomaron drásticas medidas ante los incumplimientos de los propietarios de la universidad para ponerse al día con decenas de empleados.
Hacia ambos Alvear se dirigen hoy todas las miradas. Docentes y estudiantes de la alma mater, especialmente en la sede de Barranquilla, se sienten estafados. Falta de pago a los profesores, cierre de algunas facultades y hasta el no pago de los servicios públicos, son los problemas que enfrenta la sede costeña.
Pero con las historias de la universidad se conocieron otras, igual de dramáticas, a propósito de los negocios de esa familia. Desde muchos años atrás los Alvear lograron poner en funcionamiento una empresa dirigida a la excelencia en el mercado de alimentos -carne y pollo- que comenzaron a distribuir en grandes superficies bajo el nombre Qualité.
“La marca Qualité se sustenta sobre tres pilares fundamentales: alta calidad, precios accesibles y funcionalidad. Esto es el resultado de un riguroso proceso que va desde la genética y nutrición de los animales hasta el sacrificio, maduración y comercialización de los distintos cortes de carne”. Así se presentaba esta empresa ante los medios.
Con esta idea vino la apertura del reconocido restaurante Burger Market, que en Bogotá abrió varias sedes. Y con esa apertura, también llegaron historias de incumplimientos, deudas, y declaraciones de la forma extraña como los Alvear manejaban el dinero.
Semana.com habló con varias personas que hoy han interpuesto demandas contra estas empresas. La mayoría pidió el anonimato por miedo a las represalias. “A mí me quedaron debiendo cerca de 500 millones -dijo uno de los extrabajadores-. Me descontaban la seguridad social, pero cuando iba a un servicio de salud debía las cuotas”, dijo uno de ellos.
Otro exservidor aseguró que en sus restaurantes todos sabían que el dinero con el que se montó el negocio provenía de la universidad. “Y así como allá quedaban mal con algunos docentes y empleados con los sueldos y prestaciones, también quedaban mal con los empleados en los restaurantes”.
Los Alvear, oriundos de Córdoba, han estado rodeados de lujo y dinero. Y muchos de quienes se atrevieron a hablar reconocen en ellos, especialmente en Mariano, el fundador de la universidad, una doble personalidad. Por una parte, se mostraba altruista y se exhibía en la ayuda a los necesitados.
“Los fines de semana el viejo (como le decían) llenaba camiones de comida y se las llevaba a los pobres”, dijo otro exempleado. Pero añade que mientras se mostraban como buenos seres humanos por el otro lado castigaban con el no pago de sus obligaciones.
Otra exempleada contó que a ella le quedaron debiendo cerca de nueve millones de pesos en sueldos y prestaciones. “Nunca me pagaron salud, pensión entre otras. Y cuando reclamaba, los demás compañeros contaban que su situación era la misma”, dice.
La misma fuente asegura que mientras quedaban mal por un lado, los Alvear no escatimaban en contratar mujeres bellas, estilo modelos de pasarela, traídas de otras ciudades del país para que sirvieran como gerentes de las distintas marcas. “Hasta extranjeras con porte de reinas de bellezas servían en estas empresas”, dijo otro quien añadió que Martín, el hijo, se paseaba orgulloso con ellas.
Demandas en curso
Pero más allá de las anécdotas sobre los empleados lo cierto es que estas denuncias están sustentadas en decenas de demandas que han inundado los despachos judiciales. Tanto que la Fiscalía tomó la decisión este miércoles de imputarle cargos, por fraude a resolución judicial, al representante legal de la universidad, José Ricardo Caballero Calderón. La razón: incumplir lo ordenado por jueces laborales; pagar acreencias laborales de muchos de sus empleados. La universidad ha hecho caso omiso y alegó no contar con recursos.
Semana.com contactó a varios abogados quienes han demandado a los Alvear en representación de exempleados. “Mariano Alvear es una persona que se ha enriquecido a costa de las necesidades de los demás. Explotó a los trabajadores. No conozco una persona que se refiera a él como una persona correcta”, dijo uno de los abogados.
Aseguró que adelanta procesos en contra de las empresas de los Alvear por los incumplimientos de las obligaciones laborales. “No les pagaban salud o seguridad social a los empleados y cuando las pagaba lo hacía muy por debajo de los sueldos. Allí les prometían cosas que jamás les cumplían a los servidores. En ocasiones pagaban en bonos o en efectivo a los empleados para calmarlos. En otros momentos pagaban con cheques de estudiantes que cancelaban sus matrículas y con esto evadían las cargas prestacionales y hasta los impuestos”, dijo el jurista.
Uno de los casos contra los Alvear llegó a la Corte Suprema de Justicia, después de diez años, por una demanda derivada de incumplimientos de obligaciones laborales. “Cuando se ha querido cobrar, la Fundación San Martín se ha declarado insolvente y no hay a quien cobrarle. La deuda asciende a 1.000 millones de pesos. Tampoco hay cómo cobrarlos. Los casos son demasiados. Los Alvear han tumbado a la gente en todos los niveles”, dijo el abogado, quien desde hace más de diez años ha interpuesto decenas de demandas contra esta fundación.
La moraleja de esta historia, dice una de las víctimas, es que no es nada bueno mezclar con el mismo dinero una universidad y un negocio de restaurantes. La Fiscalía ahora tiene la palabra. Semana.com intentó comunicarse con Martín Alvear, para que explicara las denuncias contra las empresas de su familia, pero no respondió ni a las llamadas ni a los mensajes dejados en su celular.